martes, 6 de agosto de 2013

Ni aunque lo tuviera delante de las narices

-¿Cómo iba Lillian a reconocer un cuello de zorro plateado ni aunque lo tuviera delante de las narices?




Fragmentos comentados de Corrie; Mi vida querida (Dear Life), Alice Munro
Traducción de Eugenia Vázquez-Nacarino
No te recomiendo que sigas leyendo si no has leído antes el relato completo
Corrie, Alice Munro [The New Yorker, 4 de octubre de 2010]
No es bueno que todo el dinero se concentre en una sola familia, como pasa en este pueblo –dijo el señor Carlton. Para una chica como mi hija Corrie sin ir más lejos. Para ella, por ejemplo. No es bueno. No hay nadie a la altura.



Excelente comienzo. La principal desventaja del privilegio de ser rico. Presupone que todos los que pretendan casarse con su hija lo harán por interés. ¿A qué altura se refiere, económica o moral?. Lo interesante es por qué realiza esta declaración delante de su invitado y de su propia hija.
Howard Ritchie y, aunque fuera solo unos años mayor que ella, ya tenía esposa e hijos pequeños, como el padre había averiguado inmediatamente.


Al señor Carlton no se le escapa nada. De no haber estado casado, ¿no lo habría llevado a su casa? ¿La declaración es una advertencia, un presentimiento? Una manera de decirle: “No soy tan tonto como crees”. Al mismo tiempo, es una manera de expresar lo que siente por su hija
[Corrie] No era una mujer blanda.
Howard Ritchie imaginó que pasaba mucho tiempo jugando al golf y al tenis. A pesar de que parecía deslenguada, intuyó que en el fondo tenía una mentalidad convencional.
[Howard Ritchie ] Se encargaba de restaurar el campanario de la iglesia anglicana del pueblo
[El señor Carlton] Pertenecía a la iglesia metodista y era metodista hasta los tuétanos […] pero no se podía consentir que una iglesia tan magnífica se viniera abajo. Inútil esperar que los anglicanos pusieran remedio: eran protestantes irlandeses de baja estofa […] No tenían los cuartos, desde luego.



Paralelismo entre la iglesia y su hija Corrie.
A mediados de los años cincuenta
Señorita rica consentida. Qué pocos modales. [La impresión que causa en Howard]
De buenas a primeras la chica le preguntó qué pensaba del primer ministro de Saskatchewan, Tommy Douglas.
Howard dijo que su mujer lo apoyaba. En realidad, a su mujer le parecía que Douglas no era lo bastante progresista.


Chocante que dé la opinión de su mujer y no la suya propia. Da a entender o quiere dar a entender que él es más conservador que su esposa. ¿Hay alguna intención en eso aparte de dejar patente que él y su esposa no están de acuerdo en todo?
Howard confirmó lo que hasta entonces no sabía con certeza. Era coja de una pierna.
-Ahora hemos de ver la puesta de sol […]
La chica señaló una vieja silla de cocina, […] y le ordenó que se sentara allí.

Parece que es ella quien dirija la situación. ¿Él no la está poniendo a prueba?
-Me voy a Egipto la semana que viene. […] ¿Crees que será divertido?
-Yo tengo que ganarme la vida.
Seguro que acabaría entre las zarpas de un cazafortunas, o de un egipcio, o a saber.
Parecía audaz y pueril al mismo tiempo. Al principio quizá un hombre se sintiera fascinado por ella, pero acabaría por cansarse de su descaro, su aire de suficiencia, si eso es lo que era.
También había dinero, por supuesto, y de eso hay hombres que no se cansan nunca.



¿Coincide con la declaración inicial del señor Carlton? Una joven incauta que pronto será víctima de interesados. La candidez. 

-No menciones lo de mi pierna delante de papá


Obediente y sumisa. No se rebela ante la declaración del padre. No muestra disgusto ni enfado.
Howard se había preguntado cómo reaccionaría en la cama al ver el pie, pero en cierto modo se le antojó más atractivo, más único, que el resto de ella.

¿Le pareció una chica corriente sin ningún atractivo especial? ¿del todo previsible? ¿sin esconder ninguna maldad?
Había consentido todo lo que el profesor de piano quiso porque le daba pena la gente que deseaba algo con tanta desesperación.


Cree que está ofendiendo a Howard pero está haciendo toda una declaración de principios.
-¿Los demás también deberían comportarse así contigo: Sentir pena y seguirte el juego y aceptar tus caprichos? ¿Dónde queda la máxima “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”?
[Howard] Se había criado en un ambiente religioso a ultranza y todavía creía en Dios, hasta cierto punto. A su mujer se lo ocultaba, porque con lo progresista que era lo habría tomado a broma.

¿Qué significa “creer en Dios hasta cierto punto”? Es una expresión cómica. Crees o no. Tampoco es una cuestión donde interviene la voluntad ni tiene que ver con el progresismo.
Uno termina por confundir a la Iglesia con Dios y a la fe con la afiliación a un partido político.
Ella, en cambio, nunca había tenido tiempo para Dios, porque con su padre apenas daba abasto

Estupenda frase. Me recordó: Yo creía que mi padre era Dios.
Aquí viene el nudo del relato
¿Por qué se casó Howard con su mujer? ¿Fue un matrimonio por interés?
Howard dice que su mujer se había burlado de las ideas políticas del anfitrión y anfitriona de la velada. Gente a la que no soportaba. Se había puesto el maravilloso abrigo heredado para no ser menos.
¿Y tú, Howard? ¿También te burlaste tú? ¿por qué te escondes detrás de lo que dice o hace tu mujer?

Es una señal de que debemos dejarlo. […] Los viejos cuentos sobre el pecado. El mal.
Corrie les hablaba del respeto de los bienes públicos, y a veces el libro acababa apareciendo en la taquilla de devoluciones de la biblioteca.
Corrie le pidió que se ocupara de los jardines de su casa


A un empleado del Ayuntamiento que se ocupa de cortar el césped en los jardines públicos. Un claro ejemplo de cinismo.
¿Y quién iba a buscarse una amante madura que renqueaba de un pie?
felicitándose por no necesitar estímulos extravagantes. Eso era para la gente casada. [¡!]


Víctima de sus prejuicios
Con el dedo en El gran Gatsby
La iglesia unida y la presbiteriana resistían a duras penas; la iglesia anglicana había cerrado hacía siglos. ¿Era allí adonde había ido a parar todo el mundo?
La pérdida de la fe está ahí mismo, ¿no? Ellos no lo saben, pero lo delatan.


En paralelo la pérdida de la fe y la pérdida de confianza en un amante, la deslealtad

Nunca se había parado a pensar cuánto le pesaba todo aquello, escribió, pero ahora se daba cuenta. […] Era la desazón, el saber que no estaban del todo a salvo.
La cuestión era si Howard habría revisado el buzón para ver si habían retirado el dinero de la última entrega.
Siempre hay una mañana en que uno se da cuenta de que todos los pájaros se han ido.


Excelente, porque sin duda Corrie tenía la cabeza llena de pájaros.
Corrie tiene una certeza. Le ha venido a la mente mientras dormía.
Hay una cavidad en todas partes, sobre todo en su pecho.
Descubre que para exponer la realidad en ese momento hay que rehacerlo todo.

Muy filosófico. Repensar. Suspender el juicio. Epojé

Demasiado tarde para otra cosa. Cuando podría haber sido peor; mucho peor.

Nos propone que imaginemos lo peor que podría haber pasado.
¿La clave está en el Gran Gatsby?
¿Seguir con las apariencias fingiendo que no sabe nada, que nunca ha dudado?
Corrie; Mi vida querida, Alice Munro
Traducción de Eugenia Vázquez-Nacarino

Este relato tiene mucho que ver con La corista, de Anton Chejov. Ver el post "El miedo no la dejaba comprender" en este mismo blog. 

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