domingo, 5 de agosto de 2012

Una lágrima asomada



Ahora, cuesta abajo en mi rodada,
las ilusiones pasadas
ya no las puedo arrancar.
Sueño con el pasado que añoro,
el tiempo viejo que lloro
y que nunca volverá.


Cuando te hablen de amor
y de ilusiones
y te ofrezcan un sol
y un cielo entero
si te acuerdas de mí
no me menciones
porque vas a sentir
amor del bueno

Yo he crecido escuchándote, Chavela.
Ella te escribió un mensaje, una carta preciosa, una declaración de incondicional.
Ella se refugiaba en ti y tú la llamaste “Mi niña” y la abrazaste.
Me queda el recuerdo de los conciertos: Sevilla, Madrid, Jerez.
La suerte de haberte conocido y haber conversado en La Residencia y en Cádiz.
Ya sabes que de mí no te vas. Imposible. Tendría que nacer de nuevo.
Tu voz está ligada a mis recuerdos como la sal al pan. 
Fue un milagro que volvieras. 
¿Cuándo volveré a escucharte sin dolor? ¿Acaso es posible?


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