jueves, 24 de enero de 2013

As time goes by




Fragmentos de Diario del Nautilus, Antonio Muñoz Molina
Quevedo dio forma para siempre a esa inútil rebelión en un soneto prodigioso donde las cenizas de un amante quedan convertidas no en reliquias, sino en señales vivas de la pasión que lo alentó.”

Amor constante, más allá de la muerte

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría, 
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

[Quevedo, Francisco de: Obra poética, tomo I, ed. de José Manuel Blecua



“para escuchar las palabras que parecen pronunciadas en este mismo instante y para cada uno de nosotros. Tócala otra vez, Sam, suplica en voz muy baja, acodada en el piano, al filo del recobrado fervor y acaso de la culpa, y el pianista negro inicia la canción y el himno íntimo de todos los desterrados que alguna vez quisieron regresar a Casablanca.”






 As time goes by [A medida que pasa el tiempo]

[This day and age we're living in
Gives cause for apprehension
With speed and new invention
And things like fourth dimension.
Yet we get a trifle weary
With Mr. Einstein's theory.
So we must get down to earth at times
Relax relieve the tension
And no matter what the progress
Or what may yet be proved
The simple facts of life are such
They cannot be removed.]
You must remember this
A kiss is just a kiss, a sigh is just a sigh.
The fundamental things apply
As time goes by.
And when two lovers woo
They still say, "I love you."
On that you can rely
No matter what the future brings
As time goes by.
Moonlight and love songs
Never out of date.
Hearts full of passion
Jealousy and hate.
Woman needs man
And man must have his mate
That no one can deny.
It's still the same old story
A fight for love and glory
A case of do or die.
The world will always welcome lovers
As time goes by.
Oh yes, the world will always welcome lovers
As time goes by.

“Pero no hay don que no esconda su propia dosis de veneno. En el romance antiguo del enamorado y la muerte, el caballero que despierta al recibir la visita de la Señora Blanca le pide un día más de vida, pero ella sólo le concede una hora: no una tregua, ni un resquicio de perdón, sino el tiempo preciso para que el caballero cumpla del todo su destino y se rompa el cuello al caer de la torre que escalaba, asido a un cordón de seda, para alcanzar las habitaciones de su dama y defenderse en sus brazos del acoso y cita de la muerte.”

Yo me estaba reposando
anoche como solía,
soñaba con mis amores,
que en mis brazos se dormían.
Vi entrar señora tan blanca
muy más que la nieve fría.
- ¿Por dónde has entrado, amor?
¿Cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.
- No soy el amor, amante:
La muerte que Dios te envía.
- ¡Ay muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día!
- Un día no puedo darte,
- una hora tienes de vida.

Muy deprisa se levanta,
más deprisa se vestía.
Ya se va para la calle,
en donde su amor vivía.
- ¡Ábreme la puerta, blanca,
ábreme la puerta niña!
- ¿La puerta cómo he de abrirte
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue a palacio,
mi madre no está dormida.
- Si no me abres esta noche,
ya nunca más me abrirías;
la muerte me anda buscando,
junto a ti vida sería.

- Vete bajo la ventana
donde bordaba y cosía,
te echaré cordel de seda
para que subas arriba,
si la seda no alcanzare,
mis trenzas añadiría.
Ya trepa por el cordel,
ya toca la barandilla,
la fina seda se rompe,
él como plomo caía.
La Muerte le está esperando
abajo en la tierra fría:

-¡Vamos, el enamorado,
la hora ya está cumplida!

“En algún lugar de este diario apócrifo he contado que el Nautilus es el refugio último de quienes piensan, como Gustavo Adolfo Bécquer, que la soledad es el imperio de la conciencia […]Exactamente así cuenta Homero que le sucedió a Ulises, pero el rey de Ítaca, a quien Álvaro Cunqueiro, llamándole San Ulises, hizo santo de retablo y abogado pagano de todos los que viajan para recobrar una patria perdida, no sólo tuvo la fortuna de sobrevivir, sino que halló también, en la playa de los feacios, el cuerpo joven y tal vez desnudo de la bella Nausicaa, quedando tan deslumbrado por ella que sólo supo preguntarle si era una mujer o una diosa. […]Luis Buñuel concibió la aventura de un grupo de hombres y mujeres que asisten plácidamente a una velada social y de pronto, sin que nada suceda, se encuentran atrapados en un salón que es una isla y una cárcel tan atroz que no necesitaba, para extraviarlos del mundo, ni rejas, ni paredes tapiadas ni una puerta que no pudieran abrir, porque todas estaban abiertas de par en par y sólo muros de aire y abismos invisibles defendían sus umbrales.De la misma materia están hechas las trampas de la realidad que se quiebran bajo nuestros pasos como una lámina de hielo y los laberintos que algunas veces cobran la forma de una isla, de un buque submarino, de una ciudad que esconde tras cualquiera de sus esquinas el aliento oscuro del Minotauro. […] las aventuras de la felicidad o el horror se esconden al otro lado de una puerta que tal vez nunca abriremos.”

El discreto encanto de la burguesía, 1972


“No habrá libros ni bibliotecas que nos permitan vivir, como Quevedo, en conversación con los difuntos […] Las palabras de un hombre, la mirada y la vida de quien los escribió y las del lector que se sumió en ellos como en el espejo de su propia conciencia. Sócrates desdeñaba la escritura, porque temía que los hombres, al confiarse a ella, olvidaran el tranquilo ejercicio de la conversación y la memoria, pero la escritura no sólo guarda las palabras o las sepulta, también incita a breves placeres que únicamente a ella pertenecen y que se perderán sin remedio cuando el papel y los libros sean abolidos. […] Como las estatuas, como todas las cosas inmóviles que cotidianamente nos acompañan y nos miran, en la oscuridad y en la noche los libros suelen agrandar su presencia, y uno es entonces el guardián ciego que los toca y los adivina y no puede verlos, igual que Borges en su biblioteca de Buenos Aires.
Sé que mis libros, como mi ser de carne, terminarán un día por morir, escribió Proust. Tenía miedo de la muerte que gasta los libros y los empuja hacia el olvido en los estantes de las bibliotecas, pero no sabía que también esa clemencia última nos será negada alguna vez, pues no es posible concebir la esperanza de que las palabras que hemos amado o escrito sobrevivan en un libro que seguirá existiendo aunque nadie vuelva a abrirlo […] nunca es más valioso un placer que cuando se le sabe condenado a extinguirse.

“una palabra, un nombre tan temible como el que el rabino de Praga escribió en la frente de una estatua de barro para darle vida y convertirla en el Golem. […]Mi nombre es Nadie, dijo Ulises al Cíclope que lo perseguía, y fue esa hermosa mentira lo que le permitió salvarse

El relato más famoso relativo a un golem involucra a Rabbi Judah Loew, el Maharal de Praga, un rabino de siglo XVI. Se le atribuye haber creado un golem para defender el gueto de Praga de Josefov de los ataques antisemitas, así como para atender el mantenimiento de la sinagoga. La historia del Golem aparecía en la letra en 1847 en una colección de relatos judíos, publicado por Wolf Pascheles de Praga. Aproximadamente sesenta años después, una descripción ficticia fue publicada por Yudl Rosenberg (1909). De acuerdo con la leyenda, el Golem podía estar hecho de la arcilla de la orilla del río Vltava (río Moldava) en Praga. Tras realizar los rituales prescritos, el Rabbi desarrolló el Golem y lo hizo venir a la vida recitando los conjuros especiales en hebreo. Cuando el Golem de Rabbi Loewe creció más, también se puso más violento y empezó a matar a las personas y difundir el miedo. Al Rabino Loew le prometieron que la violencia en contra de los judíos pararía si el Golem era destruido. El Rabbi estuvo de acuerdo. Para destruir el Golem, eliminó la primera letra de la palabra "Emet" de la frente del golem para formar la palabra hebrea que representaba la muerte. (De acuerdo con la leyenda, los restos del Golem de Praga están guardados en un ataúd en el ático del Altneuschul en Praga, y puede ser devuelto a la vida de nuevo si es necesario.)

“Sabemos por sus cartas que cuando Colón llegó al Caribe estaba firmemente convencido de haber encontrado el Edén. Si todo viaje es un regreso, fue el suyo el más desmesurado de todos, porque creyó regresar a la primera y única patria de la felicidad de los hombres. Al roturar el Paraíso, las naves y los misioneros y los rapaces soldados de España lo abolieron para siempre, pero al mismo tiempo las crónicas de la conquista […] lo agregaron a la imaginación de Europa para convertirlo en un sueño perdurable […]Ya no queda ni una sola isla que no haya sido arrasada por los invasores.
En una isla del Pacífico hay una lápida donde está escrito el nombre de Paul Gauguin. Su tumba, como la de Stevenson, no es tanto un monumento a su memoria de fugitivos como un aviso de que ni siquiera al final del viaje más largo cesa el asedio de los perseguidores, su tiranía, su sucia potestad de convertirnos en proscritos o desterrados.”

“Algunas veces los hombres son devorados por la máscara que eligieron para encubrir o revelar su verdadero rostro, que suele ser otra máscara sucesiva y secreta tras la cual no hay nadie, o muchos rostros que las fotografías resumen en uno sólo, una mirada, una manera cobarde de sonreír ante los focos […] quien quiso usar la máscara termina poseído por ella, gradualmente borrado por sus rasgos. […] A la dolencia de la irrealidad, al influjo vampiro de los antifaces, son particularmente vulnerables quienes mantienen cotidiano trato con criaturas imaginarias, prestándoles su voz y el aliento de su propia vida y aun encarnando sus figuras de ladrones de cuerpos. […]
Al hidalgo Alonso Quijano los libros de caballería lo convirtieron en un personaje de Cervantes, pero el antifaz que conceden las palabras escritas no es nunca tan exterminador como el que usan los actores […]Acaso nadie pueda, como pedía Montgomery Clift, descender a los infiernos y regresar ileso, acaso a nadie le esté permitido sobrevivir a la osadía de ser otro, de imaginar otra vida y cumplirla hasta la exaltación o la desdicha. […] La fábula de aquel emperador o mandarín de China que quiso buscar, para marido de su hija, al hombre cuyo rostro fuera la expresión pura y exacta de la bondad. Lo encontraron, casó con la hija del mandarín, la hizo apaciblemente feliz durante todas las horas y los días de su vida, y sólo cuando murió pudo averiguarse que su rostro no era tal, sino una delgada máscara que repetía, con minuciosa exactitud, los mismos rasgos que se ocultaban tras ella.”

Textos seleccionados de Diario del Nautilus, Antonio Muñoz Molina




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