Exterior e interior. Escaparate y
conciencia.
Asperezas, sátira y melancolía;
la belleza terrible y amarga de las imágenes; cómics americanos y cócteles;
Little Nemo y Dry martini.
La Strada, la canción de la calle. 1954

Posguerra italiana.
Gelsomina di Constanzo es vendida a un forastero por tan sólo diez mil liras.
Gelsomina, de por sí tan
extraña, tan próxima a los terrenos de la idiotez. O es que confundimos bondad con idiotez. Es curioso lo que hacemos con el lenguaje. A las buenas personas les llamamos tontos. ¿Por qué tiene tan mala prensa la bondad? ¿Por qué es tan sospechosa?
La segunda hija que se
vende al mismo forastero. La anterior ha muerto en circunstancias oscuras, sin
más explicaciones. Su madre no parece querer saber lo que ocurrió.
Zampanó tiene un acento
extraño, distinto al de los italianos comunes. Zampanó es un tipo sin pasado,
que consigue su sustento diario representando el papel de “hombre fuerte”,
capaz de romper cadenas con sólo la expansión del pecho en su miserable circo
ambulante. No parece nunca estar interesado en razonar sobre ningún tema y su
sentido de la ética se basa sobre todo en la amoralidad. Es mujeriego y violento.
Presentación de “Il
matto”. Es un saltimbanqui joven, equilibrista superdotado, y se le ve
arrojando una risa muy peculiar en todo momento. Tiene además, una debilidad
que será su perdición: no puede dejar de burlarse de Zampanó cada vez que lo
ve, socavando con ello, si bien involuntariamente, la autoridad tradicional que
suele pertenecer a quien se vale del poderío físico. Trata de que Gelsomina
escape de su amo y busque su destino, por más ínfimo que parezca, y le da
ánimos cuando ella decide permanecer con Zampanó confiando en que el amor lo
hará cambiar tarde o temprano.
Huída. El Loco debe huir
de Zampanó, quien daría lo que fuera por propinarle una buena paliza.
Encuentro casual. A pesar
de su aire amistoso, en su rostro se refleja una sutil inquietud, pues sabe que
por fin ha sido atrapado.
Exceso en el castigo. Se
sorprende angustiosamente cuando se da cuenta de que lo ha matado. Entonces, hace
parecer que la muerte de El Loco fue producto de un accidente: arroja el
cadáver junto con el coche a la orilla de un riachuelo en medio de una
inexplicable escena bucólica.
Ruptura de la inocencia.
Gelsomina se deja arrastrar por la locura. Zampanó decide abandonarla a su
suerte, olvidarse de ella.
El tiempo pasa. Zampanó ha
envejecido y aún sigue ejerciendo su conocido número circense. No hay indicios
de grandes cambios en su vida, salvo las canas y un visible fastidio; sin
embargo, por casualidad se entera del destino final de Gelsomina.
Final de Gelsomina: Murió
sola en la playa mientras tocaba con la trompeta aquella maravillosa sintonía
de Nino Rota que “Il matto” le enseñara a tocar en una ocasión. Eso basta para
desmoronarse al fin, basta para sacar, a lo mejor por vez primera, todo el
cúmulo de emociones reprimidas, basta para dejarse invadir por el desamparo,
para conseguir, acaso demasiado tarde, alguna esperanza de redención, todo eso
mientras yace arrodillado en la arena de una playa desierta.
¿Qué tienen en común
Gelsomina y Zampanó? ¿Por qué Gelsomina no lo abandona y él sí? Ambos son seres
errantes, solitarios y desvalidos que tienen dificultad para encajar en el
mundo. Lo que les diferencia es su manera de enfrentarse al mundo:
él es resentido, orgulloso, presuntuoso, agresivo, irascible, pícaro y
bravucón. Ella, mucho más joven, es tímida, buena, inocente, ingenua, generosa
y pacífica, pese a que su vida está marcada por la violencia. Él es coraza y ella desnudez.
Las Hurdes. Tierra sin pan

No la he visto, pero me he informado sobre
ella.
Con esta película Buñuel da un giro a su
obra, alejándose del surrealismo ortodoxo para acercarse a propuestas más
sociales y al comunismo.
El surrealismo, que no en vano, era un
movimiento de rebeldía contra la sociedad burguesa en todos sus aspectos y que
tenía como arma principal el escándalo. Buena parte de estos objetivos se
cumplen en esta cinta de Buñuel, pues consiguió escandalizar a los gobernantes
e intelectuales de su tiempo y con ello obtuvo una repercusión que permitió
difundir el mensaje social y de denuncia que tenía este documental.
En este documental se realiza un recorrido
por la comarca y los habitantes de Las Hurdes. La película refleja la situación
tercermundista en que se encontraban algunas zonas de España. Es polémica la
legitimidad de la cinta como documental antropológico, pues Buñuel, además de
rodar los habitantes y las costumbres de esta comarca extremeña, construyó en
ocasiones (como muestran fotos fijas del rodaje que se conservan) escenas a la
medida de sus necesidades. Puede observarse, en este sentido, que la cabra
despeñada fue abatida por una escopeta cuyo humo se observa en la fotografía.
Asimismo, el burro comido por las abejas, tiene las patas atadas, y coincide
con uno de los motivos más obsesivos para el cineasta, el del carnuz, que ya
aparecía en el ambiente de la Residencia
de Estudiantes, y se
puede documentar en varios cuadros de Dalí de esa época y en los burros podridos
encima de los pianos de Un perro andaluz. Algunos documentalistas,
como Pío Caro Baroja le han reprochado esta manipulación de la
realidad y el daño ocasionado a los hurdanos, protagonistas de una exhibición
truculenta. Empero, hay que pensar en si hay algún documental que no seleccione
y manipule en mayor o menor medida la realidad objetiva en dirección a los
fines perseguidos, que en este caso (no lo olvidemos) eran denunciar ante las
autoridades una situación de atraso a la que había que poner remedio, en la
línea de los valores comunistas a los que el grupo de André Bretón se había ido acercando en la década de los
30. Cabe preguntarse si hubiera sido tan efectivo como testimonio social de no
haber procedido a exagerar unas carencias que, lejos de arremeter contra el
pueblo hurdano, ponían en evidencia la dejadez institucional que las habían
permitido.
Carlos Saura la
tuvo como punto de partida para su documental Cuenca,
a raíz del cual declararía en 1958:
En el año 1932, cuando Luis Buñuel realizó Tierra sin pan, pudo nacer una
genuina escuela del documental, entroncada con las raíces más profundas del
temperamento hispánico. Solo se debía seguir el camino que Luis Buñuel nos
dejó, pero nadie lo hizo.
Al estreno del filme, realizado en el Palacio de la Prensa de Madrid, acudió el
doctor Gregorio Marañón, que se indignó por lo
desagradable de la película, y protestó enérgicamente contra ella, opinión que
recibió y compartió el Gobierno de la Segunda República, que
decidió prohibirla por la mala imagen que ella podía ofrecer de España.
En 1937 el filme se estrenó en Francia donde, también a los pocos días de su
proyección, hubo de ser retirada a instancias del gobierno francés y de la
prensa.
Es curioso observar que casi veinte años después ocurrió
algo parecido con la película que retrataba los barrios más deprimidos de Ciudad de México, Los olvidados,
cuyo estreno en México provocó
reacciones violentísimas, y fue solicitada la expulsión de Buñuel por parte de
la prensa, sindicatos y otras asociaciones. Permaneció solo cuatro días en
cartel sin que faltaran intentos de agresión física contra el cineasta, solo
que en esta ocasión, el premio conseguido en el Festival de Cannes, hizo que la película fuera
avalada por el prestigio de este importante certamen, así como por la defensa
que de ella hicieron algunos intelectuales mexicanos, entre los que destacó Octavio Paz.
Dos miradas
diferentes pero complementarias y ambas interesantes.
No quisiera
prescindir de ninguna. Pero si tuviera que elegir, prefiero sugerir a mostrar.
Supongo que por
eso he visto casi todas las películas de Fellini y casi nada de Buñuel.
Prefiero la
seducción del cuerpo que se adivina bajo la ropa a la desnudez, el claroscuro a
la luminosidad, Velázquez a Goya.
Hay algo
descarnado y obsceno en Buñuel. Me ocurre lo mismo al contemplar ciertos
cuadros de Dalí. Hay cierta artificiosidad en ellos que asusta un poco,
provocan miedo.
Puede ser también falta de honestidad, arrogancia, hipocresía, crudeza,
cinismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario