viernes, 11 de enero de 2013

Cuando odiamos a un hombre


Wenn wir einen Menschen hassen, so hassen wir in seinem Bild etwas, was in uns selber sitzt. Was nicht in uns selber ist, das regt uns nicht auf.

"Cuando odiamos a un hombre, odiamos en su imagen algo que se encuentra en nosotros mismos. Lo que no está dentro de nosotros mismos no nos inquieta"

Demian, Hermann Hesse [Capítulo 6, Pistorius].

“La droga no tenía acción selectiva: no era diabólica ni divina”
Como el bottox, lo que cuenta es la aplicación.
“De ahí que, aunque entonces tuviese dos caracteres lo mismo que dos cuerpos, el uno era totalmente malvado, en tanto que el otro seguía siendo el del viejo Harry Jekyll, el incongruente ser compuesto […]. El desplazamiento era, así, enteramente hacia lo peor.”
Me pregunto qué clase de historia habría resultado si el desplazamiento hubiera sido hacia lo mejor. Una especie de Pinocho que es, a un tiempo, el Pepito Grillo de Geppetto.

“Mi nuevo poder me tentó hasta convertirme en un esclavo.”
“Sonreía ante aquella realidad que en esa época me parecía graciosa
¿Inconsciente del peligro, temerario?

“Así protegido, como yo suponía, por todos los flancos comencé a disfrutar de la extraña impunidad que me confería mi posición.”
El ser humano no puede controlar todas las variables. No existe el crimen perfecto.

“Muchos hombres han pagado a otras personas para que éstas lleven a cabo sus crímenes, mientras ellos mismos y su reputación se hallan a salvo. Yo era el primero que los cometía, personalmente para mi propio placer. El primero que podía presentarse ante la opinión pública con su apariencia de simpática respetabilidad y, […], saltar las barreras y salir al mar de la libertad. Mas, para mí, en mi manto impenetrable, la seguridad era completa.”
Esta es la idea que está detrás del texto de Javier Marías en Los enamoramientos. Supongamos que alguien tiene garantizada la impunidad, ¿qué puede empujarle a dominar sus pasiones y a no actuar de acuerdo con sus propios intereses?. Su conciencia del deber.
Pero aquí hay una hipocresía. Cuando uno actúa conforme al deber por miedo al castigo no actúa moralmente. Kant distingue dos tipos de acciones: contrarias al deber y conformes al deber. Dentro de las últimas distingue: Conforme al deber por deber y Conforme al deber por inclinación. Solamente las primeras poseen valor moral. El valor moral de una acción no radica en algún propósito a conseguir sino en la máxima por la cual ha sido resuelta: “el cumplimiento del deber”.
El imperativo categórico kantiano tiene tres formulaciones:
1.     «Obra sólo según una máxima tal, que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal».
2.     «Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solamente como un medio».
3.     «Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de los fines».


Vemos cómo se expresa en casi todas las religiones y/o tradiciones morales/filosóficas: 1) Budismo: “No lastime a los demás en las maneras en las cuales usted mismo encontraría dañinas” (Udana-Varga 5:18). 2) Confucionismo: “No hacer a los otros lo que no quieras que los otros te hagan a ti” (Analects 15:23). 3) Hinduismo: “Esta es la suma del deber: no hacer a los otros lo que te causaría dolor si te lo hicieran” (Mahabharata 5:1517). 4) Humanismo: “No hagas cosas que no te gustaría que te hicieran” (La Sociedad Humanista Británica). 5) Islam: “Ninguno de ustedes cree hasta que desea a su hermano lo que desea para sí mismo” (Hadiths de Imam Al-Nawawi). 6) Jainismo: “Un hombre debería manejarse tratando a todas las criaturas como le gustaría que le tratasen” (Sutrakritanga 1.11.33). 7) Judaísmo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18).

Según estos principios, el doctor Jekyll no debería sentirse ajeno cuando su alter ego, el señor Hyde, viola esta máxima. Debería hacer lo posible y lo razonable por procurar el triunfo de la razón sobre las pasiones.

“Harry Jekyll sería el hombre que podría darse el lujo de reírse de las sospechas.”
El doctor Jekyll es el cómplice de Hyde y lo está encubriendo. ¿Acaso no es responsable? Incluso aunque se tratase de otro hombre. Estaba pensado ahora en el papel de María Dolz en Los enamoramientos. Parece que ella conoce el móvil del asesinato de Miguel Desvern pero no hace nada por resolverlo. Se mueve en una pasiva indiferencia. El problema es más grave porque no parece que sea sólo ella. Nadie parece interesado en remover el caso. Ocurre lo mismo en el final de la película de Match Point.

“Frecuentemente me hundía en una especie de asombro ante mi propia depravación. Aquel ser tan familiar que yo sacaba de mi propia alma y que enviaba , solo, en busca del placer, era inherentemente maligno y depravado; sus actos e ideas se centraban en el yo; con bestial avidez libaba el placer de cualquier grado de tortura sufrido por otro; era insensible como estatua de piedra. En ocasiones, Harry Jekyll, se horrorizaba de los actos de Edward Hyde, mas la situación se apartaba de las leyes ordinarias e insidiosamente tranquilizaba, así, su conciencia. Después de todo, el culpable era Hyde, y sólo Hyde.”

Supongamos que el doctor Jekyll es la sociedad y el señor Hyde es la oveja descarriada. Me parece que no basta con horrorizarse, consentir y desentenderse del problema como si no tuviera nada que ver con él. El señor Hyde también es un miembro de la sociedad y algo habrá que hacer. Para empezar, tratar de que caiga sobre él todo el peso de la ley.
Siempre buscamos mecanismos para tranquilizar nuestra conciencia, para no sentirnos responsables de nada de lo que ocurre a nuestro alrededor. Una y otra vez volvemos a la importancia de la educación, el civismo y el sentido de la responsabilidad personal. Somos conciencias adormecidas que apenas se conforman con reparar el mal [hacer justicia]. Debiéramos trabajar más y mejor por evitarlo apuntalando la buena educación y el civismo.
Me parece que la trilogía de Javier Marías [Tu rostro mañana] gira en torno a este tema.
Nadie puede estar seguro de sí mismo, de cómo actuará mañana.
¿Qué ocurre si uno descubre que el Estado es una especie de doctor Jekyll y Mr. Hyde?
¿Cómo podrá defenderse de él?

"Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros".
 Demian, Hermann Hesse,  [Capítulo 2, Max Demian]
Wenn man jemanden fürchtet, dann kommt es daher, daß man diesem Jemand Macht über sich eingeräumt hat.


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