De la fuerza de imaginación, Ensayos, Michel de Montaigne
Voluntaria suspensión de la incredulidad, Samuel Taylor Coleridge, Biographia Literaria
Epojé (Suspensión del juicio) y Escepticismo
Epojé y Fenomenología
Duda metódica o cartesiana
Hay autores cuyo único fin es relatar los acontecimientos; el mío, si a él acertara a tocar, sería escribir, no lo acontecido, sino lo que puede acontecer. Lícito es en las discusiones de filosofía atestiguar con cosas verosímiles cuando no existen las reales; yo no voy tan allá, sin embargo; y sobrepaso en escrupulosidad a las historias mismas. En los ejemplos que saco de lo que he leído, oído, hecho o dicho tengo por sistema no alterar ni modificar siquiera las más inútiles circunstancias: mi conciencia no falsifica ni una coma; de mi falta de ciencia no puedo responder lo mismo.
Creo yo que la ocupación de escribir la historia conviene bien a un teólogo o a un filósofo, y en general a los hombres prudentes, de conciencia exacta y exquisita. Sólo ellos, pueden deslindar su fe de las creencias del pueblo, responder de las ideas de personas desconocidas y mostrar sus conjeturas como moneda corriente. De las acciones que pasan ante su vista y que se prestan a interpretaciones varias opondríanse a prestar juramento ante un juez, y por íntimo trato que tuvieran con un hombre rechazarían igualmente el responder con plenitud de sus intenciones. Tengo por menos aventurado escribir sobre las cosas pasadas que sobre las presentes, entre otras razones porque en las primeras el escritor no tiene que dar cuenta sino de una verdad prestada.
Me invitan algunos a relatar los sucesos de mi tiempo, considerando que los veo con ojos menos desapacibles que los demás, y más de cerca, por la proximidad en que la fortuna me ha puesto de los jefes de los distintos partidos. Pero no saben aquéllos que por alcanzar la gloria de Salustio no me procuraría ningún mal rato, como enemigo jurado que soy de toda obligación asidua y constante; ni que nada hay tan contrario a mi estilo como una narración dilatada. Falto de alientos, deténgome a cada momento. Ignoro más que una criatura los vocablos y frases que se aplican a las cosas más comunes; por eso he tomado a mi cargo el escribir sólo sobre aquellas materias que se acomodan a mis fuerzas. Si me impusiera un asunto determinado, mi medida podría faltar a la suya, y como la libertad mía es tan grande, emitiría juicios que, en mi sentir mismo y conforme a las luces de la razón, serían injustos y censurables.
Plutarco nos diría seguramente que en sus obras no es él responsable si todos sus ejemplos no son enteramente auténticos; que fueran útiles a la posteridad y estuvieran presentados de modo que nos encaminaran a la virtud, fue lo que procuro. No ocurre lo mismo que con las medicinas con los cuentos antiguos: en éstos es indiferente que la cosa pasara así, o de otro modo diferente.
willing suspension of disbelief
La expresión fue acuñada en 1817 por el poeta inglés Samuel Taylor Coleridge en el fragmento siguiente:
Esta idea dio origen al proyecto de Lyrical Ballads; en el cual se acordó que debería centrar mi trabajo en personas y personajes sobrenaturales, o al menos novelescos, transfiriendo no obstante a estas sombras de la imaginación, desde nuestra naturaleza interior, el suficiente interés humano como para lograr momentáneamente la voluntaria suspensión de la incredulidad que constituye la fe poética.
Samuel Taylor Coleridge, Biographia Literaria
En realidad, el concepto deriva del concepto de verosimilitud inserto en la Poética de Aristóteles, que postula la idea retórica de que, para convencer, es preferible una mentira creíble a una verdad increíble. En consecuencia, el escritor debe esforzarse por hacer realista lo irreal, como hizo Miguel de Cervantes al escribir una novela realista parodiando los libros de caballerías.
Epojé
Epojé (del griego ἐποχή «suspensión»), transliterado a veces también como epoché o epokhe, es un concepto originado en la filosofía griega, utilizado principalmente por la corriente escéptica. En los tiempos modernos fue revitalizado por la fenomenología de Edmund Husserl, si bien no en su acepción inicial. Originariamente, según la definición dada por Sexto Empírico significa un estado mental de «suspensión del juicio», un estado de la conciencia en el cual ni se niega ni se afirma nada. Para Husserl, la epoché, o mejor epojé, consiste en la «puesta entre paréntesis (parentetización) no sólo de las doctrinas (o doxas) sobre la realidad, sino también de la realidad misma».
Epojé y escepticismo
El concepto de epojé jugó un rol importante en la corriente filosófica de Pirrón. Partiendo del supuesto de que no conocemos nada, Pirrón argumentó que la actitud que más conviene adoptar es la epojé, es decir, la suspensión del juicio o de la afirmación. No es exacto afirmar que esta posición implica la idea de que no tenemos ninguna posibilidad racional de elegir entre uno u otro curso de acción. Más bien se relaciona con el hecho de que un determinado tipo de vida o acción no puede ser catalogado como el «definitivamente correcto». Tampoco es acertado postular que los escépticos niegan dogmáticamente la posibilidad de todo conocimiento: la misma palabra skepsis implica «siempre buscar», «siempre investigar». En efecto, sería autocontradictorio afirmar plenamente que nada puede ser objeto de conocimiento ya que esa misma proposición sería paradójicamente elevada a la categoría de algo que se conoce.
Según la definición de Sexto Empírico, la epojé es «el estado de reposo mental por el cual ni afirmamos ni negamos», o si se quiere una actitud mental de imperturbabilidad o ataraxia (del griego αταραξια). El concepto tenía distintos grados de «intensidad» según los distintos filósofos de esta corriente, abarcando desde la suspensión radical del juicio para algunos en el caso de especulaciones teóricas, hasta posiciones próximas del probabilismo en otros casos. En lo que respecta a aspectos no ya teóricos sino prácticos, el concepto tendía a confundirse con la metripatía, que puede traducirse como la adopción de una actitud de prudencia cuando se trata de evaluar sentencias de carácter moral.
Epojé y fenomenología
En la fenomenología de Husserl, el concepto de epojé se redefine de una manera más radical, como un cambio fundamental de actitud no sólo respecto al conocimiento y a las teorías ya existentes, (lo que se aparenta a la suspensión del juicio) sino también frente a la realidad misma, cambio de actitud que Husserl describe con las imágenes de "poner entre paréntesis" (Einklammerung), de «desconexión» (Ausschaltung) de la cotidianeidad. Esta sería un presupuesto del método para llegar a lo que Husserl denomina reducción fenomenológica.
Tal radicalidad permite distinguir a la epoché en sentido husserliano, no sólo de la epojé clásica, sino también de todo otro concepto con el que puedan presentarse analogías, entre los que pueden citarse la duda cartesiana o la abstención de explicaciones metafísicas propugnada por Auguste Comte. Tampoco es para nada la negación de la realidad.
Ese cambio radical frente a la actitud «natural», nos pone en el umbral del conocimiento filosófico. Ferrater Mora explica que en esa «puesta entre paréntesis» no sólo van a quedar encerradas las doctrinas y teorías respecto de la realidad, sino también, la realidad misma: como consecuencia de ello, la realidad no resulta modificada sino «alterada». Sólo esta actitud permitiría alcanzar la conciencia pura o transcendental.
Descartes, como los escépticos, rechaza la existencia de una relación entre idea y realidad; no, a diferencia de los escépticos, porque no se pueda conocer la realidad, sino porque nuestras ideas no corresponden a la realidad. La razón que da es clara: la idea, en cuanto que existe dentro del pensamiento, pertenece sólo a él, mientras que la realidad es independiente, pues se halla fuera de la mente.
El error consiste en afirmar como real lo que aparece en la conciencia, es decir, en presuponer una realidad fuera de la mente que correspondería a la idea.
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