viernes, 29 de junio de 2012

Epidemia del siglo XXI


Los accidentes de circulación son la primera causa de muerte entre los jóvenes de entre 15 y 29 años de edad en España, según se desprende de un estudio elaborado por la ONG Cruz Roja, que además destaca que estos accidentes se han convertido en la "auténtica epidemia del siglo XXI". Además, prevén que para 2020 los accidentes serán la tercera causa de muerte a nivel mundial.

Según los expertos, la imprudencia está presente en más de un 80 por ciento de los accidentes de circulación, lo que significa que si se cambiara el comportamiento a la hora de conducir, 8 de cada 10 accidentes se podrían evitar.

Sucedió que el domingo, Javier, consuegro, muy, muy amigo, salió el domingo a pasear con su moto, y la carretera se lo tragó. Tenía solamente 50 años y solo sabía trabajar para sus hijos.
Paco, del blog de AMM.

Fue un día de fiesta. Se casaba un sobrino de mi abuelo y lo celebraron en el cortijo Torrequemada, donde mi tía abuela María tenía su casa.
La Hacienda de San Ignacio de Torrequemada (1708) perteneció a la provincia de Chile de la Compañía de Jesús. Se ubica cercana a la población de Bollullos de la Mitación, si bien en un enclave que pertenece al término municipal de Gelves.
De la fecha no me acuerdo muy bien pero yo tendría unos nueve años. Mediados de los ochenta. El caso es que bien avanzada la noche, mis padres regresaron a casa con mis hermanos y yo decidí quedarme con mis abuelos. Era algo habitual. Solía quedarme a menudo los fines de semana y cuando teníamos días festivos.
Serían las once de la noche cuando nos despedimos de la familia y subimos al coche del primo Guillermo, otro sobrino de mi abuelo, que además, es prácticamente vecino.
Guillermo es uno de los sobrinos que más unido estaba a mi abuelo porque compartían muchas cosas. La más importante es que los dos habían crecido en el campo, en el mismo paisaje y trabajado la misma tierra desde muy pequeños. Los dos conocían esos cortijos como la palma de su mano. Además, uno y otro son iguales en su trato con los nietos. Guillermo nos adoraba pero basta verle con sus nietos ahora para comprender cuánto se parecen. Subimos al coche los cinco. Guillermo conduciendo y mi abuelo a su lado. Yo iba entre Teo, la mujer de mi primo y mi abuela. De Teo sólo puedo decir cosas buenas. Una señora encantadora, realmente cariñosa.
No recuerdo de quién partió la idea de no salir a la carretera principal que llega hasta el pueblo. Creo que no importa ese detalle. Tomamos el camino del bosque, el atajo del lobo, a lo mejor, para llegar antes. No podíamos ir a mucha velocidad. Imposible pisar el acelerador en un camino que no es ni siquiera camino. Es importante tener en cuenta que nadie se habría atrevido a circular por allí a esa hora. Noche cerrada. Bosque encantado. Ya me entienden.
…Y nos tragó el camino. Quedamos suspendidos en el aire. Las ruedas del vehículo sin asidero. No comprendíamos que había pasado. El vacío en el estómago y una sensación de caída que duró milésimas de segundo pero que dejó el tiempo suspendido. Gritos y muchos deseos de llorar. Lo más alarmante fue la confusión porque no nos explicábamos qué había pasado. Habíamos caído en un enorme agujero en medio de un camino en el que ya había caído otro vehículo, un coche más pequeño, de color rojo.
No podíamos abrir las puertas del coche y éste estaba en equilibrio. Cualquier movimiento en falso dentro del coche nos podría hacer volcar. Primero salió Guillermo, por la ventanilla. Después, mi abuelo. Ambos nos ayudaron a salir a Teo, a mi abuela y a mí, que fui la última en salir. Ellas se lamentaban y a mi me entró una risa nerviosa como quien acaba de bajar de una atracción de la feria, una de esas que te hace descargar adrenalina.
No sufrimos ningún daño. Rasguños, un golpe ligero, nada de lo que preocuparse. 
Tuvimos que atravesar andando, eso sí, a oscuras, el tramo que restaba desde la boca del lobo a nuestra casa. Con la llama de un mechero.
A la mañana siguiente pudimos dar explicación a todo aquello. El propietario de la finca, un vecino del pueblo, estaba cansado de que le robaran las aceitunas. Había sufrido varios robos consecutivos y él sospechaba que se trataba de los mismos ladrones. Para no buscarse mayores problemas, resolvió dar un escarmiento al amigo de lo ajeno. Cavó un agujero tan grande como para que cupiesen dentro dos vehículos: un Land Rover y un utilitario pequeño, como un 127. Supimos que el muchacho que ocupaba el otro coche podría haberse matado, pero sólo se rompió las piernas. Estaba en el hospital. No sabemos si tenía intención o no de robar aceitunas o naranjas. De ese detalle no me acuerdo.
La Guardia Civil estaba bien informada del accidente pero a nadie se le ocurrió señalizar el agujero. No hacía falta. Quién iba a pasar por allí sin verlo. De día parecía el cráter de un volcán. 
Muchas veces me he preguntado qué hubiera pasado si el otro vehículo no hubiese caído primero. Si se lo preguntó el propietario de la finca cuando lo informaron del doble accidente, si se lo preguntó la Guardia Civil.


¿El mundo se acaba cuando te mueres?


¿Cuántos años tendré cuando mi hermana cumpla cien?
¿Qué pasa cuando te mueres?
¿No podré veros más?
¿El mundo se acaba cuando te mueres?
Mi hija quiere viajar a Canadá, a la isla del Príncipe Eduardo, para conocer a Anne Shirley. Le explico que Anne es un personaje de ficción pero que Lucy Maud Montgomery es real, es escritora.
No parece muy convencida.
Para ella, Anne es tan real como Pippi Langstrum y como Chaplin. Sabe que Chaplin está muerto y eso le provoca tristeza. Me requiere a menudo confirmación. ¿Verdad que Chaplin está muerto? Le encanta Tiempos Modernos, El chico y Luces de la ciudad pero no le gusta “ese hombre enfadado que grita tanto” (El gran dictador).
¿Por qué no me dejasteis ver el nacimiento de mi hermana? Yo no quería molestar, sólo quería verlo.
Le explico que en el hospital no está permitida la entrada de niños en la sala de partos.
Le propongo que intentaremos asistir al nacimiento de unos cachorros pero no le convence del todo. No es igual.
Ella ha visto muchos libros de pediatría y del desarrollo del embarazo que hemos leído y consultado su padre y yo. Le encanta detenerse en esas fotos, sobre todo en las que aparece algún médico pero no hay ninguna imagen explícita de la expulsión de un bebé que sacie su curiosidad.
Posee también algunos libros infantiles que le regalamos para que se fuese haciendo a la idea de que iba a convertirse en hermana mayor. Tienen solapas explicativas de cómo se desarrolla un feto e ilustraciones muy conseguidas pero no parecen suficientes.
Cuando yo tenía seis o siete años pude ver un parto en un programa de televisión, en horario infantil, se llamaba 3,2,1 Contacto. No estaba preparada para ver esas imágenes y mucho menos para escuchar el sufrimiento de aquella mamá.
Desde entonces asocié parto con dolor y fue tal la impresión que me causó que me llevé un rato en silencio intentando explicarme lo que había visto, intentando asimilarlo, sentada en el sofá.
Cuando mi madre volvió de la calle no quise contarle lo que había visto. Le pregunté si era posible casarse y no tener un bebé. Hice un repaso mental por todas las parejas que conocía y no encontraba ninguna que no tuviera hijos. Mi madre fue honesta y eso me tranquilizó. También me dijo que una mujer podía tener un hijo sin casarse pero eso me pareció muy extraño, inexplicable. Parece que, ya para entonces, yo tenía claro que deseaba encontrar un compañero con el que compartir mi vida pero pensé que no querría pasar por el dolor de parir un hijo.

La curiosidad de mi hija mayor me hace crecer como madre. No me parece que esta constelación de preguntas merezca cualquier respuesta.
















Viendo con mis hijas un álbum de fotos de unas vacaciones en Holanda:
La pequeña pregunta: -Mamá, ¿yo estaba en casa?
Le contesto: No, aún no habías nacido.
La mayor apunta: Estabas en la barriga de mamá.
La pequeña: ¿Y cómo pude entrar?
[Verano 2014]

miércoles, 27 de junio de 2012

Dead Poets Society


Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida.
Pitágoras

Médicos y maestros. Sanadores de cuerpos y del espíritu. El médico que se hace maestro para curar las ideas que pudren el alma y son causa de enfermedad. Dos profesiones para las que es imprescindible tener vocación.
Yo he tenido buenos y malos profesores, como todo el mundo, pero me acuerdo fundamentalmente de lo bueno que aprendí de los buenos, que casi siempre tuvo poco que ver con el contenido de la asignatura o de los programas de evaluación y más con la manera de entender su profesión, con la forma de enfrentarse a los problemas, con su ejemplo y su mirada al mundo.
Los maestros son como los libros. Todos tienen algo que enseñarte pero el valor de lo que te enseñan varía mucho de uno a otro.
Mi tía Guille, que es maestra, dice que para los buenos profesores los alumnos que presentan alguna dificultad son los realmente valiosos, los que te permiten crecer. Los demás, aprenden solos. Los que han aprendido a mirar ya no requieren ayuda. La satisfacción está en motivar al alumno que se ha dado por vencido, en dirigir con acierto al que está desorientado. Creo que no le falta razón.

María García fue mi tutora en primero y segundo de primaria. Lo que recuerdo de ella es que era una estupenda contadora de historias. Ella y su marido José María se contaban entre los primeros profesores con los que comenzó su andadura el Colegio Aljarafe. María se dio cuenta de que yo me expresaba bien a través de los dibujos, especialmente coloreando. Procuraba fijarse en aquello en lo que destacaba cada niño para animarle a seguir potenciándolo. Era muy cariñosa y atenta.
Rosario García también fue una estupenda tutora. Ella dijo muchas veces en las reuniones de padres que contaba con un grupo muy bueno donde había muchos niños sobresalientes. Yo no me contaba entre ellos pero el tener compañeros así me sirvió de acicate. Rosario comprendió que yo tenía un grupo cerrado de tres amigas y que presentaba dificultades para relacionarme con el resto de la clase. Al finalizar quinto curso, tomó la acertada decisión de separarme de todas ellas. Nunca se lo agradeceré lo bastante.
Mi tutor de sexto se llamaba José Manuel Elena. Sacó las oposiciones en aquella fecha y ahora es profesor en la facultad de Informática.
En séptimo y octavo, mi tutor fue Ramón Guzmán. Se esforzó mucho por enseñarnos el valor de la autonomía como única forma de alcanzar cierta libertad. Nos hablaba del sentido de la responsabilidad, de la importancia de que nos comunicáramos con nuestros padres y les participáramos de nuestras inquietudes y deseos.
Me acuerdo de Paco Vélez, nuestro profesor de Física y Química. Dedicó una clase entera a contarnos disparates físicos que íbamos copiando de la pizarra al cuaderno. Al final de la misma, nos hizo reflexionar sobre lo que habíamos hecho. “Arrancad esas páginas, vamos”. Una situación parecida se describe en el libro de “El club de los poetas muertos” de N. H. Kleinbaum. Me parece mentira.
En primero de BUP tuve una excelente profesora de Lengua, Carmen Casanova. En una de sus primeras clases nos habló de lo que nos jugábamos a partir de ese momento. Nos dijo que cada nota contaba para alcanzar el objetivo de llegar a la Universidad. Teníamos que plantearnos qué queríamos estudiar y qué nota teníamos que alcanzar de media para obtener el acceso a la carrera que hubiésemos elegido. Era una profesora muy disciplinada, ordenada, metódica. Pocos profesores me hablaron tan claro como ella.
En segundo, recuerdo el entusiasmo de Chema, nuestro profesor de Literatura. Llamaba "el justiciero" a su rotulador rojo, con el que corregía los exámenes. Sus clases sobre el Lazarillo, el Quijote o Galdós fueron memorables. Acababa de salir de la facultad y le brillaban los ojos contando aquello de lo que más sabía. Tuvo que marcharse casi a final de curso porque lo llamaron para hacer el servicio militar.
También recuerdo a Magdalena Pons, profesora de Inglés. Nos hacía un pequeño examen nada más entrar en clase, los primeros diez minutos. Quería enseñarnos la importancia del esfuerzo. Todo lo valioso cuesta mucho conseguirlo. Mejor ir dando pequeños pasos en la dirección adecuada que darse la paliza de estudiar dos días antes del ejercicio. He sabido que, una vez jubilada, se dedica a dar clases de Inglés en centros de adultos.
Y la facultad de Filosofía.
No tengo apego por las cosas, ni siquiera por los libros o los discos, pero sí por los lugares en los que he conocido la misteriosa exaltación de lo mejor de mí mismo, la plenitud de mis deseos y de mis afinidades, y lo que quisiera atesorar como un coleccionista avaricioso
Fue un privilegio. Apenas cuarenta compañeros de promoción. Los profesores nos conocían muy bien y el trato era cercano pero respetuoso.
Algunos de mis compañeros eran realmente buenos y habían leído mucho. Yo me sentía un poco pardilla e inmadura si me comparaba con ellos.
Me acuerdo especialmente de Manuel Pavón, nuestro profesor de Filosofía de la Naturaleza. Hacía fácil lo difícil y tenía un extraordinario sentido crítico. Su carácter, sus comentarios, su humor inteligente. Era de estas personas que te adivinan con la mirada. Podía anticiparse y ver más lejos que los demás. Mostraba interés por lo que le pudieras contar y eso hacía que muchos alumnos fueran a pedirle consejo. Atraía como un imán porque el trato humano era para él lo más importante. Me hablaba de sus proyectos y de la importancia que tenían para él los años dedicados a la investigación. Su curiosidad era enorme.
Se quejaba del precio que había tenido que pagar por su vivienda pero no parecía lamentarse de su situación personal. Entereza y coraje.
Cuando me he encontrado con antiguos compañeros, todos le destacan. La razón de ello es que era una persona con carisma, muy entregado a su trabajo y, sobre todo, de un trato muy humano, por encima del habitual profesor-alumno. Escuchaba muy bien y orientaba mejor aún. Quizá no fuese el que más sabía de lo suyo pero sí el más sabio. Espero se entienda esto último que quiero decir.
Sin desmerecer a algunos otros que también fueron buenos.



martes, 26 de junio de 2012

Efecto Mariposa


En nuestro oficio, había dicho una vez Olvido la palabra arte siempre suena a mixtificación y a paños calientes. Mejor seamos amorales que inmorales. ¿No te parece?

Y fue así como el asombrado pintor de batallas, muy atento a cuanto escuchaba, se afirmó en la certeza de la red oculta que atrapaba al mundo y sus acontecimientos, donde nada de cuanto ocurría era inocente y sin consecuencias


He seguido dándole vueltas al cortometraje de Buñuel Las Hurdes, Tierra sin pan.
Las personas que aparecen en la película no son actores interpretando un papel. Tienen nombre y una vida real, de verdad.
Aunque el fin sea legítimo y encomiable:  consiguió escandalizar a los gobernantes e intelectuales de su tiempo y con ello obtuvo una repercusión que permitió difundir el mensaje social y de denuncia que tenía este documental producido por el intelectual anarquista Ramón Acín; no justifica los medios.
No se me escapa la diferencia entre el caso concreto y extremo de Ivo Markovic y el de los vecinos de Las Hurdes pero me ha parecido que están en la misma línea. En ambos casos se utiliza a seres humanos como medio para un fin.
Repito que no he visto la película pero he leído reseñas y críticas del documental en la red:
Son más que conocidas las simulaciones de la cabra abatida por un disparo, de la falsa dentadura de la niña, del burro embadurnado de miel, de los temblores palúdicos avivados por el aguardiente, de las niñas mojando unos mendrugos de pan en un sucio arroyo por miedo a que sus padres se los roben.
Algunas secuencias están escenificadas. Particularmente crueles son dos que involucran a una cabra y a un burro.
En un efecto casi sarcástico suena todo el tiempo la 4ª de Brahms, el romántico paisajista de la Alemania boscosa y abundante.
En el empeño de mostrar con bronca poesía desoladora lo oculto, una región apartada y terrible de lo real, su lado crudo y tenebroso, lleno de muerte y pesadilla, Buñuel no se apartó de la búsqueda surrealista tanto como podría parecer.
El surrealismo no es sólo una vaca saliendo por la puerta de una casa (aunque no falta).
A este respecto, la película hace referencia a problemas reales que asolaban la zona: La dificultad para conseguir pan, la ausencia en la ingesta de carne (paliada por alguna cabra despeñada o la matanza de algún cerdo), el paludismo o la disentería provocadas por la ingesta de agua contaminada y bayas verdes respectivamente, la abundancia de enfermos de bocio y cretinos (pobrísima ingesta de yodo), la promiscuidad exagerada y la muerte a edades tempranas. Problemas endémicos de una región con una situación geográfica particular y que se reproducían también en otras zonas. Con este material, es difícil creer que el director necesitase de más florituras para lanzar un grito de socorro a la zona.
Sin embargo, el autor no se dedica a denunciar con imágenes, sino que pone en tela de juicio la actitud de la población local, hecho que le granjeó una lógica enemistad y repulsa de ciudadanos e intelectuales de la talla de Gregorio Marañón. En el documental, los hurdenses son tratados como salvajes (los cretinos que se matan unos a otros), paletos (los habitantes que al intentar curarse una herida se la infectan), egoístas (los niños que encuentran pan y no lo comparten con los padres, no vaya a ser que se lo quiten), borrachos (los albercanos ebrios tras la fiesta del pueblo)...
Además, Buñuel utiliza metáforas de la muerte (calaveras, gallos, buitres) para potenciar unas imágenes ya de por sí desoladoras. Por no hablar de las conocidas escenas trucadas: La cabra despeñada que en realidad es abatida a tiros, el plano de la boca inflamada de una niña que en realidad es el de una anciana, el entierro de los cadáveres que es simulado, el niño muerto que no lo está, el hombre aquejado de paludismo acrecentado por la ingesta de aguardiente...
Y para terminar, un texto en el que se prevé la victoria del Frente Popular en las elecciones y se habla de la ayuda de los antifascistas para derrocar a Franco.
Como curiosidad, La Alberca formaba parte de Las Batuecas, región limítrofe a Las Hurdes y no parte de ella como en el film se sugiere.

La película le hará un flaco favor a la región. Tras la Guerra Civil, Franco creará un plan para la reforestación de la zona con grandes extensiones de pinares. Esto ayudará a paliar la hambruna y la emigración, pero destruirá la economía local basada en el pastoreo y la apicultura. Posteriores planes fracasarán, unido a grandes incendios que asolarán la zona. Hasta 1988 esto continuará así. La asociación local y el auge del agroturismo posterior contribuirán a mejorar las condiciones de la zona.

El reconocimiento

Su conocimiento de aquel rostro se basaba casi exclusivamente en la observación de la fotografía que había tomado un día de otoño en Vukovar, antigua Yugoslavia, cuando las tropas croatas, batidas por la artillería y las embarcaciones serbias que bombardeaban desde el Danubio, se mantenían a duras penas en el estrecho perímetro defensivo de la ciudad cercada. El combate era muy intenso en los suburbios, y en el camino de Petrovci, Faulques y Olvido Ferrara se cruzaron con los supervivientes de una unidad croata que se replegaba, derrotada, después de luchar con armas ligeras contra los blindados enemigos. Caminaban dispersos, al límite de sus fuerzas, vestidos con una variopinta mezcla de prendas militares y ropa civil. Eran campesinos, funcionarios, estudiantes movilizados para el recién formado ejército nacional croata: rostros cubiertos de sudor, bocas abiertas, ojos extraviados de fatiga, armas que colgaban de sus correas o eran arrastradas por el suelo.

La foto se publicó cuatro semanas después, coincidiendo con la caída de Vukovar y el exterminio de todos sus defensores, y aquella imagen se convirtió en un símbolo de la guerra. O, como concluyó el jurado profesional que la premió con el prestigioso Europa Focus de aquel año, en el símbolo de todos los soldados de todas las guerras.

Olvido no hizo ninguna foto –casi nunca fotografiaba personas, sino cosas-.

Antecedentes 

Supo entonces de una joven familia en un pequeño pueblo de la que en otro tiempo se llamaba Yugoslavia: marido mecánico agrícola, esposa dedicada a la casa y a cultivar el huerto familiar, hijo de poca edad. También supo, de nuevo, lo que ya sabía: que la política, la religión, los viejos odios, la estupidez unida a la incultura y a la infame condición humana, arrasaron aquel lugar con una guerra que enfrentó a parientes, amigos y vecinos. Masacrados por los nazis y sus aliados croatas durante la Segunda Guerra Mundial, esta vez los serbios tomaron la delantera, resumida en dos palabras: limpieza étnica. El de los Markovic era uno de los matrimonios mixtos fomentados por la política integradora del mariscal Tito; pero el viejo mariscal estaba muerto y las cosas habían cambiado. El marido era croata; la mujer, serbia. La partición los separó. Cuando bandas de milicianos chetniks empezaron a asesinar a sus vecinos, la esposa y el hijo tuvieron suerte: vivían en zona de mayoría serbia, y allí se quedaron mientras el marido, fugitivo, era enrolado en la milicia nacional croata.

Después de la publicación 

Después, entre paliza y paliza, un guardián lo reconoció. Era el de la foto famosa. El héroe de Vukovar. El rostro de los separatistas croatas. _Fue torturado durante seis meses. Como un animal. Luego, por alguna extraña razón, o casualidad, lo dejaron seguir vivo. Trasladado a un campo de prisioneros cercano a Banja Luka, pasó allí dos años y medio. Un día lo subieron a un camión, y cuando pensaba que lo iban a fusilar se vio en un puente sobre el Danubio y oyó decir: intercambio de prisioneros, camina, estás libre…

_Cuando aquel hombre fue puesto en libertad buscó el contacto con su mujer y su hijo. Tres años sin noticias, imagínese…Y bueno. Al poco, las tuvo. La foto famosa también había llegado al pueblo. Alguien consiguió un ejemplar de la revista. Siempre hay vecinos dispuestos a cooperar en esa clase de asuntos. Lo de siempre: envidia, ruindad. Lo previsible entre seres humanos.

_Una noche un grupo de chetniks se presentó en la casa donde vivían la mujer serbia y el hijo del croata…La violaron uno tras otro, cuanto quisieron. Como el niño, de cinco años, lloraba y forcejeaba defendiendo a su madre, lo clavaron con un bayonetazo en la puerta. Luego, cuando se cansaron de la mujer, le cortaron los pechos y la degollaron. Antes de irse pintaron en la pared una cruz serbia y las palabras: Ratas ustachas.

_Excuso decirle que, aunque la mujer estuvo gritando toda la noche, ni un solo vecino encendió una luz ni salió a la calle a ver qué pasaba.

La foto que no vendió…la imagen de Olvido boca abajo en el suelo, la correa de su cámara en torno al cuello, una mano inerte casi tocándose la cara, y la pequeña mancha roja, el hilillo oscuro que empezaba a deslizarse desde el oído por la mejilla hasta mezclarse con la otra mancha más grande y brillante que se extendía por debajo. Mina antipersonal, esquirlas de metralla. Una foto que Faulques no vendió nunca y cuya única copia había quemado, tiempo más tarde.


La utilización de imágenes violentas en las películas me produce repulsión. Fui incapaz de ver, por ejemplo, El viento que agita la cebada de Ken Loach. En la escena de la tortura decidí apagar el DVD. Las imágenes tan explícitas me estaban empezando a afectar seriamente. Lo mismo me ocurrió con la escena de la emasculación en Pa negre de Agustí Villaronga. Los segundos se hacen interminables y no lo soporto. 

Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solamente como un medio
 E. Kant

Territorio Fellini, Mundo Buñuel


Exterior e interior. Escaparate y conciencia.
Asperezas, sátira y melancolía; la belleza terrible y amarga de las imágenes; cómics americanos y cócteles; Little Nemo y Dry martini.

La Strada, la canción de la calle. 1954


Las miserias de una sociedad depauperada, resignada, miserable y desposeída siquiera de un mínimo de dignidad humana. Una nación golpeada por el infortunio y el desengaño que es fiel y noble a su maltratador hasta sus últimas consecuencias.
Posguerra italiana. Gelsomina di Constanzo es vendida a un forastero por tan sólo diez mil liras.
Gelsomina, de por sí tan extraña, tan próxima a los terrenos de la idiotez. O es que confundimos bondad con idiotez. Es curioso lo que hacemos con el lenguaje. A las buenas personas les llamamos tontos. ¿Por qué tiene tan mala prensa la bondad? ¿Por qué es tan sospechosa?
La segunda hija que se vende al mismo forastero. La anterior ha muerto en circunstancias oscuras, sin más explicaciones. Su madre no parece querer saber lo que ocurrió.
Zampanó tiene un acento extraño, distinto al de los italianos comunes. Zampanó es un tipo sin pasado, que consigue su sustento diario representando el papel de “hombre fuerte”, capaz de romper cadenas con sólo la expansión del pecho en su miserable circo ambulante. No parece nunca estar interesado en razonar sobre ningún tema y su sentido de la ética se basa sobre todo en la amoralidad. Es mujeriego y violento.
Presentación de “Il matto”. Es un saltimbanqui joven, equilibrista superdotado, y se le ve arrojando una risa muy peculiar en todo momento. Tiene además, una debilidad que será su perdición: no puede dejar de burlarse de Zampanó cada vez que lo ve, socavando con ello, si bien involuntariamente, la autoridad tradicional que suele pertenecer a quien se vale del poderío físico. Trata de que Gelsomina escape de su amo y busque su destino, por más ínfimo que parezca, y le da ánimos cuando ella decide permanecer con Zampanó confiando en que el amor lo hará cambiar tarde o temprano.
Huída. El Loco debe huir de Zampanó, quien daría lo que fuera por propinarle una buena paliza.
Encuentro casual. A pesar de su aire amistoso, en su rostro se refleja una sutil inquietud, pues sabe que por fin ha sido atrapado.
Exceso en el castigo. Se sorprende angustiosamente cuando se da cuenta de que lo ha matado. Entonces, hace parecer que la muerte de El Loco fue producto de un accidente: arroja el cadáver junto con el coche a la orilla de un riachuelo en medio de una inexplicable escena bucólica.
Ruptura de la inocencia. Gelsomina se deja arrastrar por la locura. Zampanó decide abandonarla a su suerte, olvidarse de ella.
El tiempo pasa. Zampanó ha envejecido y aún sigue ejerciendo su conocido número circense. No hay indicios de grandes cambios en su vida, salvo las canas y un visible fastidio; sin embargo, por casualidad se entera del destino final de Gelsomina.
Final de Gelsomina: Murió sola en la playa mientras tocaba con la trompeta aquella maravillosa sintonía de Nino Rota que “Il matto” le enseñara a tocar en una ocasión. Eso basta para desmoronarse al fin, basta para sacar, a lo mejor por vez primera, todo el cúmulo de emociones reprimidas, basta para dejarse invadir por el desamparo, para conseguir, acaso demasiado tarde, alguna esperanza de redención, todo eso mientras yace arrodillado en la arena de una playa desierta.
¿Qué tienen en común Gelsomina y Zampanó? ¿Por qué Gelsomina no lo abandona y él sí? Ambos son seres errantes, solitarios y desvalidos que tienen dificultad para encajar en el mundo. Lo que les diferencia es su manera de enfrentarse al mundo: él es resentido, orgulloso, presuntuoso, agresivo, irascible, pícaro y bravucón. Ella, mucho más joven, es tímida, buena, inocente, ingenua, generosa y pacífica, pese a que su vida está marcada por la violencia. Él es coraza y ella desnudez.

Las Hurdes. Tierra sin pan


Cortometraje documental que hace un retrato de Las Hurdes (Cáceres), una de las regiones más pobres y menos desarrolladas de la España de 1932. La insalubridad, la miseria y la falta de oportunidades provocan la emigración de los jóvenes y la soledad de quienes se quedan en esta desolada región extremeña. 
No la he visto, pero me he informado sobre ella.
Con esta película Buñuel da un giro a su obra, alejándose del surrealismo ortodoxo para acercarse a propuestas más sociales y al comunismo.
El surrealismo, que no en vano, era un movimiento de rebeldía contra la sociedad burguesa en todos sus aspectos y que tenía como arma principal el escándalo. Buena parte de estos objetivos se cumplen en esta cinta de Buñuel, pues consiguió escandalizar a los gobernantes e intelectuales de su tiempo y con ello obtuvo una repercusión que permitió difundir el mensaje social y de denuncia que tenía este documental.
En este documental se realiza un recorrido por la comarca y los habitantes de Las Hurdes. La película refleja la situación tercermundista en que se encontraban algunas zonas de España. Es polémica la legitimidad de la cinta como documental antropológico, pues Buñuel, además de rodar los habitantes y las costumbres de esta comarca extremeña, construyó en ocasiones (como muestran fotos fijas del rodaje que se conservan) escenas a la medida de sus necesidades. Puede observarse, en este sentido, que la cabra despeñada fue abatida por una escopeta cuyo humo se observa en la fotografía. Asimismo, el burro comido por las abejas, tiene las patas atadas, y coincide con uno de los motivos más obsesivos para el cineasta, el del carnuz, que ya aparecía en el ambiente de la Residencia de Estudiantes, y se puede documentar en varios cuadros de Dalí de esa época y en los burros podridos encima de los pianos de Un perro andaluz. Algunos documentalistas, como Pío Caro Baroja le han reprochado esta manipulación de la realidad y el daño ocasionado a los hurdanos, protagonistas de una exhibición truculenta. Empero, hay que pensar en si hay algún documental que no seleccione y manipule en mayor o menor medida la realidad objetiva en dirección a los fines perseguidos, que en este caso (no lo olvidemos) eran denunciar ante las autoridades una situación de atraso a la que había que poner remedio, en la línea de los valores comunistas a los que el grupo de André Bretón se había ido acercando en la década de los 30. Cabe preguntarse si hubiera sido tan efectivo como testimonio social de no haber procedido a exagerar unas carencias que, lejos de arremeter contra el pueblo hurdano, ponían en evidencia la dejadez institucional que las habían permitido.
 Carlos Saura la tuvo como punto de partida para su documental Cuenca, a raíz del cual declararía en 1958:
En el año 1932, cuando Luis Buñuel realizó Tierra sin pan, pudo nacer una genuina escuela del documental, entroncada con las raíces más profundas del temperamento hispánico. Solo se debía seguir el camino que Luis Buñuel nos dejó, pero nadie lo hizo.
Al estreno del filme, realizado en el Palacio de la Prensa de Madrid, acudió el doctor Gregorio Marañón, que se indignó por lo desagradable de la película, y protestó enérgicamente contra ella, opinión que recibió y compartió el Gobierno de la Segunda República, que decidió prohibirla por la mala imagen que ella podía ofrecer de España. En 1937 el filme se estrenó en Francia donde, también a los pocos días de su proyección, hubo de ser retirada a instancias del gobierno francés y de la prensa.
Es curioso observar que casi veinte años después ocurrió algo parecido con la película que retrataba los barrios más deprimidos de Ciudad de México, Los olvidados, cuyo estreno en México provocó reacciones violentísimas, y fue solicitada la expulsión de Buñuel por parte de la prensa, sindicatos y otras asociaciones. Permaneció solo cuatro días en cartel sin que faltaran intentos de agresión física contra el cineasta, solo que en esta ocasión, el premio conseguido en el Festival de Cannes, hizo que la película fuera avalada por el prestigio de este importante certamen, así como por la defensa que de ella hicieron algunos intelectuales mexicanos, entre los que destacó Octavio Paz.
Dos miradas diferentes pero complementarias y ambas interesantes.
No quisiera prescindir de ninguna. Pero si tuviera que elegir, prefiero sugerir a mostrar.
Supongo que por eso he visto casi todas las películas de Fellini y casi nada de Buñuel.
Prefiero la seducción del cuerpo que se adivina bajo la ropa a la desnudez, el claroscuro a la luminosidad, Velázquez a Goya.
Hay algo descarnado y obsceno en Buñuel. Me ocurre lo mismo al contemplar ciertos cuadros de Dalí. Hay cierta artificiosidad en ellos que asusta un poco, provocan miedo.
Puede ser también falta de honestidad, arrogancia, hipocresía, crudeza, cinismo. 

domingo, 24 de junio de 2012

Estaba de Dios. El relato del "Town-Ho" II.

Reacción de los traidores

Los dos traidores... no se atrevían a quedarse con la tripulación. Se les metió en un rincón de la bodega para que estuvieran seguros.

Reacción de la tripulación

No reapareció señal alguna de amotinamiento. A instigación de Steelkilt, habían resuelto mantenerse estrictamente pacíficos, obedecer todas las órdenes hasta el fin, y cuando el barco llegara a puerto abandonarlo en masa. Para que el viaje acabara lo más aprisa posible, acordaron no anunciar la vecindad de ballenas. 

Reacción de Amadeus

Guardó silencio acerca de la forma en que él, personalmente, pensaba vengarse del hombre que le había ultrajado. Una bola de hierro, recubierta de malla.
En el alma de Steelkilt, el piloto era ya cadáver y tenía la frente hundida.

Reacción de Caín

Radney se empeñó en volver a tomar el mando de su guardia por la noche. 

Intervención divina: Moby Dick

...un estúpido salvó al aspirante a asesino de llevar a cabo la obra meditada. Sin embargo, satisfizo plenamente su venganza sin ser él el vengador. Por misteriosa fatalidad, el propio Cielo pareció intervenir y hacer por su propia mano lo que Steelkilt hubiera hecho. 
Olvidando el acuerdo tomado por toda la tripulación se dio aviso: ¡La Ballena Blanca!
En aquel instante, al caer sobre el lomo de la ballena, el bote recobró el equilibrio y fue alejado por las olas mientras Radney caía al mar. Pero el cachalote giró de pronto, asió al nadador entre las mandíbulas y, alzándose primero con él, sepultóse luego en el mar.

Reflexión de Steelkilt. Se reconoce como Amadeus:

Contemplando tranquilamente la escena, se entregó a sus pensamientos. Lo cortó y la ballena quedó en libertad.

Castigo del capitán

El Town-Ho llegó, a su tiempo, a puerto. Allí, con el laguero a la cabeza, todos menos cinco o seis marineros abandonaron el barco. 
Se apoderaron de una canoa doble, de guerra y se hicieron a la mar. 
El capitán recurrió a los isleños. Tuvo que buscar refuerzos a su tripulación.
Steelkilt ordenándole que parara si no quería que lo hundiesen. El capitán sacó una pistola. El laguero se rió y le amenazó. Voy a Tahití en busca de más tripulantes. Repita lo siguiente: "En cuanto Steelkilt me deje, juro encallar este bote en esa isla y permanecer en ella seis días. Si no lo hago así, ¡que me parta un rayo!".
Comprendiendo la inutilidad de oponerse, prestó el juramento. Embarcaron y, así, pillaron para siempre la delantera a su antiguo capitán, si es que éste hubiera tenido la menor intención de dar paso legal alguno contra ellos.

Misterio

Nadie sabe dónde se encuentra Steelkilt ahora. 
La viuda de Radney aún se vuelve hacia el mar, que se niega a devolver sus muertos, y aún sueña con ver la terrible Ballena Blanca que le mató. 

Reflexiones críticas acerca del relato

1. Papel del destino, fatalidad, suerte. Determinismo.
2. En defensa de Caín. Qué diablo de Dios es éste que, para enaltecer a Abel, desprecia a Caín.
3. La naturaleza no tiene sentimientos.No existen fenómenos morales, sino sólo una interpretación moral de los fenómenos.
4. No hay buenos y malos. No muere quien debe morir.
5. Nadie nos juzga."La gente detesta ser omitida o pasada por alto y prefiere siempre ser vista y juzgada, para bien o para mal o aun para fatal, incluso lo necesita y lo ansía. No ha podido prescindir todavía del supuesto ojo de Dios que nos observó y vigiló durante tantos siglos, del acompañamiento que supone pensar que algún ser nos atiende en todo momento y lo sabe todo sobre nosotros y sigue nuestra trayectoria al detalle como quien sigue un relato del que somos el protagonista. Lo que aguanta mal o no consiente es no ser contemplada por nadie ni ser aprobada ni desaprobada, premiada ni castigada ni amenazada, no contar con ningún espectador o testigo a su favor ni en su contra; y así busca o se inventa sustitutivos para ese ojo ya cerrado o herido, o fatigado o inerte, o aburrido o tuerto, o que ha apartado la vista."
"Tres o cuatro generaciones no bastan para que el hombre acepte que su trabajosa existencia transcurre sin que nadie asista ni la contemple nunca."
6. Sólo hay leyes humanas. Derecho natural y derecho positivo. 
El iusnaturalismo o Derecho natural es una teoría ética y un enfoque filosófico del derecho que postula la existencia de derechos del hombre fundados en la naturaleza humana, universales, anteriores y superiores (o independientes) al ordenamiento jurídico positivo y al derecho fundado en la costumbre o derecho consuetudinario.
El iuspositivismo, también conocido como positivismo legal, es una corriente de pensamientos jurídicos. La principal tesis del iuspositivismo es la separación entre moral y derecho, que supone un rechazo a toda relación conceptual vinculante entre ambos.
El iuspositivismo entiende que derecho y moral son conceptos distintos no identificables. Dado que el Derecho existe con independencia de su correspondencia o no con una u otra concepción moral: una norma jurídica no tiene condicionada su existencia a su moralidad; en todo caso, puede ésta afectar su eficacia o legitimidad, mas eso es una cuestión distinta. El Derecho puede ser justo e injusto, aunque lo deseable sea lo primero.
El iuspositivismo es tan antiguo como el derecho mismo, aunque alcanzó su mayor desarrollo teórico a partir de los escritos del filósofo inglés Thomas Hobbes, aplicados al ámbito jurídico por Jeremy Bentham. Hobbes y Bentham definieron la validez del derecho por su disposición por una autoridad competente, y negaron que las razones morales pudieran tener parte alguna en la decisión legal. John Austin definió un sistema jurídico como aquel que está sometido a una autoridad soberana, y la validez de las leyes como su imposición formal por esta autoridad a través de sus agentes. Sin embargo, el verdadero pilar del Iuspositivismo, que define al Derecho como un producto únicamente de la voluntad del legislador, y a las consecuencias de Derecho como el mero resultado lógico de colocarse en el supuesto jurídico del que se trate en lo ordenado, es el austriaco Hans Kelsen, autor de "Teoría pura del Derecho". Para algunos iusnaturalistas— la postura opuesta al iuspositivismo— los iuspositivistas son "malos" e "inmorales" porque avalan la existencia del derecho injusto; sin embargo, como se verá más adelante, existen varias clases de iuspositivismo, y algunos iuspositivistas también critican las leyes injustas y la obediencia a las mismas, sólo que no dicen que no sean verdadero derecho, sino que son derecho injusto.
7. Sobre la condición humana. El hombre es un lobo para el hombre. Homo homini lupus. Plauto. Thomas Hobbes.
8. El poder del miedo. El miedo es un arma muy poderosa. Cuando el enemigo advierte que nuestra conducta está condicionada por el miedo, lo interpreta como una claudicación.
El que infunde miedo se siente poderoso. El temor al castigo nos vuelve dóciles y obedientes.
Controlar el miedo permite transgredir la norma. El temerario ignora el castigo y actúa por impulso. El valiente procura preverlo y evitarlo pero asume el riesgo de ser castigado. 
El que teme padecer, padece ya lo que teme.
9. Reconocer la superioridad a otro supone atribuirle poder.
10. La apariencia de poder es poder. Por esa razón, los poderosos no sólo cuidan de serlo, también de parecerlo. 
11. Sobre la superioridad moral. 
12. Hay líderes naturales y líderes impuestos. Características de los líderes naturales. Voluntades débiles y fuertes.
13. Por lo que más se nos castiga es por nuestras virtudes.
14. Referencia a los héroes trágicos. Prometeo.
15. La facilidad para doblegar a un hombre.
16. Venceréis pero no convenceréis. Imponer miedo haciendo uso de la violencia frente a la seducción mediante la palabra o dar ejemplo en el plano de la actividad. 







viernes, 22 de junio de 2012

El Relato del "Town-Ho". Una historia dentro de otra

Barco ballenero de Nantucket que se dedicaba a la pesca del cachalote.
Hubiera llegado sano y salvo a puerto casi con toda seguridad de no haber sido por el brutal comportamiento del piloto, Radney, y por la venganza provocada de Steelkilt, un laguero y maleante de Buffalo.

Presentación de los personajes, Abel y Caín:

Steelkilt era como nacido y criado en el océano y tan audaz marino como el que más. Aún cuando tenía mucho de demonio, hubiera podido ser durante mucho tiempo inofensivo y dócil si se hubiese empleado con él firmeza atemperada por esa decencia humana a que tiene derecho hasta el más despreciable esclavo.
El marino más atlético de todos.
Un cerebro, un corazón y un alma que hubiera hecho de él un Carlomagno.
Radney era tan vengativo y rencoroso como un marino de los grandes lagos. Cierta bondad de corazón.
Tan feo como una mula, y tan rudo, tan testarudo y tan malévolo.
...pero la suerte de Radney estaba echada.

Celos de Caín:

Ocurre con frecuencia que una persona a la que se ha dado mando sobre sus semejantes encuentra a uno de ellos superior a él en orgullo varonil general. Inmediatamente concibe una antipatía y una amargura indomables contra él.

Ofensa de Abel:

...se gastaron no pocas bromas a expensas del piloto.
"Pero es un pobre infeliz ese Rad, y una preciosidad por añadidura". 

Abuso de autoridad:

La orden acerca de la limpieza fue dada expresamente para insultar a Steelkilt, fue como si Radney le hubiera escupido al rostro.
...Repitiendo su orden, a la vez que con un mazo en la mano, avanzaba hacia el laguero, que seguía sentado. ...sacudió el martillo a pocas pulgadas de sus narices, ordenándole furiosamente que le obedeciese.

Incumplimiento y amenaza:

Señor Radney, no le obedeceré. Retire su martillo o sufrirá las consecuencias. 

Fatum o destino:

Pero el imbécil aquel estaba destinado a morir, por lo visto.

Cumplimiento de la amenaza:

El martillo rozó la mejilla de Steelkilt inmediatamente. Un instante después, el piloto tenía la mandíbula destrozada.

Amadeus busca refuerzos:

El canalero resultaría un magnífico héroe dramático, de tan abundante y pintorescamente malo que es.
...los dos canaleros se lanzaron a la pelea e intentaron sacar de ella a su compañero.

Presentación del Capitán:

...teniendo buen cuidado de no acercarse adonde pudieran tocarle a él...gritando a sus oficiales que sujetaran de una vez al canalla. 
...picando en el centro de la revuelta con su lanza, procuraba dar con ella al objeto de su resentimiento. 

Peligro de amotinamiento:

Steelkilt dio a comprender claramente al capitán que su muerte sería la señal para que toda la tripulación se amotinara y llevara a cabo una matanza. 
El capitán desistió un poco, pero siguió ordenando a los insurgentes que volvieran a su trabajo.

Negociación:

¿Promete usted no tocarnos si lo hacemos? 
¿Queréis hundir el barco dejando de trabajar en momentos como éste?
Ni uno solo de nosotros se pondrá a trabajar mientras no jure que no levantará una mano contra nosotros. 
Capitán, ande con cuidado. Olvídelo todo. Estamos dispuestos a volver al trabajo. Trátenos con decencia y somos hombres suyos; pero no estamos dispuestos a dejarnos azotar.
En lugar de matarle y correr el riesgo de ser ahorcado por bribón semejante, no alzaremos la mano contra usted a menos que nos ataque.

Doblegar a los insurgentes:

Os tendré metidos ahí hasta que os hartéis. Echó la llave a los diez hombres. Sobre cubierta unos veinte o más que, hasta el momento, habían permanecido neutrales. Se les descolgó agua y se les echó un puñado de galletas. No resistieron la fetidez de la atmósfera y la dieta. La quinta mañana salieron tres amotinados más. Ya no quedaban más que otros tres.

Traición: 

Steelkilt propuso a los dos canaleros que hasta entonces habían estado de acuerdo con él, el salir de su agujero armados con sus afilados cuchillos y adueñarse del barco. Por su parte, dijo, lo intentaría aunque ellos no quisiesen ayudarle. Juraron estar dispuestos a eso...siempre que no fuera entregarse. Cada uno de ellos insistía en ser el primero en salir para aprovechar las pocas probabilidades que hubiese de ser perdonado. Se participaron el uno al otro sus intenciones, y cuando su jefe se quedó dormido, le ataron y amordazaron, llamando al capitán a voz en grito a medianoche.

El castigo impuesto por el capitán:

A los que se habían rebelado, teniendo en cuenta que habían depuesto su actitud, les perdonaría.
A los otros tres, los colgaron de las jarcias.
Los dos traidores alegaron haber inutilizado a un hombre que estaba dispuesto ya a cometer asesinatos a mansalva. Empezó a descargar golpes sobre la espalda de los dos traidores. 
Si me toca, ¡le asesino!
No lo haré. Soltadle. Descolgadle. 

Venganza de Caín: 

El piloto Radney podía y estaba dispuesto a hacer lo que el capitán no se atrevía a llevar a cabo, cogió la cuerda y se acercó a su enemigo. Cumplió su palabra, a pesar de la amenaza de Steelkilt.

Digresión:

Pero un verdadero capitán no puede permitir eso. Primero, porque supondría entregarle autoridad a quien no la tiene y, segundo, porque sería como admitir su cobardía ante toda la tripulación. Haz tú lo que no me atrevo a hacer yo. Se lava las manos. La entrega al pueblo para que sea sacrificado. 

Continuará...




La pelea en Roma


barrio tranquilo de grandes villas y jardines de Roma, cerca de los muros de la Villa Albani, y sucede algo de lo que tardo en darme cuenta. A nuestro lado, cerca de la fachada, como amparándose o escondiéndose en nosotros, va un hombre pequeño y muy moreno, uno de tantos emigrantes que pululan por Roma vendiendo bolsos pirateados y baratijas, yendo de mesa en mesa por los restaurantes sin obtener nada. 
Tiene los ojos muy negros dilatados por el miedo. De lo que tiene miedo es de un gigantón rubio que le grita cosas desde la otra acera: tosco, con la cabeza pelada, en bermudas y camiseta, ronco de tanto gritar, los ojos claros enrojecidos, quizás borracho. Le llama negro de mierda y le dice que deje de joderlo y que se vaya a su país de mierda. Le dice otros insultos que yo no llego a entender. Cruza la acera y al verlo venir el otro echa a correr. El gigantón lo acorrala.
De cerca se ve que también es un desgraciado: está borracho, es pobre, también es extranjero. 
En la cara de terror del hombre pequeño está todo el desamparo del emigrante perdido muy lejano del suyo en el que no entiende nada, en el que no tiene nada. 
Más tarde, por la ventanilla de un taxi, veo al gigante de cabeza pelada dando vueltas entre el tráfico, rebuscando entre la basura de una papelera.
Me permito hacer mi aportación a esta historia.
En estas aguas, algunas veces hay peleas y otras, basta sólo con enseñar los dientes. El pez pequeño teme a los tiburones pero siempre hay un pez más grande en el mar al que teme el tiburón.
¿Se acuerdan del sermón del cocinero a los tiburones que devoran la ballena muerta?
_No os culpo tanto por vuestra voracidad, queridos hermanos, eso es natural y no puede remediarse. Lo interesante es dominar ese carácter tan malvado. Sois tiburones, es cierto; pero si domináis lo que de tiburones tenéis, os convertiréis en ángeles. Porque todo ángel no es más que tiburón bien dominado. Escuchad, hermanos: procurar ser bien educados por una vez en la vida y comed como es debido. Digo que no le arranquéis la carne de la boca al compañero. ¿No tiene tanto derecho un tiburón como otro? ...Ya sé que algunos de vosotros tenéis una boca muy grande ...más grande que otros. Pero, después de todo, las bocas grandes significan, a veces, estómagos pequeños. De forma que el tamaño de la boca no es para tragar, sino para arrancar carne para los tiburoncitos chicos que no pueden meterse en el jaleo para coger su ración.
_Es inútil. Los muy canallas se empeñan en pelearse unos con otros, señor Stubb. No se enteran de una palabra. Es inútil predicarles a tan indecentes glotones como usted los llama, hasta que tengan la panza llena. Y su panza no tiene fondo; y cuando la tienen llena, tampoco oirán porque entonces se hunden en el mar y se duermen en el coral y no pueden oír nada más, nunca jamás. 
_¡Hermanos malditos!¡Armad el mayor jaleo de que seáis capaces!¡Llenaos la panza hasta que reviente y entonces...moríos!
No se puede hablar mejor ni tan claro sobre la condición humana. 
Ciertamente, unos y otros estamos en la misma posición de indigencia: el hombre pequeño y el gigantón rubio. 
¿A qué le teme el gigantón rubio? ¿A quién?
Cuarto Acto:
¿Y ahora qué? Pues en eso estamos, y es que lo va a determinar si esto se queda en tragicomedia, tragedia o tragedia-con-balcones-a-la-calle.
Por ahora y visto cómo cambia todo de un día para otro, nadie quiere mojarse mucho. Pese a eso, parece que casi todo el mundo está de acuerdo en que el euro peligra, y que para salvarlo hace falta un poco menos de austeridad y un poco más de liderazgo por parte de Alemania (no faltan planes más detallados).
Soros cree que la desapareción del euro sería terrible para todo el mundo, Alemania incluida, tanto por el dinero que sus bancos tienen prestado por ahí como por el daño que haría a su capacidad de exportar, y que por lo tanto al final hará lo necesario para salvar la situación.
El miedo es que puede que haga lo justo y necesario para ir tirando sin más, lo que empeoraría la diferencia entre los países competitivos que tiran del carro y el resto, agobiados por las deudas, incapaces de reformar su economía y necesitados constantemente de ayuda económica.
Y ahí andamos.

La UE destinará 130.000 millones a un nuevo plan para el crecimiento

MIGUEL GONZÁLEZ / EL PAÍS Roma / Madrid 2435
Los cuatro grandes de la zona euro aceptan la propuesta francesa de aportar un 1% del PIB a impulsar la economía

Rajoy, Hollande, Merkel y Monti, en la rueda de prensa en Roma. / A. M. (AP)

Guindos: “Al señor Juncker a veces hay que explicarle las cosas”

CLAUDI PÉREZ Luxemburgo 474
El ministro de Economía avanza en Luxemburgo que enviará el lunes la carta con la petición formal de rescate


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