Sin duda el texto más curioso incluido
en este cuaderno es el del propio Stendhal titulado Los privilegios. Fue
escrito un par de años antes de la muerte del autor (1840) pero permaneció
olvidado hasta 1961. Se trata de una lista de 23 dones o prerrogativas que
Henri Beyle solicitaba al god en que no creía, dando a la imaginación la
posibilidad rogatoria de la fe ausente. Eran de variados registros: eróticos,
analgésicos, económicos, referidos a la celeridad del transporte, a los
sentimientos ajenos (transformar el odio en simpatía, la indiferencia en
afecto), a veces fantásticos (poder convertirse en un animal preferido cuatro
veces al año) y otras perturbadores (poder matar a 10 seres humanos al año,
pero a ninguno con el que haya hablado). Lo más simpático son esas limitaciones
que los acotan, porque como buen racionalista Stendhal teme al deseo desbocado.
De algunos ya gozamos todos, gracias a la Viagra o la aviación comercial…
Les aconsejo que los lean y luego se
pregunten: ¿qué privilegios secretos le pediría yo a god? No olviden que
estamos en tiempo de recortes…
¿Y usted qué
pediría?, Fernando Savater
Traducción de
Arturo Carrera
Tomo tercero de las obras completas de Stendhal (Marie-Henrie Beyle, 1783-1842) editado por La Pleiade, de París. Extraído del Diario de Poesía, número 42, correspondiente a la edición de invierno de 1997
Abril es el mes
más cruel, incluso para Stendhal, que todavía no había leído -ni nunca tuvo que
leer- a Eliot. Estaba perdidamente enamorado de la misteriosa Earline y creyó
perderla. Su salud parecía más frágil: "Tuve fuertes migrañas",
escribió esa primavera italiana; "¿Vale la pena vivir?", exageró. Siendo francés, elevó por
escrito su plegaria a un dios inglés: God.... (por ese entonces también corregía La
cartuja de Parma, seguía su Lamiel, iniciaba Don Pardo).
Creía haber
perdido su amor, guiado por la lógica nacional despreciable de lo cotidiano, e
incluso por una ética de las aspiraciones banales, escribe estos privilegios a los que, en
apariencia, sólo podría aspirar el novelista. Sin embargo, "no bien
comprendemos que no poseemos nada, empieza la poesía", nos advierte John
Cage. Y a ese juego de privilegiado parece llevarnos toda carencia.
A.C.
Artículo 1
Jamás un dolor serio, hasta la vejez muy avanzada: y aún entonces, ningún dolor, sino muerte, por apoplejía, en la cama
durante el sueño sin ningún
dolor moral o físico. No más de tres días de indisposición en un año. El
corpus y sus secreciones, siempre inodoras.
Artículo 2
Ninguno podrá suponer ni darse cuenta de los siguientes milagros.
Artículo 3
La mentula (1)
como el dedo índice, por la dureza y el movimiento: éste a voluntad. El largo
dos pulgadas más que el dedo gordo del pie y del mismo grosor. Pero el placer
de la mentula sólo dos veces por semana. Veinte veces por año, el privilegiado podrá
transformarse en el ser que más le guste, con tal que exista. Cien veces
al año, durante veinticuatro horas, será dueño de la lengua que elija.
Artículo 4
Milagro.
Apretando el anillo que tenga en el dedo y mirando a una mujer, el privilegiado la hará enamorar
de él apasionadamente, como pensamos que Eloísa lo estuvo de Abelardo.
Si el anillo se lo humedece con un poco de saliva, la mujer mirada se volverá
solamente una amiga tierna
y devota. Los sentimientos inspirados en virtud de los privilegios
precedentes cederán si mirando a una mujer se quita el anillo del dedo. El odio se transformará en
benevolencia mirando al ser odioso y frotando el anillo en el dedo.
Estos milagros
no tendrán lugar más que cuatro veces al año para el amor-pasión, ocho veces
para la amistad, veinte veces para la anulación del odio y cincuenta veces para
la inspiración de una simple benevolencia.
Artículo 5
Hermosos cabellos, dientes excelentes, bella piel sin
ninguna raspadura. Olor suave y ligero. El 1º de
febrero y el 1º de junio de cada año la ropa del privilegiado toma la misma
apariencia de la tercera vez que fue usada.
Artículo 6
Milagros. A los
ojos de todos aquellos que no me conocen, el privilegiado tendrá el aspecto del
general Debelle (2), muerto en Santo Domingo, pero ninguna imperfección. Jugará perfectamente al
whist, al ecarté, al billar, al ajedrez, pero no podrá nunca ganar más de cien francos; tirará con
pistola, montará a caballo, tendrá mucha habilidad en el manejo de las armas.
Artículo 7
Milagro. Cuatro
veces al año podrá transformarse en el animal que quiera, y retransformarse
después en un hombre.
Cuatro veces al año podrá transformarse en el hombre que quiera; y más,
podrá concentrar su propia vida en la del animal que, en caso de muerte o de
impedimento del hombre Nº1 en el que se ha transformado, podrá volverlo a la
forma natural del ser privilegiado. Así el privilegiado podrá cuatro veces al año y por un
tiempo ilimitado cada vez ocupar contemporáneamente dos cuerpos.
Artículo 8
Cuando nuestro
privilegiado lleve con él o en el dedo, durante dos minutos, un anillo que haya
tenido un momento en la boca, se volverá invulnerable por el tiempo que él haya designado. Diez veces
por año tendrá una vista de águila y podrá correr cinco leguas en una hora.
Artículo 9
Todos los días,
a las dos de la mañana, el privilegiado hallará un napoleón de oro, más el equivalente de
cuarenta francos en moneda corriente de plata del país donde se encuentre.
La sumas que le hubiesen robado las hallará a la noche siguiente, a las dos de
la mañana, en una mesa frente a él. Los asesinos que buscaren golpearlo o envenenarlo sufrirán un
ataque de cólera agudo durante ocho días. El privilegiado podrá abreviar estos
dolores pronunciando estas palabras: "Ruego que cesen los sufrimientos de
tal, o sean cambiados por tal dolor, más leve". Los ladrones serán
golpeados por un ataque de cólera agudo, durante dos días, en el momento en que
se dispongan a cometer el robo.
Artículo 10
Durante la caza, ocho veces al
año, una banderita indicará al privilegiado, a una legua de distancia, la pieza
existente y su exacta posición. Un instante antes de que el animal escape, la
banderita se iluminará; claro está que la banderita será visible sólo para el
privilegiado.
Artículo 11
Una banderita
similar indicará al privilegiado las estatuas escondidas bajo tierra, bajo agua o en los muros; indicará
también de qué estatuas se trata, la época y su autor y el precio que se
podrá obtener luego de efectuar el descubrimiento. El privilegiado podrá
transformar estas estatuas en una bola de plomo de un cuarto de onza de peso.
Este milagro de la banderita y de la transformación sucesiva, en bola o en
estatua, no tendrá lugar más de ocho veces al año.
Artículo 12
El animal que el privilegiado monte o que tire del
vehículo que lo transporta no se enfermará ni caerá jamás. El privilegiado podrá unirse a este animal de manera de poder inspirarle sus voluntades y
compartir sus sensaciones. Así, montando un caballo, el privilegiado se
confundirá con él y le inspirará sus voluntades. El animal unido al
privilegiado de ese modo, tendrá una fibra y una fuerza triples respecto a las
que posea en su estado normal.
El privilegiado
transformado en mosca, por ejemplo, y montado en un águila, será todo uno con
el águila.
Artículo 13
El privilegiado
no podrá robar, si
lo intentase, su organismo rechazaría la acción. Podrá matar a diez seres humanos al año; pero a ninguno
a quien le hubiera hablado. El primer año podrá matar a un individuo,
siempre que no le haya dirigido la palabra en más de dos ocasiones.
Artículo 14
Aunque el privilegiado quisiera contar o revelar
alguno de los artículos de su privilegio, su boca no podrá articular ningún
sonido y le dolerán los dientes por veinticuatro horas.
Artículo 15
Si, con un
anillo en el dedo, el privilegiado dijese: "Ruego que los insectos nocivos sean
destruidos", todos los insectos, en un radio de seis metros del
anillo, caerían muertos. Tales insectos son pulgas, chinches, piojos de toda
especie, ladillas, mosquitos, moscas, ratas, etc., etc.
Las serpientes, víboras, leones, tigres, lobos y demás
animales venenosos huirán, empavorecidos, y se alejarán una legua.
Artículo 16
En cualquier
parte, el privilegiado, después de haber dicho: "Ruego por mi alimento", hallará: dos
libras de pan, un bife a punto, una pierna de cordero idem, una botella de
Saint-Julien, una jarra de agua, una fruta, un helado y media taza de café.
Esta plegaria será escuchada dos veces en las veinticuatro horas.
Artículo 17
Diez veces al
año, si lo pidiera, el privilegiado no fallará ni con un tiro de fusil, ni de pistola, ni de un arma
cualquiera, al objeto que hubiera querido alcanzar.
Diez veces al
año tendrá doble fuerza en
el uso de las armas respecto de aquel con quien se batiera o probara sus
fuerzas; pero no podrá herir de muerte, ni causar dolor o disgusto, durante más
de cien horas.
Artículo 18
Si quiere, diez
veces al año, el privilegiado podrá hacer
disminuir las tres cuartas partes del dolor a un individuo; o, si el mismo
estuviera al borde de la muerte, podrá prolongarle la vida diez días más,
disminuyéndole en tres cuartas partes el dolor del momento. Podrá, si quiere,
obtener, para este individuo sufriente, la muerte inmediata y sin dolor.
Poder disminuir o interrumpir el dolor creo que es el
deseo que yo pediría. Físico y psíquico [sensorial y emocional]. El dolor es
una señal de alarma y tiene su función pero ¿y el sufrimiento?
Artículo 19
El privilegiado
podrá transformar un perro
en una mujer, bella o fea; esta mujer le ofrecerá el brazo y tendrá la
intensidad espiritual de Mme. Ancilla (3) y el corazón de Mélanie (4).
El privilegiado
podrá transformar un perro
en un hombre que tendrá el aspecto de Pépin de Belliste (5) y la
inteligencia de [...] (el médico judío) (6).
Artículo 20
El privilegiado
nunca será más desdichado de lo que fue desde el primero de agosto de 1839
hasta el primero de abril de 1840.
Doscientas
veces al año el privilegiado podrá reducir su sueño a dos horas,
que producirán el efecto
físico de ocho. Tendrá la vista de un lince y la ligereza de
Debureau (7).
Artículo 21
Veinte veces al
año, el privilegiado podrá adivinar el pensamiento de todas las personas que estén a su
alrededor, a veinte pasos de distancia.
Ciento veinte
veces al año, podrá ver lo que hace en ese instante la persona que él quiera; a excepción total de la
persona que más ama. Y a una excepción también de las acciones sucias y
disgustantes.
No he deseado poder leer el pensamiento pero sí he
querido muchas veces que alguien pudiese leer el mío para que tuviese
constancia de mi sinceridad. Algunas veces he sentido que una declaración no
era suficiente.
También he deseado que alguien pudiese ver con mis
ojos.
He deseado ver lo que un ser querido estaba haciendo
en un momento determinado pero pensando que yo estaría muerta, que ya no podría
ejercer ninguna influencia sobre lo que estaba viendo. Sólo ser un testigo
mudo.
Igualmente, he deseado con mucha fuerza que algunas
personas que han fallecido pudieran estar conmigo en un momento determinado.
Sin ir más lejos, cuando me puse de parto de mi primera hija. Deseaba y pensaba
que ojalá ellas estuvieran conmigo. Estaba sola en nuestra habitación pero no
me sentía sola. Le hablaba a mi hija –que iba a nacer y me sentía acompañada.
Artículo 22
El privilegiado
no podrá ganar más dinero que sus sesenta francos diarios, por medio de los
privilegios arriba enunciados. Ciento cincuenta veces al año, podrá obtener, si
lo pide, que una
determinada persona olvide totalmente su existencia.
Artículo 23
Diez veces al
año el privilegiado podrá ser
transportado al lugar que elija, a una velocidad de cien leguas por
hora; durante el viaje dormirá.
Una vez anoté en un listado de la compra, en un post-it que teníamos en el frigorífico: Autoestima.
Una vez anoté en un listado de la compra, en un post-it que teníamos en el frigorífico: Autoestima.
Otros que se me ocurren sin pensar mucho:
Perder el miedo a conducir
Ser más constante y disciplinada
Moderación
Notas
(1) Pene, en
latín en el texto.
(2) Jean Joseph
Françoise Debelle (1767 - 1802), general que comandó la expedición francesa a
Santo Domingo, considerado "el hombre más bello de Francia".
(3) Marguerite
Louise Virginie Ancelot Chardon (1792 - 1875), escritora y animadora de un
salón parisino que Stendhal frecuentaba.
(4) Mélanie
Guilbert, actriz con quien Stendhal tuvo una significativa relación
sentimental.
(5) Luis Pépin
de Belliste (1788 - 1823), amigo de Stendhal, con el que convivió en París.
(6) Posible
alusión a David Ferdinand Koreff (1783 - 1851), amigo de Stendhal.
(7) Jean
Baptiste Gaspard Deburau, famoso mimo francés.
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