Fragmentos de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Primera parte, Capítulo XXXI
La novela del curioso impertinente
Salvador García Bardón, Taller cervantino del “Quijote”, Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, 2005
La novela del curioso impertinente
Salvador García Bardón, Taller cervantino del “Quijote”, Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, 2005
Porque has de saber
que en este nuestro estilo de caballería es gran honra tener una dama muchos
caballeros andantes que la sirvan, sin que se extiendan más sus pensamientos
que a servirla por sólo ser ella quien es, sin esperar otro premio de sus
muchos y buenos deseos sino que ella se contente de aceptarlos por sus
caballeros.
-Con esa manera de
amor –dijo Sancho –he oído yo predicar que se ha de amar a Nuestro Señor, por
sí solo, sin que nos mueva esperanza de gloria o temor de pena. Aunque yo le
querría amar y servir por lo que pudiese.
Libro de Job en el Antiguo Testamento
De todo lo cual tiene
vuestra merced la culpa, porque, si se fuera su camino adelante y no viniera
donde no le llamaban, ni se entremetiera en negocios ajenos, mi amo se
contentara con darme una o dos docenas de azotes, y luego me soltara y pagara
cuanto me debía. Mas, como vuestra merced le deshonró tan sin propósito, y le
dijo tantas villanías, encendiósele la cólera, y como no la pudo vengar en
vuestra merced, cuando se vió solo descargó sobre mí el nublado, de modo que me
parece que no seré más hombre en toda mi vida.
[Quijote]: No hay
villano que guarde palabra que tiene, si él vee que no le está bien guardalla.
[Sancho]:-Tomá,
hermano Andrés; que a todos nos alcanza parte de vuestra desgracia.
[ventero]: cuando oyo
decir aquellos furibundos y terribles golpes que los caballeros pegan, que me
torna gana de hacer otro tanto, y que querría estar oyéndolos noches y días.
[doncella, hija del
ventero]: aunque no lo entiendo, que recibo gusto en oíllo […]
Yo no sé qué gente es
aquella tan desalmada y tan sin conciencia, que por no mirar a un hombre
honrado, le dejan que se muera o que se vuelva loco. Yo no sé para qué es tanto
melindre; si lo hacen de honradas, cásense con ellos, que ellos no desean otra
cosa.
Estos dos libros son
mentirosos y están llenos de disparates y devaneos. Y este del Gran Capitán es
historia verdadera, que tiene los hechos de Gonzalo Hernández de Córdoba, el
cual, por sus muchas y grandes hazañas, mereció ser llamado de todo el mundo
Gran Capitán [347]
[Dorotea]: -Poco le falta
a nuestro huésped para hacer la segunda parte de Don Quijote.
Si no lo estoy interpretando mal, Dorotea ve a Don Quijote como personaje de un libro. Esta frase es brillante por todo lo que encierra: un personaje de un libro que habla de otro personaje como protagonista y se refiere a un tercero [el ventero] como posible protagonista de una segunda historia. ¿No es ésta una manera de decir: «por donde quiera que va, el hombre lleva consigo su novela». ... Cada uno lleva consigo su novela, y cada historia merece ser contada?
Encuentro que es una forma de decir: Vaya, otro aquejado del mismo mal, otro que no sabe distinguir realidad de ficción, otro posible protagonista de una segunda parte de Don Quijote. Pero lo maravilloso es que Cervantes lo ponga en boca de un personaje del mismo libro y que nos esté queriendo decir que cualquier pequeña y cotidiana historia puede convertirse en literatura.
[Cardenio]: él tiene
por cierto que todo lo que estos libros cuentan pasó ni más ni menos que lo
escriben, y no le harán creer otra cosa frailes descalzos.
[Lotario]: Porque los
buenos amigos han de probar a sus amigos y valerse dellos, como dijo un poeta,
usque ad aras, que quiso decir que no se habían de valer de su amistad en cosas
que fuesen contra Dios.
Así que es razón
concluyente que el intentar las cosas de las cuales antes nos pueda suceder
daño que provecho es de juicios sin discurso y temerarios, y más cuando quieren
intentar aquellas a que no son forzados ni compelidos
Anselmo padece otro tipo de locura, que más bien es obsesión. La de quien, teniéndolo todo, lo pone en juego solo por probar su resistencia, buscándose con ello la propia ruina. El que no tiene problemas, se los busca. Cuando uno se convierte en el mayor enemigo de sí mismo, corriendo tras el mal.
A propósito de los problemas. He encontrado una maravillosa frase de Henry Ford que tiene mucho que ver con lo que apuntábamos ayer: La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos.
También hay una que se atribuye a Arthur Miller, muy brillante: El carácter de una persona lo determinan los problemas que no puede eludir y el remordimiento que le provocan los que ha eludido.
[Lotario] [¿Y qué
ganas con ponerlos a prueba?]
Anselmo no sólo pone a prueba a su esposa, sino también la amistad. No advierte que Lotario podría enamorarse de Camila. Lo que me pregunto es: ¿encierra esta historia algún mensaje para Cardenio y Dorotea?
El caso recuerda la candidez de Cardenio, participándole a don Fernando de todas las misivas y virtudes de Luscinda.
Aquel simple doctor
que hizo la prueba del vaso
¿para qué quieres
poner esta verdad en duda?
Referencia a Dánae recibiendo la lluvia de oro.
Se mira con menosprecio, y no con lástima, al marido de la mujer adúltera. 361
Se mira con menosprecio, y no con lástima, al marido de la mujer adúltera. 361
Los buenos casados,
que, aunque tienen dos almas, no tienen más de una voluntad.
[Lotario]: Advierte
que lo que aventuras a ganar es poco, y que lo que perderás será tanto
[Anselmo]: con sólo que
comiences, daré por concluida la causa.
[Lotario]: Pensó el
modo que tendría para engañar a Anselmo sin ofender a Camila. [Resuelve mentir
a su amigo y no declararse a Camila].
[Anselmo]: Hasta aquí
ha resistido Camila a las palabras; es menester ver cómo resiste a las obras.
¿No habíamos quedado en retirarnos al comienzo?. Nadie cumple con su palabra. Lotario continúa mintiendo y Anselmo, que había decidido espiarlos, descubre el engaño.
Lotario se enamora de Camila.
Camila envía una carta a Anselmo y resuelve resistir callando.
Comenzó a titubear la
firmeza de Camila.
Sólo se vence la pasión amorosa con huilla,
y que nadie se ha de poner a brazos con tan poderoso enemigo, porque es
menester fuerzas divinas para vencer las suyas humanas [370]
No quiso Lotario
decir a Camila la pretensión de Anselmo
Natural, ¿qué habría pasado si Lotario le descubre a Camila la intención de su esposo? ;-)
Leonela, la criada de
Camila, es testigo de la infidelidad.
Lotario miente a
Anselmo y éste le cree
Lotario escribe
versos a Camila.
Camila miente a
Anselmo sobre el motivo de la carta. Su marido le dice que Lotario está
enamorado de Clori.
Lotario advierte a
Camila que ella es la verdadera Clori para evitar los celos.
Camila enamorada de
Lotario por sus versos. Comprende que no ha sido “un pasatiempo”]
[Camila teme:] lo que cuesta
poco se estima en menos
[Leonela]: el amor no
tiene otro mejor ministro para ejecutar lo que desea que es la ocasión: de la
ocasión se sirve en todos sus hechos, principalmente en los principios.
Asegúrate que Lotario
te estima como tú le estimas a él.
Los descuidos de las
señoras quitan la vergüenza a las criadas [375]
Fragmentos de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
Cabe decir de La Novela del Curioso
impertinente que es la historia de la relación de un antiquijote con
las mujeres; la impertinencia consiste en creer que las mujeres
deben ser sometidas a pruebas, para que aparezca la verdad de su virtud (tema
de la misoginia ambiente vs filoginia quijotesca).
No se olvide que el tema de la
lectura, que da lugar a la inserción de esta novela como objeto de lectura por
los personajes en la venta, es uno de los temas mayores del Quijote; lo cual no
obsta para que desde su aparición en 1605 se haya discutido mucho sobre la
oportunidad de esta inserción en la primera parte del Quijote, donde ocupa tres
largos capítulos (I.33-I.35).
Cervantes mismo se refirió a
ella por boca de Sansón Carrasco, que se hacía eco ante don Quijote
de las críticas a la historia publicada de sus hazañas
(nótese la transformación de la crítica en autocrítica y la entrada de los
lectores del Quijote en el Quijote, dos características esenciales de la
segunda parte):
« —Una de las tachas que ponen
a la tal historia—dijo el bachiller— es que su autor puso en ella una novela
intitulada El curioso
impertinente: no por mala ni por mal razonada, sino por no ser de
aquel lugar, ni tiene que ver con la historia de su merced del señor don
Quijote.» II.3.39.
El editor, refiriéndose a las
dudas respectivas del autor y del traductor en cuanto a la composición del
texto, declara al comienzo del capítulo consagrado a la partida de Sancho Panza
a su gobierno:
«el ir siempre atenido el
entendimiento, la mano y la pluma a escribir de un solo sujeto y hablar por las
bocas de pocas personas era un trabajo incomportable, cuyo fruto no redundaba
en el de su autor, y que por huir deste inconveniente había usado en la primera
parte del artificio de algunas novelas, como fueron la del Curioso impertinente
y la del Capitán
cautivo, que están como separadas de la historia…», II.44.1.
Personalmente compartimos el
punto de vista de Hatzfeld en cuanto a la justificación interna de esta
inserción.
Mediante
esta novela Cervantes multiplica las perspectivas y presta una ilusión de
profundidad insondable a la ya compleja realidad creada por las dos historias
sinópticas de Dorotea y Cardenio:
«A la luz de los principios de
la crítica moderna se podría bien justificar la inserción de esta novela corta.
Es que la novela se lee por el Cura frente a Cardenio y Dorotea (I, 32) y es su
historia: Cardenio es el curioso impertinente que mostró su
novia Luscinda ligeramente vestida a su amigo Fernando a través la ventana de
su habitación. Fernando se enamoró de Luscinda, abandonó a su propia desposada
Dorotea y se huyó con Luscinda. Lo que junta la historia acaecida con la
historia relatada es, de hecho, una curiosidad impertinente y ambas historias
representan dos nuevas versiones de la leyenda de Giges y su anillo. Candaules hace ver
su esposa en el momento de desvestirse al pastor Giges. Ella, ofendida, pide la
muerte de su esposo y el matrimonio con Giges. He aquí un curioso impertinente
típico legendario: Candaules, transformado dos veces según el gusto barroco en
un curioso impertinente de la historia del Quijote: Cardenio y el curioso
impertinente de la novela: Anselmo .», Hatzfeld, 112-113.
Dos temas que mezcla y
desarrolla Cervantes en su novela corresponden a dos de sus fuentes literarias:
la Prueba del vaso,
que en puridad remonta a la historia de Tristán, y el Cuento de los dos amigos.
Las dos fuentes se encuentran separadas en dos cuentos del Orlando furioso de
Ariosto.
«Ambos los tuvo presentes
Cervantes, tomando del uno el arrepentimiento y las lágrimas; del otro, el
nombre de Anselmo. Y de ambos la moralidad: los daños
que causa la codicia de las mujeres y la impertinente curiosidad de los hombres.»,
Clem. 1331.b. ® Luscinda.
Cabe pensar que otra fuente
sean las Églogas
de Garcilaso de la Vega, donde el único personaje femenino se llama igualmente
Camila, cuyo enamorado trastornado es Albanio, de cuyas locuras se compadecen e
intentan sacarlo sus amigos Salicio y Nemoroso:
«Camila es ésta que está aquí
dormida; | no puede de otra ser su hermosura; | la razón está clara y conocida:
| una obra sola quiso la natura | hacer como ésta, y rompió luego apriesa | la
estampa do fue hecha tal figura.», p. 193, vv. 778-783.
También hay que pensar en
algunos sonetos del mismo Garcilaso y en la explicación que dio del Celoso temor el
poeta Sevillano Fernando de Herrera en 1580:
«¡Oh celoso temor! ¿a quién
pareces?, | que la envidia, tu propia y fiera madre, | se espanta en ver el
mostro que ha parido.», G. de la V., p. 122.
He aquí la explicación de
Herrera: «Celoso
temor. Traslación en el ayuntado. Es el celo una pasión que tiene
alguno porque otro goza y posee aquello que él quería poseer y gozar solo; o es
una sospecha que tiene el amante de la que ama, que ella no se enamore de otro;
o una temerosa sospecha del amante con la que ama, que él querría que ella no
fuese de otro, sino de él. Al fin es el celo un temor o sospecha que alguno
(que no querríamos nosotros) no goce alguna belleza, o por gozalla solos
nosotros, o porque aquel solo goza la que nosotros querríamos. Así, sin duda el
celo es especie de envidia, y Platón dice que el celo es el que tiene envidia
por sospecha amorosa.», Herrera, in G. de la V., p. 468.
La impertinencia de Anselmo, el
Curioso impertinente, consiste en querer someter a prueba la virtud de Camila,
su mujer, como si el valor de esta virtud no consistiera en ella misma, en su
verdad de conciencia, sino en la experiencia que hacen de ella los otros, en su
apariencia:
«el deseo que me fatiga es
pensar si Camila, mi esposa, es tan buena y tan perfeta como yo pienso, y no
puedo enterarme en esta verdad, si no es probándola de manera que la prueba
manifieste los quilates de su bondad, como el fuego muestra los del oro.»,
I.33.9.
Curiosidad impertinente que su
amigo Lotario rechaza al preguntarle una y otra vez: «¿qué mejores títulos
piensas darle después que los que ahora tiene, o qué será más después de lo que
es ahora?… si es tan buena como crees, impertinente cosa será hacer experiencia
de la mesma verdad», I.33.14;
y más adelante:
«¿para qué quieres poner esta
verdad en duda?», I.33.16.
En 1611 podía leerse en el Tesoro de
Covarrubias:
«Los que en el siglo celan a
sus mujeres indiscretamente, son hombres de poco valor, y el demonio los trae
atormentados, y ellos atormentan sus mujeres; y algunas veces las ponen en
condición de hacer lo que no les pasaba por pensamiento.», Cov. 400.a.64.
El Curioso impertinente explica
a su amigo la causa enfermiza de su propia impertinencia:
«Prosupuesto esto, has de
considerar que yo padezco ahora la enfermedad que suelen tener algunas mujeres,
que se les antoja comer tierra, y eso, carbón y otras cosas peores», I.33.22.
Esta causa enfermiza lo impulsa
a someter a su mujer a tres tipos de pruebas:
1) de
palabras (hasta: «—Bien está—dijo Anselmo—. Hasta aquí ha resistido Camila a
las palabras», I.33.30);
2) de
obras (a partir de: «es menester ver cómo resiste a las obras: yo os daré
mañana dos mil escudos de oro para que se los ofrezcáis…», I.33.30;
3) de
celos (I.34.8). Trágico fin de la historia: El Curioso impertinente «dejó la
vida en las manos del dolor que le causó su curiosidad impertinente.», I.35.41.
¿Moraleja de la historia? La
apunta el narrador en uno de sus comentarios:
«el que busca
lo imposible, es justo que lo posible se le niegue»,
I.33.36.
«Se descalifica el
comportamiento de Anselmo, porque su experimento se basa en una curiosidad
malsana y en un presupuesto quimérico: la perfección moral que
él busca no existe, pues no está en la naturaleza
humana (y no sólo en la femenina); por lo tanto exige de Camila algo imposible.
Y al exigir lo imposible «es justo que lo posible se le niegue», como advierte
el comentario del narrador. Es más: al no dejarla desenvolverse según sus
posibilidades, impide que su mujer –que, en el fondo, presta una digna resistencia–
pueda salir airosa… C. aboga aquí, lleno de escepticismo bondadoso, por una
moral que cuenta con las posibilidades reales de la naturaleza humana en vez de
las exigencias de un idealismo abstracto. Y al mismo tiempo concede –contrario
al drama de honor– dignidad moral a una adúltera, condenando la soberbia de un
hombre que, por exigir lo imposible, es el único culpable de la degradación de
su mujer.», Hans-Jörg Neuschäfer, en Rico 1998 b, p. 79.
Hay un precedente del tema de
esta novela en la primera obra cervantina:
«no son los celos señales de
mucho amor, sino de mucha curiosidad impertinente», La Galatea, lib. III.
¿Ha visto Cervantes en Amadís
un curioso
impertinente? Una justificación externa menos invocada por la
crítica, pero que nos parece digna de estudio, es el precedente del Amadís de Gaula de
Garci-Rodríguez de Montalvo, ±1492, donde el propio Amadís pide a su futuro
suegro el rey Lisuarte, enemigo suyo poco antes, por preferir para su hija la
mano del emperador de Roma, que someta a Oriana a la
prueba del arco encantado de los leales amadores y la cámara defendida.
He aquí la situación resumida por A. Rosenblat:
«—Mandad, señor, que antes de
comer, Oriana pruebe el arco encantado de los leales amadores y la cámara
defendida. Yo confío en que podrá entrar, y que en esa cámara se hará la fiesta
de nuestras bodas. § —Mi buen hijo—dijo el rey—, me es fácil cumplir lo que
pedís, mas temo que pongamos turbación en esta fiesta, porque muchas veces
acontece que el amor engaña a los ojos, y así podría acaeceros con mi hija
Oriana.», Versión de A. Rosenblat, p. 318.
En el texto original el
narrador se refiere a Oriana, hija del rey Lisuarte y mujer de Amadís:
«El Rey la levantó y la besó en
el rostro, y dixo: —Hija, pues conviene que antes de comer sea por vos provado
el arco de los leales amadores y la cámara defendida, que esto es lo que
vuestro marido me pide. § Cuando esto fue oído de toda aquella gente, a muchos
plugo de ver que la prueva se hiziesse, y a otras puso gran turbación, que como
la cosa tan grave de acabar fuesse y tantas y tales en ella havían falleçido,
bien pensavan que, la gloria que acabándola se alcançava, que assí en ella
falleçiendo se aventurava menoscabo y verguença Mas pues que vieron qu'el Rey
lo mandava y Amadís lo demandava, no quisieron dezir sino que se hiziesse.», AdG, l. IV, c. CXXV
p.1620. ® zelador
Salvador García Bardón, Taller cervantino del “Quijote”, Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, 2005
Una cosa me parece clara en esta historia de El curioso impertinente: no hay relación de igualdad entre hombre y mujer. Existe una más estrecha confianza entre los amigos que entre los esposos. Anselmo decide poner a prueba a su esposa pero sería impensable que hubiese puesto a prueba a su amigo sirviéndose de su mujer.
Tiene tanta confianza puesta en él, que no se le ocurre pensar que éste podría enamorarse de Camila. Ni se le pasa por las mientes una traición. Porque es un pacto entre caballeros. En cambio, la voluntad de la mujer se considera frágil y voluble:
“La donna è mobile, qual piuma al vento
muta d´accento, e di pensiero.”
En cambio, el amigo varón tiene palabra y es noble y leal.
La advertencia de Cervantes sería la siguiente: es de necios procurar la ocasión de que un hombre y una mujer se enamoren. Aunque, a decir verdad, él no habla de amor sino de pasión amorosa [¿encuentro sexual?]. Que dos almas se enciendan es cosa bien fácil:
“Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.
Mateo 26:41”
Me sorprendió mucho la manera de abordar el final de la historia. Hay una precipitación [se ofrece un adelanto o resumen] y una interrupción para contar el episodio de Don Quijote y los gigantes.
A continuación, se retoma la lectura para contar los detalles del desenlace [cuando Anselmo toma conciencia de que ha sido engañado por todos] y qué fue de cada uno de los protagonistas de esta historia.
Sorprende que la historia de los dos amigos acabe tan mal y que la historia "real", por intervención de la providencia, se resuelva de un modo tan sencillo y satisfactorio.
Cervantes nos invita a comparar la realidad y la ficción: la historia de Cardenio y Dorotea con la de los dos amigos.
Quiere que Cardenio se pregunte: ¿No fui en parte responsable de lo que ocurrió entre don Fernando y Luscinda?
Asímismo, persigue que Dorotea se identifique con Camila: ¿Por qué te sientes tan mal por haber cedido a la solicitud de Fernando? ¿acaso pierde su dignidad la mujer que ha sido engañada?
A continuación, se retoma la lectura para contar los detalles del desenlace [cuando Anselmo toma conciencia de que ha sido engañado por todos] y qué fue de cada uno de los protagonistas de esta historia.
Sorprende que la historia de los dos amigos acabe tan mal y que la historia "real", por intervención de la providencia, se resuelva de un modo tan sencillo y satisfactorio.
Cervantes nos invita a comparar la realidad y la ficción: la historia de Cardenio y Dorotea con la de los dos amigos.
Quiere que Cardenio se pregunte: ¿No fui en parte responsable de lo que ocurrió entre don Fernando y Luscinda?
Asímismo, persigue que Dorotea se identifique con Camila: ¿Por qué te sientes tan mal por haber cedido a la solicitud de Fernando? ¿acaso pierde su dignidad la mujer que ha sido engañada?
¿No es una lección magistral de “para qué nos sirve la literatura”? ¿No está apuntando Cervantes a la realidad de la ficción? Es asombroso. No es extraño que mueva a hablar de ello de un modo apasionado. Es tan humano. Es un dardo que a todos nos alcanza.
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