miércoles, 2 de julio de 2014

Y sin acción murieron



Uno no puede arrepentirse de algo que no recuerda haber hecho o que tiene la incompleta sensación de haber soñado. […]
Una rápida corazonada le hizo saber que no había inventado del todo lo que acababa de decir, que su imaginación se estaba sirviendo de un recuerdo inconsciente, porque él vio un sofá de esa clase en algún lugar y lo olvidó en seguida y ahora volvía a verlo, tirado entre escombros, muy cerca de la excavadora, con la tapicería desgarrada, brillando bajo la lluvia […]
Cuando llegaron las excavadoras ya no quedaba nada vivo. […]
-Hay que ver –dijo el guardia a su lado-. Mi señora tiene una figura como ésa. Exactamente igual. Con el mismo paraguas. 

;-) Algo más inesperado que la muerte, de Elvira Lindo

Y de pronto entendió por qué no era una sonrisa, sino un gesto contenido de desesperación; la mujer no era joven, a pesar del peinado y de la diadema, no era joven y no sabía fingirlo, ni tampoco ignorar la simulación o el desdén del hombre que estaba a su lado. […]
Recordó al acusado, y casi lo envidiaba, lo imaginó indescifrable y tranquilo en la litera de su celda, inocente, dormido, dueño único de la vergüenza y de la verdad.


Fragmentos seleccionados de La colina de los sacrificios, Antonio Muñoz Molina
Fragmentos seleccionados de la lectura de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. Primera parte. Capítulo XXVII
Hamlet, traducido por Rafael Pombo



Primero se ha de cobrar fama por otras partes que se acuda a la corte [231]
Cadena de galeotes, gente forzada del rey [232]
No hay hechizos en el mundo que puedan mover y forzar la voluntad, como algunos simples piensan, que es libre nuestro albedrío, y no hay yerba ni encanto que le fuerce.
Siempre las desdichas persiguen al buen ingenio
Me parece duro caso hacer esclavos a los que Dios y la naturaleza hizo libres. […]
No es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres, no yéndoles nada en ello.
Hacer bien a los villanos es echar agua en la mar.
[Sancho]: el retirar no es huir, ni el esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja a la esperanza, y de sabios es guardarse hoy para mañana, y no aventurarse todo en un día. [244]
O le falta al Amor conocimiento,
o le sobra crueldad, […]
Lo que levantó tu hermosura han derribado tus obras
El Roto de la Mala Figura [252]
Si el dolor que en la extrañeza de vuestra vida mostráis tener se podía hallar algún género de remedio; y, si fuera menester buscarle, buscarle con la diligencia posible. Y cuando vuestra desventura fuera de aquellas que tienen cerradas las puertas a todo género de consuelo, pensaba ayudaros a llorarla y plañirla como mejor pudiera; que todavía es consuelo en las desgracias hallar quien se duela dellas. […]
Para remediar desdichas del cielo poco suelen valer los bienes de fortuna […]




nombra a Tisbe

Comenzó la envidia a hacer su oficio […]
Como el amor de los mozos, por la mayor parte, no lo es, sino apetito, el cual, como tiene por último fin el deleite, en llegando a alcanzarle se acaba, y ha de volver atrás aquello que parecía amor, porque no puede pasar adelante del término que le puso naturaleza […]
Cuando se retiró, desdeñado de la señora Oriana, a hacer penitencia en la Peña Pobre, mudado su nombre en el de Beltenebros, nombre, por cierto, significativo y propio para la vida que él de su voluntad había escogido. [264]



Paralelismo Orlando,  el furioso y Amadís de Gaula. Cardenio y don Quijote. Comparaciones: el caballero # el roto. Sobre las distintas formas de locura, desaforada o melancólica.

Y, puesto que yo no pienso imitar a Roldán, o Orlando, o Rotolando (que todos estos tres nombres tenía), parte por parte en todas las locuras que hizo, dijo y pensó, haré el bosquejo, como mejor pudiere, en las que me pareciere ser más esenciales. […]
[Sancho]: ¿qué causa tiene para volverse loco? […]
[Actualidad de los sofistas]: Andan entre nosotros siempre una caterva de encantadores que todas nuestras cosas mudan y truecan y las vuelven según su gusto y según tienen la gana de favorecernos o destruirnos; y así, eso que a ti te parece bacía de barbero me parece a mí el yelmo de Mambrino y a otro le parecerá otra cosa [265]
Dos cosas solas incitan a amar más que otras, que son la mucha hermosura y la buena fama. [273]
Imitar a Roldán en las locuras desaforadas que hizo, o Amadís en las malencónicas [277] 



locuras con sentido y locuras sin sentido. Hay quien siendo loco, procura el bien y quien siendo loco, no mira lo que hace. Perder el sentido del bien y del mal

Si no acabó grandes cosas, murió por acometellas. 


Considerar las buenas intenciones y no sólo los buenos resultados. Cuando uno todavía es dueño de su voluntad.


[el Roto]: quizá me deben de tener por hombre de flacos discursos, y aún, lo que peor sería, por de ningún juicio. […] a mí se me trasluce que la fuerza de la imaginación de mis desgracias es tan intensa y puede tanto en mi perdición que, sin que yo pueda ser parte a estorbarlo, vengo a quedar como piedra, falto de todo buen sentido y conocimiento; y vengo a caer en la cuenta desta verdad, cuando algunos me dicen y muestran señales de las cosas que he hecho en tanto que aquel terrible accidente me señorea, y no sé más que dolerme en vano y maldecir sin provecho mi ventura, y dar por disculpa de mis locuras el decir la causa dellas a cuantos oírla quieren; porque, viendo los cuerdos cuál es la causa, no se maravillarán de los efectos, y si no me dieren remedio, a lo menos no me darán culpa, convirtiéndoseles el enojo de mi desenvoltura en lástima de mis desgracias. [289]



Actitud pasiva. Cuando no gobierno mi conducta y me dejo arrastrar por la pasión. No hago lo que debo sino lo que quiero. Luego, reconozco que no he actuado bien. Para justificarme, explico los motivos que me han llevado a esta situación.
Pero no modifico mi comportamiento, sólo me lamento. Las personas razonables dejan de verme como culpable y me convierto para ellos en víctima. Víctima del desamor, en este caso. Pobrecillo, ha perdido la cabeza por amor. Y todo se le disculpa…Ahora despierta un sentimiento de lástima.
Pero lo que está mal, mal hecho está en cualquier caso. Y hay momentos de cordura en los que él reconoce su responsabilidad. Si uno tiene capacidad para juzgar su comportamiento, no es un insensato. Deberíamos exigirle que domine sus pasiones y actúe acorde a lo que reconoce como correcto. Eso de “dolernos en vano y maldecir sin provecho” es muy frecuente. A mí me pasa continuamente. En vez de “encarar” las cosas con objeto de solucionarlas, hablar y hablar de ellas para tratar de justificarnos resignándonos a una situación que, en principio, está en nuestras manos el poder cambiar. Lamentarnos no sirve de nada. ACTUAR.
Con Cardenio me acordé de Dr. Jekyll y Mister Hyde, de Robert L. Stevenson
Somos muchos más Cardenios que Quijotes.
El esfuerzo que exige ser Quijote es incomparablemente mayor.

¿quién hay en el mundo que se pueda alabar que ha penetrado y sabido el confuso pensamiento y condición mudable de una mujer? [294]


Hamlet: ¡Ser, o no ser, es la cuestión!—¿Qué debe
más dignamente optar el alma nobleentre sufrir de la fortuna impía
el porfiador rigor, o rebelarse
contra un mar de desdichas, y afrontándolo
desaparecer con ellas?
Morir, dormir, no despertar más nunca,
poder decir todo acabó; en un sueño
sepultar para siempre los dolores
del corazón, los mil y mil quebrantos
que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara
concluir así! Morir... quedar dormidos...
Dormir... tal vez soñar!—¡Ay! allí hay algo
que detiene al mejor. Cuando del mundo
no percibamos ni un rumor, ¡qué sueños
vendrán en ese sueño de la muerte!
Eso es, eso es lo que hace el infortunio
planta de larga vida. ¿Quién querría
sufrir del tiempo el implacable azote,
del fuerte la injusticia, del soberbio
el áspero desdén, las amarguras
del amor despreciado, las demoras
de la ley, del empleado la insolencia,
la hostilidad que los mezquinos juran
al mérito pacífico, pudiendo
de tanto mal librarse él mismo, alzando
una punta de acero? ¿quién querría
seguir cargando en la cansada vida
su fardo abrumador?... Pero hay espanto
¡allá del otro lado de la tumba!
La muerte, aquel país que todavía
está por descubrirse,
país de cuya lóbrega frontera
ningún viajero regresó, perturba
la voluntad, y a todos nos decide
a soportar los males que sabemos
más bien que ir a buscar lo que ignoramos.
Así, ¡oh conciencia!, de nosotros todos
haces unos cobardes, y la ardiente
resolución original decae
al pálido mirar del pensamiento.
Así también enérgicas empresas,
de trascendencia inmensa, a esa mirada
torcieron rumbo, y sin acción murieron.

Hamlet, traducido por Rafael Pombo






¿Por qué Cardenio y Luscinda no tienen valor para quitarse la vida? ¿Qué les impide dar ese paso? ¿”Soñar” es la resistencia a la muerte? ¿El no saber qué ocurre después? ¿por qué “la voluntad nos mueve a soportar todos los males”?  ¿No hay nada que esté en nuestras manos hacer para “dejar de ser víctimas del infortunio”? ¿Acaso no tenemos un papel activo? ¿No tenemos una responsabilidad que asumir sobre “lo que nos pasa”? ¿No somos “dueños de nuestro destino”? ¿No tenemos que “escribir nuestra historia” o acaso “está ya escrita”?
Creo que en los versos finales está la clave: y sin acción murieron
Grandes empresas que no se llevaron a cabo porque: no supimos vencer el miedo al peligro o la muerte o no reunimos el coraje suficiente para acometer aquello que sabíamos que debíamos hacer. Cardenio, por ejemplo, se lamenta de no haber reunido el valor de enfrentarse a Fernando en la ceremonia. Asiste como testigo pero no actúa. Cuando las cosas se ponen feas, huye.
Y Dorotea siente tanta vergüenza que tampoco es capaz de encararse a sus padres y volver a casa.







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