lunes, 22 de octubre de 2012

No conocerías Tansonville


De mi lectura de vacaciones, Por el camino de Swann I y II, he seleccionado aquellos textos que me han parecido especialmente bellos o interesantes. No hay otro particular: 

“Le dije que Bloch.
-¡Ah!,  sí;  el  muchacho  ese  que  vi  aquí  una  vez  y  que  se parece tan extraordinariamente al retrato de Mahomet II, de Bellini.”

“Pero ahora  me  chocaba  un  poco  esa  actitud  de  Swann  ante  las  cosas.
Parecía como si no se atreviera a tener opinión, y que no estaba tranquilo  más  que  cuando  podía  dar  detalles  precisos  con  toda minuciosidad. Pero entonces es que no se daba cuenta de que era profesar una opinión el postular que la exactitud de los detalles era cosa de importancia. (…) ¿Para qué vida reservaba, pues, el decir, por fin, seriamente lo que opinaba de las cosas, el formular juicios que no necesitaban comillas, y el no entregarse con puntillosa cortesía a placeres que consideraba al mismo tiempo como ridículos?

“Porque creer que una persona participa de una vida incógnita, cuyas puertas nos abriría su cariño, es todo lo que exige el amor para brotar, lo que más estima, y  aquello  por  lo  que  cede  todo  lo  demás.  Hasta  las mujeres  que sostienen que no juzgan a un hombre más que por su físico, ven en ese físico las emanaciones de una vida especial.”

“¿Pues no había soñado que mi pobre Octavio resucitaba y quería hacerme dar un paseo diario?.. Tendió la mano hacia el rosario, que estaba en  la  mesita;  pero  el  sueño  que  tornaba  no  le  dejó  fuerzas  para cogerle, y volvió a dormirse tranquila; entonces salí a paso de lobo del cuarto, sin que ella ni nadie haya sabido nunca lo que yo acababa de oír.”

“Mi madre, al saber que componía música, le dijo por amabilidad que cuando ella fuera a su casa  tenía  que  tocar  alguna  composición  de  las  suyas.  Cosa  que hubiera agradado mucho al señor Vinteuil; pero llevaba la cortesía y la bondad a tal punto de escrúpulo, que se colocaba siempre en el lugar de los demás y tenía miedo de aburrirlos y parecer egoísta si seguía,  o  si  sencillamente  dejaba  adivinar  sus  deseos.  Mis  padres me llevaron con ellos el día que fueron a verlo, …”

“cuando las personas, que por falta de energía o imaginación no saben sacar de sí mismas un principio de renovación, piden al minuto que llega, al cartero que está llamando, que les traigan algo nuevo,  aunque  sea  malo,  un  dolor,  una  emoción;  cuando  la sensibilidad, que la dicha hizo callar como arpa ociosa, quiere una mano  que  la  haga  resonar,  aunque  sea  brutal,  aunque  la  rompa; cuando la voluntad, que tan difícilmente conquistó el derecho de entregarse  libremente  a  sus  deseos  y  a  sus  penas,  desea  echar  las riendas en manos de ocurrencias imperiosas, por crueles que sean.”

“Nos quería de verdad, y le hubiera gustado llorarnos; y de llegar en una ocasión en que se encontrara ella bien y  sin  sudar,  la  noticia  de  que  la  casa  estaba  ardiendo,  de  que  ya habíamos perecido todos y de que pronto no quedaría ni una piedra en  pie,  aunque  ella  podría  salvarse  sin  prisa,  con  tal  de  que  se levantara  inmediatamente,  debió  alimentar  muchas  veces  sus esperanzas,  porque  reunía  a  las  ventajas  secundarias  de  hacerle saborear en un sentimiento único todo su cariño a nosotros, y de causar  el  pasmo  del  pueblo,  presidiendo  el  duelo,  abrumada  y valerosa, moribunda, pero en pie, la más preciosa ventaja de obligarla en el momento oportuno, y sin perder tiempo, y sin posibilidad de dudas molestas, a irse a pasar el verano a su hermosa hacienda de Mirougrain,  que  tenía  una  cascada y  todo.”

“Me di cuenta de que, exceptuando a sus parientes, los humanos excitaban tanto más su compasión con sus infortunios cuanto más lejos estaban de ella. Los torrentes de lágrimas que lloraba al leer el periódico, sobre las desgracias de gente desconocida, se secaban prestamente si podía representarse a la víctima de manera un poco concreta.”

“Francisca hallaba,  para servir  su  permanente  voluntad  de  hacer  la  casa imposible  a  todo criado,  agudezas  tan  sabias  e  implacables,  que muchos  años  más  tarde  nos  enteramos  de  que  si  comimos  aquel verano espárragos casi a diario, fue porque el olor de ellos ocasionaba a la pobre moza encargada de pelarlos ataques de asma tan fuertes, que tuvo que acabar por marcharse.”

“Era una de esas actitudes o actos que revelaba el carácter  más  hondo  y  oculto  de  un  ser;  no  se  eslabona  con  sus palabras  anteriores,  no  nos  la  puede  confirmar  el  testimonio  del culpable, que no ha de confesar; y no tenemos otro testimonio que el  de  nuestros  sentidos,  que  muchas  veces,  enfrentados  con  ese recuerdo aislado e incoherente, parecen haber sido juguete de una ilusión; de modo que esa actitudes, que son las únicas importantes, nos dejan muy a menudo en la duda.”


“-¿Conoce quizá a las señoras del castillo de Guermantes?; y sentía una especie de felicidad, porque al pronunciar aquel nombre adquiría como una especie de dominio sobre él, por el solo hecho de extraerlo de mis sueños y darle una vida objetiva y sonora. (…)

.No,  no  las  conozco.,  dijo;  pero,  en  vez  de  dar  a  un detalle tan sencillo  y a una respuesta tan poco sorprendente el tono corriente y natural que convenía, la pronunció apoyándose en las palabras, inclinándose, saludando con la cabeza, y a la vez con la insistencia  que  se  da,  para  merecer  crédito,  a  una  afirmación inverosímil .como si eso de no conocer a los Guermantes fuera sólo  efecto  de  una  rara  casualidad.,  y  al  mismo  tiempo  con  el énfasis de una persona que, como no puede ocultar una cosa que le es molesta, prefiere proclamarla, para dar a los demás la impresión de  que  la  confesión  que  está  haciendo  no  le  fastidia,  y  es  fácil, agradable y espontánea, y que la cosa misma .el no conocer a los Guermantes.  puede  muy  bien  ser  algo  no  impuesto,  sino voluntario, derivado de alguna tradición familiar, principio de moral o  voto  místico  que  le  prohibiera  expresamente  el  trato  ton  los Guermantes. .No .continuó explicando con las mismas palabras la  entonación  que  les  daba.;  no  las  conozco;  nunca  he  querido conocerlas, siempre quise guardar a salvo mi independencia; en el fondo, ya sabe usted que soy un jacobino. Muchas personas me lo han vuelto a decir, que hacía mal en no ir a Guermantes, que iba  a pasar por un grosero, por un oso. Pero esta reputación no me da miedo, porque es verdad. En el fondo, de este mundo sólo me gustan unas pocas iglesias, dos o tres libros, pocos cuadros más, y la luna, siempre que esa brisa de su juventud de usted me traiga el perfume de los jardines que ya no pueden distinguir mis cansadas pupilas.”

“Claro que eso no quería decir que Legrandin no era sincero cuando tronaba contra los snobs. No podía saber, al menos por sí mismo,  que  lo  era,  porque  no  nos  es  dado  conocer  más  que  las pasiones  ajenas,  y  lo  que  llegamos  a  conocer  de  las  nuestras  lo sabemos  por  los  demás.  Nuestras  pasiones  no  accionan  sobre nosotros más que en segundo lugar, por medio de la imaginación, que coloca en lugar de los móviles primeros, morales de relevo que son más decentes.”

“Mi abuela, que opinaba que en los baños de mar hay que estarse todo el día en la playa husmeando la sal,  y  que  más  vale  no  conocer  a  nadie,  porque  las  visitas  y  los paseos son otros tantos robos de aire de mar, pedía por el contrario, que  no  habláramos  de  nuestro  proyecto  a  Legrandin,  porque  ya estaba viendo a su hermana, aquella señora de Cambremer, bajando del coche en el hotel en el momento que íbamos a salir a pescar, y obligándonos a quedarnos en casa para hacerle los honores.”

“Ese país inverosímil .añadió con maquiavélica delicadeza., ese país de ficción no es buena lectura para un niño, y no es el que yo escogería para mi amiguito, ya tan dado a la tristeza y con el corazón tan predispuesto. Los climas de confidencia amorosa y de nostalgia inútil acaso convengan a los viejos desengañados como yo, pero siempre son malsanos para un temperamento sin formar. Créame usted .repitió con insistencia; las aguas de esa bahía, casi bretona ya, quizá ejerzan una influencia sedante en un corazón que ya no está intacto como el mío y cuya herida  no  tiene  compensación.  Pero  a  su  edad,  mocito,  están contraindicadas.”

“Legrandin, de haber seguido nosotros insistiendo, hubiera sido capaz de construir toda una ética del paisaje y una geografía celeste de la Normandía baja antes que confesar que a dos kilómetros de Balbec vivía una hermana suya, y tener que darnos una carta de presentación, cosa que no le habría asustado tanto si hubiera estado seguro como debía estarlo, dada su experiencia del carácter de mi abuela. de que no la íbamos a utilizar.”

“Porque alrededor de Combray había dos “lados” para ir de paseo, y tan opuestos, que teníamos que salir de casa por distinta puerta, según quisiéramos ir por uno u otro: el lado de Méséglise la Vineuse,  que  llamábamos  también  el  camino  de  Swann,  porque yendo por allí se pasaba por delante de la posesión del señor Swann, y el lado de Guermantes.”

“De repente me paré, sin poder moverme, como sucede cuando vemos algo que no sólo va dirigido a nuestro mirar, sino que requiere más profundas percepciones y se adueña de nuestro ser entero. Una chica de un rubio rojizo,  que, al parecer, volvía de paseo, y que llevaba en la mano una azada de jardín, nos miraba, alzando  el  rostro,  salpicado  de  manchitas  de  color  de  rosa.  Le brillaban mucho los negros ojos, y como yo no sabía entonces, ni he llegado  luego  a  saberlo,  reducir  a  sus  elementos  objetivos  una impresión  fuerte,  como  no  tenía  bastante  de  eso  que  se  llama .espíritu de observación. para poder aislar la noción de su color, por mucho tiempo, cuando pensé en ella, el recuerdo del brillo de sus  ojos se me presentaba como de vivísimo azul, porque era rubia; de modo que quizá si no hubiera tenido ojos tan negros .cosa que tanto  sorprendía  al  verla  por  vez  primera.  no  me  hubieran enamorado en ella tanto como me enamoraron, y más que nada sus ojos  azules.
La miré primero con esa mirada que es algo que el verbo de los  ojos,  ventana  a  que  se  asoman  todos  los  sentidos,  ansiosos  y petrificados; mirada que querría tocar, capturar, llevarse el cuerpo que está mirando, y con él el alma; y luego, por el miedo que tenía de que de un momento a otro mi abuelo y mi padre vieran a la chica y  me  mandaran  apartarme,  y  correr  un  poco  delante  de  ellos,  la miré con una mirada inconscientemente suplicante, que aspiraba a obligarla a que  se fijara en mí, a que me conociera.”

“Me parecía tan bonita, que  con  gusto  hubiera  vuelto  sobre  mis  pasos  para  gritarle, encogiéndome de hombros: .Es usted feísima, ridícula, repulsiva.”

“Por el lado de Méséglise, en Montjouvain, casa situada junto a  una  gran  charca  y  al  abrigo  de  una  escarpa  llena  de  matorrales, vivía el señor Vinteuil. (…)La gente decía: .Ese pobre señor Vinteuil tiene que estar cegado por el cariño para no enterarse de lo que 
se  murmura  y  dejar  a  su  hija,  él  que  se  escandaliza  por  una palabra mal dicha, que meta en casa a una mujer así. Y dice que es una mujer excepcional, de gran corazón y con muchas disposiciones para la música, si las hubiera cultivado. Pero que tenga por seguro que  no  es  a  la  música  a  lo  que  se  dedica  con  su  hija..”

“No hay nadie, por muy virtuoso  que  sea,  que  por  causa  de  la  complejidad  de  las circunstancias no pueda llegar algún día a vivir en familiaridad con el vicio que más rigurosamente condena .sin que, por lo demás, le reconozca por completo bajo ese disfraz de hechos particulares que reviste  para  entrar  en  contacto con  uno  y  hacerlo  padecer: palabras raras, aptitud inexplicable tal noche de un ser a quien se quiere por tantos motivos”

“Pero no porque el señor Vinteuil se diera cuenta de la conducta de su  hija  disminuyó  en  nada  su  cariño  hacia  ella.  Los  hechos  no penetran en el mundo donde viven nuestras creencias, y como no les dieron vida no las pueden matar; pueden estar desmintiéndolas constantemente  sin  debilitarlas,  y  un  alud  de  desgracia   o enfermedades que una tras otra padece una familia, no le hace dudar de la bondad de su Dios ni de la pericia de su médico.”

“Swann, con la orgullosa caridad del hombre de mundo, que, rodeado por la disolución de todos los prejuicios morales, no ve en la infamia  de  otra  persona  más  que  un  motivo  para  demostrarle  su benevolencia, con pruebas que halagan más el amor propio del que las da, porque le parecen preciosas al que las recibe, habló mucho con Vinteuil, a quien antes no dirigía la palabra, y antes de despedirse le dijo que porqué no mandaba a su hija a jugar un día a Tansonville.”

“su muerte no ocasionó gran pena más que a una persona; pero a ésa, tremenda, eso sí. Durante los quince días que duró la última enfermedad de mi tía, Francisca, no la abandonó un instante; no se desnudó, no permitió que la atendiera nadie más que ella,  y sólo se separó del cadáver cuando recibió sepultura. Comprendimos entonces  que  aquella  especie  de  terror  en  que  Francisca  viviera  a las malas palabras, a las sospechas y, a los arrebatos de cólera de mi tía, determinó en ella un sentimiento, que nosotros creíamos ser de odio, y en realidad era de amor y veneración. Su ama verdadera, la de las decisiones imposibles de prever, la de las argucias tan difíciles de evitar, la del bondadoso corazón que fácilmente se ablandaba, su soberana, su misterioso todopoderoso monarca, ya no existía. Y junto a ella, nosotros éramos muy poca cosa. Ya estaba lejos aquel tiempo,  cuando  empezamos  a  pasar  los  veranos  en  Combray,  en que para Francisca poseíamos igual prestigio que mi tía.”

“Pero vagar así por los bosques de  Roussainville,  sin  una  moza  a  quien  besar,  era  no  conocer  el tesoro oculto de ese bosque, su más honda belleza. Esa muchacha que  yo  me  representaba  siempre  rodeada  de  verdor  era  también como  una  planta  local  de  más  elevada  especie  que  las  demás,  y cuya estructura me dejaría sentir, mucho más de cerca que en las otras, el sabor profundo de la tierra aquella. (…) porque estaba todavía en esa edad en que aun no hemos abstraído el gozo de poseer a las mujeres de las personas que nos le ofrecieron, y aun no se lo ha reducido a una noción general que nos haga considerar desde entonces a las mujeres como los instrumentos intercambiables  de  un  placer  siempre  idéntico.”

“y mi madre pensaba en aquella otra renuncia, aun más dura, a que tuvo que ceder el señor Vinteuil: renunciar a un porvenir de honradez y respeto para su hija; y cuando evocaba  aquella  suprema  aflicción  del  viejo  maestro  de  piano  de mis  tías,  sentía  pena  de  verdad  y  pensaba  con  terror  en  esa  otra pena,  mucho  más  amarga  que  debía  de  tener  la  hija  de  Vinteuil, unida al remordimiento de haber ido matando poco a poco a su padre. .Pobre señor Vinteuil .decía mamá.: vivió y murió por su hija,  que  no  le  dio  ningún  pago. Veremos  si  se  lo  da  después  de muerto y en qué forma. Sólo ella puede hacerlo.”

“Y  su  mirada  tomó,  sin  duda, porque  yo  no podía distinguirla, aquella expresión que tanto gustaba a mi abuela, al pronunciar estas palabras:
-Cuando digo que nos vean, me refiero a que nos vean leer:  es  que  por  insignificante  que  sea  lo  que  una  está  haciendo, siempre molesta que haya unos ojos que nos estén mirando.”


“Y esos sueños me avisaban de que puesto que yo quería ser escritor, ya era hora de ir pensando lo que iba a escribir. Pero en cuanto me hacía yo esta pregunta, y trataba de encontrar un asunto en que cupiera una significación filosófica infinita, mi espíritu dejaba de funcionar, no veía más que un vacío delante de mi atención, me daba  cuenta  de  que  yo  no  tenía  cualidad  genial,  o  acaso  que  una enfermedad cerebral las impedía desarrollarse. (…)
Me  parecía entonces que existía como los demás humanos, que al igual de ellos envejecería y moriría, y que entre los hombres pertenecía yo a aquel género  de  los  que  no  tienen  disposiciones  para  escribir.”

“Y  en  seguida  la  quise, porque  si  algunas  veces  basta  para  que  nos  enamoremos  de  una mujer con que nos mire despectivamente, como a mí se me figuraba que me miró la hija de Swann, y con pensar que jamás será nuestra, también otras veces no requiere el enamorarse más que una mirada bondadosa, como la de la señora de Guermantes, y la idea de que acaso  esa  mujer  sea  nuestra  algún  día.”

“No he vuelto a pensar en esta página; pero recuerdo que en aquel momento, cuando en el rincón del pescante donde solía colocar el cochero del doctor un cesto con las aves compradas en el mercado de Roussainville la acabé de escribir, me sentí tan feliz, tan libre del peso de aquellos campanarios y de lo que ocultaban, que, como si yo fuera también una gallina y acabara de poner un huevo, me puse a cantar a grito pelado.”

“Como creía en las cosas y en las personas cuando andaba por aquellos caminos, las cosas y las personas que ellos me dieron a conocer son los únicos que tomo aún en serio y que me dan alegría.”

“es ese paisaje cuya individualidad viene a veces durante la  noche  en  mis  sueños   a  sobrecogerme  con  una  fuerza  casi fantástica,  imposible  de  encontrar  luego  cuando  me  despierto.”

Céfora, hija de Jatro y esposa de Moisés, que Botticelli pintó en uno de los muros de la Capilla Sixtina ("Los juicios de Moisés", 1481-1482).






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