Contrario a la ortodoxia religiosa
Creo que todas las grandes religiones del mundo —el budismo, el hinduismo, el cristianismo, el islam y el comunismo— son a la vez mentirosas y dañinas. Es evidente, como materia de lógica que, ya que están en desacuerdo, sólo una de ellas puede ser verdadera. Con muy pocas excepciones, la religión que un hombre acepta es la de la comunidad en que vive, lo cual hace obvio que la influencia del medio es la que le ha llevado a aceptar la religión en cuestión.
La influencia del medio no te lleva a ser creyente. ¿Por qué no a ser ateo?
Hay uno de estos argumentos que no es puramente lógico. Me refiero al argumento del designio. Sin embargo, este argumento fue destruido por Darwin; y, de todas maneras, sólo podría ser lógicamente respetable mediante el abandono de la omnipotencia de Dios.
No sé a qué argumento se refiere. Debería aclararlo.
hay algo raro en las valuaciones éticas de los que creen que una deidad omnipotente, omnisciente y benévola, después de preparar el terreno mediante muchos millones de años de nebulosa sin vida, puede considerarse adecuadamente recompensado por la aparición final de Hitler, Stalin y la bomba H.
¿En base a qué considera que Dios o los creyentes se sienten “adecuadamente recompensados”? ¿por qué quiere hacer recaer sobre ellos “la sospecha”? ¿por qué mezcla la política con la fe? ¿si Dios permite el mal, es malo?
La cuestión de la verdad de una religión es una cosa, pero la cuestión de su utilidad es otra. Yo estoy tan firmemente convencido de que las religiones hacen daño, como lo estoy de que no son reales.
Las religiones son reales. De lo que se puede dudar no es de su existencia sino de sus creencias y principios. Se puede dudar del origen divino de estos principios que conforman la base de la religión. Principalmente, se puede dudar de la existencia de Dios. Me parece que no es una cuestión voluntaria. No se puede decir: creo en la existencia de Dios porque es útil o no creo en la existencia de Dios porque no sólo es inútil sino dañina. ¿Puede uno creer en Dios y considerar que las religiones son dañinas?
El daño que hace una religión es de dos clases, una dependiente de la clase de creencia que se considera que se le debe dar, y otra dependiente de los dogmas particulares en que se cree. Con respecto a la clase de creencia, se considera virtuoso el tener fe, es decir, tener una convicción que no puede ser debilitada por la prueba en contrario. Ahora bien, si la prueba en contrario ocasiona la duda, se sostiene que la prueba en contrario debe ser suprimida. Mediante tal criterio, en Rusia los niños no pueden oír argumentos en favor del capitalismo, ni en Estados Unidos en favor del comunismo. Esto mantiene intacta la fe de ambos y pronta para una guerra sanguinaria. La convicción de que es importante creer esto o aquello, incluso aunque una investigación libre no apoye la creencia, es común a casi todas las religiones e inspira todos los sistemas de educación estatal. La consecuencia es que las mentes de los jóvenes no se desarrollan y se llenan de hostilidad fanática hacia los que tienen otros fanatismos y, aun mas virulentamente, hacia los contrarios a todos los fanatismos. El hábito de basar las convicciones en la prueba y de darles sólo ese grado de seguridad que la prueba autoriza, si se generalizase, curaría la mayoría de los males que padece el mundo. Pero, en la actualidad, la educación tiende a prevenir el desarrollo de dicho hábito, y los hombres que se niegan a profesar la creencia en algún sistema de dogmas infundados no son considerados idóneos como maestros de la juventud.
Por partes: Se considera virtuoso el tener fe. Correcto. Y no debería ser así. ¿No puede ser virtuoso el ateo? ¿En base a qué?
Mi opinión es que se deben dar a conocer las investigaciones libres que no apoyen la creencia. ¿Las investigaciones que apoyen la creencia no son libres? ¿Está dando a entender que las investigaciones que apoyen la creencia están manipuladas? La ciencia sí está libre de sospecha, la metafísica y la Teología, no. ¿No ha quedado claro que no se puede probar científicamente la existencia de Dios? Por cierto, que tampoco se puede probar su inexistencia. Muy divertido esto de que “el hábito científico” curaría la mayoría de los males que padece el mundo. ¿Los males que padece el mundo son consecuencia de las creencias no fundadas? ¿la ciencia nos pone a salvo de la maldad?
El quid de la cuestión es el siguiente: que los sistemas de educación estatal estén inspirados en la religión. Que la religión [cuestión personal] se entrometa e interfiera en la Educación y otros asuntos de Estado [cuestión social que debiera ser laica para no favorecer ni excluir a creyentes o ateos]. No importa cuál sea tu religión [es un asunto privado, de conciencia] debieras estar en condición de igualdad con tus compatriotas. [Seas alumno o maestro, claro.]
Pero también hay, en la mayoría de las religiones, dogmas éticos específicos que causan daño definido. La condenación católica del control de la natalidad, sí prevaleciese, haría imposible la mitigación de la pobreza y la abolición de la guerra. Las creencias hindúes de que la vaca es sagrada y que es malo que las viudas se vuelvan a casar causan un sufrimiento innecesario. La creencia comunista en la dictadura de una minoría de Verdaderos Creyentes ha producido toda clase de abominaciones. Se nos dice a veces que sólo el fanatismo puede hacer eficaz un grupo social. Creo que esto es totalmente contrario a las lecciones de la historia. Pero, en cualquier caso, sólo los que adoran servilmente el éxito pueden pensar que la eficacia es admirable sin tener en cuenta lo que se hace. Por mi parte, creo que es mejor hacer un bien chico que un mal grande. El mundo que querría ver sería un mundo libre de la virulencia de las hostilidades de grupo y capaz de realizar la felicidad para todos mediante la cooperación, en lugar de mediante la lucha. Querría ver un mundo en el cual la educación tienda a la libertad mental en lugar de a encerrar la mente de la juventud en la rígida armadura del dogma, calculado para protegerla durante toda su vida contra los dardos de la prueba imparcial. El mundo necesita mentes y corazones abiertos, y éstos no pueden derivarse de rígidos sistemas, ya sean viejos o nuevos
¿Imparcialidad de la ciencia? La ciencia no nos salva. Los humanos somos parciales y favorecemos lo que nos interesa. Otra cosa es cómo debiéramos ser.
Hay dogmas éticos que causan daño y otros que lo evitan. Los diez mandamientos son dogmas que evitarían mucho daño si se cumpliesen: No matarás, Amarás a tu prójimo como a ti mismo, Honrarás a tu padre y a tu madre, No hurtarás, No codiciarás los bienes ajenos.
El problema está en considerar que son dogmas y que son incuestionables. Todo el mundo debería cuestionarse si no hay razones para cumplirlos o para dejar de hacerlo. Dejando a un lado la cuestión de si tienen origen divino o humano [la razón o la sinrazón].
Interesante cuestión: El fanatismo es lo que hace eficaz un grupo social.
Esta es la cuestión que se plantea en La ola.
¿Quién puede pensar que la eficacia [pongamos ciencia] es admirable sin tener en cuenta lo que hace? Ahora pongamos [religión]. ¿Quién puede pensar que su religión [pongamos Dios] es admirable sin tener en cuenta lo que hace? Ahora pongamos [el ser humano].
¿Quién puede pensar que el ser humano es admirable sin tener en cuenta lo que hace?
El ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. La ciencia puede aplicarse para hacer lo bueno y lo malo. La religión [que es humana] contiene principios admirables y detestables. Creamos o no que tienen origen divino, ¿no deberíamos someterlos al dictamen de nuestra conciencia? . ¿Lo que nos mueve a actuar es la fe [que se nos impone] o nuestra conciencia [moral autónoma]? Pregunto: ¿Las normas son válidas y legítimas porque son eficaces? ¿Son válidas y legítimas porque son mayoritarias?
Yo no entiendo por cristiano la persona que trata de vivir decentemente, de acuerdo con sus luces. Creo que debe tenerse una cierta cantidad de creencia definida antes de tener el derecho de llamarse cristiano. La palabra no tiene ahora un significado tan completo como en los tiempos de San Agustín y Santo Tomás de Aquino. En aquellos días, si un hombre decía que era cristiano, se sabía lo que quería dar a entender. Se aceptaba una colección completa de credos promulgados con gran precisión, y se creía cada sílaba de esos credos con todas las fuerzas de las convicciones de uno
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Creer y aceptar son cosas distintas. El creyente cree en Dios y acepta sus principios. Tiene libertad para cumplirlos o no de acuerdo a su fe y/o a su razón.
Hay personas que tratan de vivir virtuosamente y decentemente y no son cristianos. Puede que ni siquiera profesen una religión. Ser buena persona no depende de las creencias de uno, depende de sus acciones.
hay dos cosas diferentes completamente esenciales a todo el que se llame cristiano. La primera es de naturaleza dogmática; a saber, que hay que creer en Dios y en la inmortalidad. Si no se cree en esas dos cosas, no creo que uno pueda llamarse propiamente cristiano. Luego, más aún, como el nombre implica, hay que tener alguna clase de creencia acerca de Cristo. Los mahometanos, por ejemplo, también creen en Dios y en la inmortalidad, pero no se llaman cristianos. Creo que hay que tener, aunque sea en una proporción mínima, la creencia de que Cristo era, si no divino, al menos el mejor y el más sabio de los hombres. Si no se cree eso acerca de Cristo, no creo que se tenga el derecho de llamarse cristiano. Claro está que hay otro sentido que se encuentra en el Whitakers Almanack y en los libros de geografía, donde se dice que la población del mundo está dividida en cristianos, mahometanos, budistas, fetichistas, etc.; y en ese sentido, todos nosotros somos cristianos. Los libros de geografía nos incluyen a todos, pero en un sentido puramente geográfico, que supongo podemos pasar por alto. Por lo tanto, entiendo que cuando yo digo que no soy cristiano, tengo que decir dos cosas diferentes; primera, por qué no creo en Dios ni en la inmortalidad; y segunda, por qué no creo que Cristo fuera el mejor y el más sabio de los hombres, aunque le concedo un grado muy alto de virtud moral. De no haber sido por los triunfantes esfuerzos de los incrédulos del pasado, yo no haría una definición tan elástica del cristianismo. Como dije antes, en los tiempos pasados, tenían un sentido mucho más completo. Por ejemplo, comprendía la creencia en el infierno. La creencia en el fuego eterno era esencial de la fe cristiana hasta hace muy poco. En este país, como es sabido, dejó de ser esencial mediante una decisión del Consejo Privado […]decisión disintieron el Arzobispo de Canterbury, y el Arzobispo de York; pero, en este país, nuestra religión se establece por Ley del Parlamento y, por lo tanto, el Consejo Privado pudo imponerse a ellos, y el infierno ya no fue necesario al cristiano. Por consiguiente no insistiré en que el cristiano tenga que creer en el infierno.
Las creencias de cada uno son absolutamente respetables. Pero las acciones ¡ay, amigo!. Las acciones no son cosa privada. Las acciones están reguladas por distintos códigos de conducta [hay códigos de carácter religioso y códigos de carácter social [las leyes]. El cumplimiento de los códigos de carácter religioso es un asunto privado [el Estado no debería interferir ni favorecer a los individuos que acepten cumplirlo] pero el Estado debe garantizar el cumplimiento de las leyes [independientemente de si son contrarias o no a otros códigos].
Ser cristiano no es una cuestión geográfica.
Para los cristianos, Cristo fue un hombre y es el hijo de Dios.
No hay que creer. En la afirmación de la fe no debiera haber imposición. El cristiano cree o no cree en Dios y en el origen divino de los principios morales. La cuestión de la creencia no es voluntaria. Uno no decide creer en Dios o dejar de hacerlo. ¿Para ser cristiano uno tiene que haberse bautizado o basta con creer? ¿Es cristiano el que se ha bautizado pero, en la práctica, es agnóstico o ateo? ¿Tiene que apostatar para dejar de ser considerado cristiano?
¿La cuestión geográfica es determinante? ¿Se puede ser budista habiendo nacido en una comunidad católica?
Por otro lado, uno puede decidir aceptar las normas y vivir de acuerdo con los principios morales sin ser creyente o siendo agnóstico.
¿La Iglesia excluye al que no cumple los preceptos?. ¿Cuáles son las razones para excomulgar a alguien? Ir en contra de sus preceptos. ¿A quién considera enemigos? ¿Quiénes son una amenaza? El que duda no es directamente expulsado. La amenaza son los disidentes, los que profesan otra religión, los que niegan la fe, los que socavan sus privilegios [derechos sin obligaciones].
Me resulta chocante que el Parlamento decida si existe o no el infierno. ¿Por qué debiera el Parlamento inmiscuirse en tales asuntos?
Se me ha ocurrido una sesión parlamentaria donde se decida si creemos o no en la inmortalidad del alma. Si acaso es eficaz o útil o bueno o conveniente que creamos que existe una vida después de ésta. Que nuestros políticos lo decidan. Sería hilarante. –Yo creo que existen otros mundos, pero están en éste. Y ¿en qué consiste esa inmortalidad? Que nos explicaran qué pasa después de que hayamos muerto. Transmigración de las almas, ¿o qué?
la Iglesia Católica ha declarado dogma que la existencia de Dios puede ser probada mediante la razón sin ayuda. Este es un dogma algo curioso, pero es uno de sus dogmas. Tenían que introducirlo porque, en un tiempo, los librepensadores adoptaron la costumbre de decir que había tales y cuales argumentos que la razón podía esgrimir contra la existencia de Dios, pero que, claro está, ellos sabían, como cuestión de fe, que Dios existía. Los argumentos y las razones fueron expuestos con gran detalle y la Iglesia Católica comprendió que había que ponerles coto.
Hay argumentos a favor y en contra de la existencia de Dios. No parece que pueda probarse ni lo uno ni lo otro.
El argumento de la Primera Causa.
Si todo tiene que tener alguna causa, entonces Dios debe tener una causa. Si puede haber algo sin causa, igual puede ser el mundo que Dios, por lo cual no hay validez en ese argumento. Es exactamente de la misma naturaleza que la opinión hindú de que el mundo descansaba sobre un elefante, y el elefante sobre una tortuga; y, cuando le dijeron:«¿Y la tortuga?», el indio dijo: «¿Y si cambiásemos de tema?» El argumento no es real-mente mejor que ése. No hay razón por la cual el mundo no pudo haber nacido sin causa; tampoco, por el contrario, hay razón de que hubiera existido siempre. No hay razón para suponer que el mundo haya tenido un comienzo. La idea de que las cosas tienen que tener un principio se debe realmente a la pobreza de nuestra imaginación.
Curioso que hable de los límites de la imaginación. ¿Y los límites de la razón?
El argumento de la Ley Natural
Luego hay un argumento muy común derivado de la ley natural. Fue un argumento favorito durante el siglo XVIII, especialmente bajo la influencia de Sir Isaac Newton y su cosmogonía. La gente observó los planetas que giraban en torno del sol, de acuerdo con la ley de gravitación, y pensó que Dios había dado un mandato a aquellos planetas para que se moviesen así y que lo hacían por aquella razón. Aquella era, claro está, una explicación sencilla y conveniente que evitaba el buscar nuevas explicaciones de la ley de la gravitación en la forma un poco más complicada que Einstein ha introducido.
ya no se trata de la ley natural del sistema newtoniano, donde, por alguna razón que nadie podía comprender, la naturaleza actuaba de modo uniforme. Ahora sabemos que muchas cosas que considerábamos como leyes naturales son realmente convencionalismos humanos.
las leyes que se formulan no son más que promedios estadísticos producto del azar.
Hay promedios estadísticos que emergen de las leyes del azar; y esto hace que la idea de la ley natural sea mucho menos impresionante de lo que era anteriormente. Y aparte de eso, que representa el momentáneo estado de la ciencia que puede cambiar mañana, la idea de que las leyes naturales implican un legislador se debe a la confusión entre las leyes naturales y las humanas. Las leyes humanas son preceptos que le mandan a uno proceder de una manera determinada, preceptos que pueden obedecerse o no; pero las leyes naturales son una descripción de cómo ocurren realmente las cosas y, como son una mera descripción, no se puede argüir que tiene que haber alguien que les dijo que actuasen así, porque, si arguyéramos tal cosa, nos veríamos enfrentados con la pregunta «¿Por qué Dios hizo esas leyes naturales y no otras?»
Distingue el plano del ser del plano del deber.
No sabemos nada de Dios. Ni siquiera podemos probar su existencia. ¿Para qué enfangarnos en la discusión de si actúa conforme a la razón o caprichosamente?
Si Dios está sometido o no a la Razón. ¿Quién fue primero, la gallina o el huevo?
Si se dice, como hacen muchos teólogos ortodoxos, que, en todas las leyes divinas, hay una razón de que sean ésas y no otras —la razón, claro está, de crear el mejor universo posible, aunque al mirarlo uno no lo pensaría así—; si hubo alguna razón de las leyes que dio Dios, entonces el mismo Dios estaría sometido a la ley y, por lo tanto, no hay ninguna ventaja en presentar a Dios como un intermediario. Realmente, se tiene una ley exterior y anterior a los edictos divinos y Dios no nos sirve porque no es el último que dicta la ley.
Para que Dios sea primero, tiene que actuar caprichosamente, no conforme a la razón.
Se me ocurre por ejemplo, ¿Y si Dios funda la razón? ¿Y si el capricho divino coincide con la razón? Me acuerdo, por ejemplo, de la teoría propuesta por Spinoza.
El argumento del plan [argumento teleológico]
El paso siguiente nos lleva al argumento del plan. Todos conocen el argumento del plan: todo en el mundo está hecho para que podamos vivir en él, y si el mundo variase un poco, no podríamos vivir. Ese es el argumento del plan.
desde Darwin, entendemos mucho mejor por qué las criaturas vivas se adaptan al medio. No es que el medio fuera adecuado para ellas, sino que ellas se hicieron adecuadas al medio, y ésa es la base de la adaptación. No hay en ello ningún indicio de plan. Cuando se examina el argumento del plan, es asombroso que la gente pueda creer que este mundo, con todas las cosas que hay en él, con todos sus defectos, fuera lo mejor que la omnipotencia y la omnisciencia han logrado producir en millones de años.
Además, si se aceptan las leyes ordinarias de la ciencia, hay que suponer que la vida humana y la vida en general de este planeta desaparecerán a su debido tiempo: es una fase de la decadencia del sistema solar; en una cierta fase de decadencia se tienen las condiciones y la temperatura adecuadas al protoplasma, y durante un corto período hay vida en la vida del sistema solar. La luna es el ejemplo de lo que le va a pasar a la tierra; se va a convertir en algo muerto, frío y sin vida. Me dicen que este criterio es deprimente, y que si la gente lo creyese no tendría ánimo para seguir viviendo. Eso es una tontería. Nadie se preocupa por lo que va a ocurrir dentro de millones de años. Aunque crean que se están preocupando por ello, en realidad se engañan a sí mismos. Se preocupan por cosas mucho más mundanas aunque sólo sea una mala digestión; pero nadie es realmente desdichado al pensar lo que le va a ocurrir a este mundo dentro de millones de años. Por lo tanto, aunque es una triste opinión el suponer que va a desaparecer la vida —al menos, se puede pensar así, aunque, a veces, cuando contemplo las cosas que hace la gente con su vida, es casi un consuelo—, no es lo bastante para hacer la vida miserable. Sólo hace que la atención se vuelva hacia otras cosas.
Me parece interesante lo que dice en un sentido emocional. Uno prefiere pensar que el mundo [la vida tal y como la conocemos] no va a desaparecer. Uno prefiere pensar que hay una justicia reparadora que trasciende la falta de justicia que conocemos. Si fuese una cuestión voluntaria, ¿no sería fácil decidirse?
Uno prefiere pensar que no muere del todo, que algo queda, que existe una razón, un sentido. Pero una cosa es lo que prefiere y otra lo que cree. ¿O es que creemos lo que preferimos?
Los argumentos morales de la existencia de Dios
Saben, claro está, que antiguamente solía haber tres argumentos intelectuales de la existencia de Dios, los cuales fueron suprimidos por Kant en la Crítica de la Razón Pura; pero no bien había terminado con estos argumentos cuando encontró otro nuevo, un argumento moral, que le convenció. Era como mucha gente: en las materias intelectuales era escéptico, pero en las morales creía implícitamente en las máximas que su madre le había enseñado. Eso ilustra lo que los psicoanalistas ponen tanto de relieve: la fuerza inmensamente mayor que tienen en nosotros las asociaciones primitivas sobre las posteriores. Kant, como dije, inventó un nuevo argumento moral de la existencia de Dios, el cual en diversas formas fue extremadamente popular durante el siglo XIX. Tiene toda clase de formas. Una de ellas es decir que no habría bien ni mal si Dios no existiera. Por el momento no me importa el que haya o no una diferencia entre el bien o el mal: esa es otra cuestión. Lo que me importa es que, si se está plenamente convencido de que hay una diferencia entre el bien y el mal entonces uno se encuentra en esta situación: ¿esa diferencia se debe o no al mandato de Dios? Si se debe al mandato de Dios, entonces para Dios no hay diferencia entre el bien y el mal, y ya no tiene significado la afirmación de que Dios es bueno. Si se dice, como hacen los teólogos, que Dios es bueno, entonces hay que decir que el bien y el mal deben tener un significado independiente del mandato de Dios, porque los mandatos de Dios son buenos y no malos independientemente del mero hecho de que Él los hiciera. Si se dice eso, entonces hay que decir que el bien y el mal no se hicieron por Dios, sino que son en esencia lógicamente anteriores a Dios. Se puede, claro está, si se quiere, decir que hubo una deidad superior que dio órdenes al Dios que hizo este mundo, o, para seguir el criterio de algunos gnósticos —un criterio que yo he considerado muy plausible—, que, en realidad, el mundo que conocemos fue hecho por el demonio en un momento en que Dios no estaba mirando. Hay mucho que decir en cuanto a esto, y no pienso refutarlo.
Me parece que uno no puede acabar despachando así la Ética formal kantiana.
Por otro lado, la cuestión de physis o nomos [naturaleza o convención] se discute desde los orígenes de la Filosofía. Me parece osado no entrar en ello.
El argumento del remedio de la injusticia
Luego hay otra forma muy curiosa de argumento moral que es la siguiente: se dice que la existencia de Dios es necesaria para traer la justicia al mundo. En la parte del universo que conocemos hay gran injusticia, y con frecuencia sufre el bueno, prospera el malo, y apenas se sabe qué es lo más enojoso de todo esto; pero si se va a tener justicia en el universo en general, hay que suponer una vida futura para compensar la vida de la tierra. Por lo tanto, dicen que tiene que haber un Dios, y que tiene que haber un cielo y un infierno con el fin de que a la larga haya justicia. Ese es un argumento muy curioso. Si se mira el asunto desde un punto de vista científico, se diría: «Después de todo, yo sólo conozco este mundo. No conozco el resto del universo, pero, basándome en probabilidades, puedo decir que este mundo es un buen ejemplo, y que si hay injusticia aquí, lo probable es que también haya injusticia en otra parte». Supongamos que se tiene un cajón de naranjas, y al abrirlas la capa superior resulta mala; uno no dice: «Las de abajo estarán buenas en compensación.» Se diría: «Probablemente todas son malas; y eso es realmente lo que una persona científica diría del universo. Diría así: «En este mundo hay gran cantidad de injusticia y esto es una razón para suponer que la justicia no rige el mundo; y en este caso proporciona argumentos morales contra la deidad, no en su favor.» Claro que yo sé que la clase de argumentos intelectuales de que he hablado no son realmente los que mueven a la gente. Lo que realmente hace que la gente crea en Dios no son los argumentos intelectuales. La mayoría de la gente cree en Dios porque les han enseñado a creer desde su infancia, y esa es la razón principal. Luego, creo que la razón más poderosa e inmediata después de ésta es el deseo de seguridad, la sensación de que hay un hermano mayor que cuidará de uno. Esto desempeña un papel muy profundo en provocar el deseo de la gente de creer en Dios.
Calcular que hay pocas probabilidades de que haya justicia en otro mundo ¿no es ir demasiado lejos? Me molesta que se aventure a suponer lo que “una persona científica diría”. ¿Acaso un científico no puede ser creyente? ¿Es incompatible la actitud científica con la religión? No tiene en cuenta los límites de la razón y la investigación científica.
Hay cosas que no se pueden explicar. Que no encontremos explicación no significa que no la tenga. Que no la tenga, que no haya un sentido, no significa que Dios no exista.
No podemos hablar de lo que escapa a nuestra razón. Como diría Wittgenstein, “de lo que no podamos hablar, mejor es callar”.
Pueden enseñarte a creer en Dios pero hay algo que no se aprende. Como niño, aunque no te hablen de Dios, te interrogas por las cosas y concluyes que hay razones que no puedes explicar. Cuando alcanzas la mayoría de edad te cuestionas todo lo que has aprendido.
También te enseñan o debieran enseñarte a pensar por ti mismo, a tener un espíritu crítico, a cuestionarte todas las normas recibidas en la sociedad a la que perteneces y también las de la comunidad religiosa en la que has crecido.
Nadie puede imponerte que creas en Dios pero tampoco pueden imponerte que seas ateo.
¿No es eso un atentado contra la conciencia y libertad individuales?
Creo que, al menos, deberíamos respetar las creencias ajenas.
Por qué no soy cristiano, Bertrand Russell
Que alguien tenga que dar cuenta de lo que no es tiene su misterio. Porque, como ya digo, uno no elige ser creyente o ateo. No es como apuntarse a una cofradía o afiliarse a un partido político. Lo entendería mucho mejor si expusiera las razones para creer en lo que cree [el progreso, la ciencia, qué se yo].
Me imagino un libro titulado Por qué no soy español o por qué no soy Don Quijote o por qué no soy Bertrand Russell
¿Esas cuestiones dependen de uno?
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