martes, 10 de noviembre de 2015

At least I have my nightmares

qué cosa es saber y qué cosa es ignorar; cuál debe ser el fin del estudio; qué cosas sean el valor, la templanza y la justicia; la diferencia que existe entre la ambición y la avaricia, la servidumbre y la sujeción; la libertad y la licencia, cuáles son los caracteres que reviste el sólido y verdadero contentamiento; hasta qué punto son lícitos el temor de la muerte, el dolor y la deshonra;


Et quo quemque modo fugiatque feratque laborem;

[Y de qué modo debemos evitar, o soportar, las penalidades de la vida. VIRGILIO, Eneida, II, 459.]



cuáles son los resortes que nos mueven y la causa de las múltiples agitaciones que residen en nuestra naturaleza, pues entiendo que los primeros discursos que deben infiltrarse en su entendimiento deben ser los que tienden al régimen de las costumbres y sentidos; los que lo enseñen a conocerse, a bien vivir a bien morir. Entre las artes liberales, comencemos por las que nos hacen libres; todas, cada cual a su manera, contribuyen a la instrucción de nuestra vida y conducta, del propio modo que todas las demás cosas prestan también su concurso; mas elijamos entre ellas las de una utilidad más directa, y las que se refieren a nuestra profesión. [...] Con arreglo a los principios en que Sócrates fundamentaba la educación, debe prescindirse de todo cuanto no nos sea provechoso: [...]
Nada hay, por el contrario, más alegre, divertido, jovial, y estoy por decir que hasta juguetón. No pregona la filosofía sino fiesta y tiempo apacible; una faz triste transida proclama que de ella la filosofía está ausente. [...]

El testimonio más seguro de la sabiduría es un gozo constante interior; su estado, como el de las cosas superlunares, jamás deja de ser la serenidad y la calma [...]
la filosofía, cuya misión es serenar las tempestades del alma; enseñar a resistir las fiebres y el hambre con continente sereno, no valiéndose de principios imaginarios, sino de razones naturales y palpables, tiene la virtud por término, la cual no está como la escuela asegura, colocada en la cúspide de un monte escarpado e inaccesible [...]
los pedantes la han mostrado con semblante triste, querelloso, despechado, amenazador y avinagrado, y la han colocado sobre la cima de escarpada roca, en medio de abrojos, cual si fuera un fantasma para sembrar el pasmo entre las gentes. [...]

El verdadero espejo de nuestro espíritu es el curso de nuestras vidas.

Ensayos, Michel de Montaigne

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Chrome - Handwriting/>Chrome - Handwriting