¿Cree
que una de las herencias del mundo romano es el papel de las mujeres
en la sociedad, el machismo?
Si
pensamos que la cultura occidental depende de su pasado romano y
griego, en algunos casos es para peor. Está muy bien admirar a
Virgilio y estudiar sus debates, pero también aprendimos
del mundo antiguo cómo oprimir a las mujeres y sobre las jerarquías
o el imperialismo. No hay ninguna cultura buena o mala sin matices.
Tenemos que ser capaces de mirar a los romanos a los ojos,
criticarlos, admirarlos, pero también polemizar con ellos.
Nos proporcionan unas lecciones
bastante útiles.
Hace unos años estaba grabando un programa de radio desde el Coliseo
y escuchaba lo que los profesores les explicaban a los alumnos con
los que visitaban el monumento. Los profesores de las diferentes
nacionalidades tenían más o menos el mismo discurso. En un momento
les preguntaban a los niños: ¿Para qué servía el Coliseo?. Y uno
respondía rápidamente: Para matar a gente. ¿Lo haríamos ahora?,
replicaba el profesor. El niño respondía que no. El mensaje final
es que vivimos
en una sociedad que ha mejorado mucho éticamente.
Eso es cierto en algunos casos, sin duda, pero tenía ganas de
intervenir y preguntar qué les ocurre a los boxeadores. No
matamos a gente ante nosotros, pero seguimos yendo a peleas por
placer y, aunque no mueran ante nosotros, sabemos cuáles son las
consecuencias para ellos.
Tenemos que resistirnos
a la idea de que la comparación con los romanos nos deje muy
satisfechos sobre nuestra excelencia moral.
Deberíamos pensarlo dos veces cada vez que creemos que somos mejores
que ellos. La
esclavitud es otro caso claro. ¿No tenemos esclavos? ¿Estamos tan
seguros?
Entrevista
a Mary Beard, Los romanos crearon el mundo globalizado por Guillermo
Altares [El País, 9 de junio de 2016]
Entrevista a Mary Beard, Los romanos crearon el mundo globalizado por Guillermo Altares [El País, 9 de junio de 2016]
Mary Beard, emperatriz de Roma por Jacinto Antón [El País, 29 de marzo de 2014]
Entrevista a Mary Beard por Ernest Alós, [El Periódico, 31 de mayo de 2016]
Anda y que te ondulen, Elvira Lindo [El País, 20 de febrero de 2016]
El vagón de los raros, Elvira Lindo [El País, 11 de junio de 2016]
La voz pública de las mujeres, Mary Beard. Letras Libres, 22 de abril de 2014
Entrevista a Mary Beard, Los romanos crearon el mundo globalizado por Guillermo Altares [El País, 9 de junio de 2016]
Los
romanos tenían muchas cosas admirables, desde luego, acueductos,
carreteras, el derecho, etcétera, pero ¿cómo podían juntar
refinamiento y sabiduría con violencia como lo hicieron? “Eso es
lo complejo, lo difícil, ver que eran tan parecidos y sin embargo
presentaban algunos rasgos que nos inquietan. Hay que decir, sin
embargo, que los romanos fueron los grandes críticos de sí mismos.
Había
muchas voces en Roma contra la corrupción, el militarismo, la
injusticia”.
Vaya, ¿por ejemplo? “Tácito. Recuerda el discurso de Calgaco, el
jefe britano, que recoge en las páginas de Agrícola.
‘Los
romanos, cuya soberbia en vano se evita con la obediencia y el
sometimiento. Saqueadores del mundo, si el enemigo es rico se
muestran codiciosos, si es pobre, despóticos’.
Un discurso que culmina con las célebres palabras ‘a
la rapiña, el asesinato y el robo los llaman por mal nombre gobernar
y donde crean un desierto, lo llaman paz”
(atque
ubi
solitudinem faciunt, pacem apellant).
“¡Qué
gran encapsulación de la conquista imperial! Lo
más grande es que por supuesto esa arenga a las tropas que pone en
boca del líder enemigo es en realidad obra suya, de Tácito. Lo
admiro mucho, especialmente al autor de los Anales”.
Mary
Beard, emperatriz de Roma por Jacinto Antón [El País, 29 de marzo
de 2014]
En
‘SPQR’ usted concluye que no debemos creer que los clásicos
pueden darnos lecciones sobre cada uno de nuestros problemas
actuales. Y añade que la manera correcta de aproximarse a ellos es
‘dialogar’. ¿Qué entiende por dialogar?
Quiero
decir que si leemos discusiones de los antiguos sobre controversias
como las libertades civiles o los derechos ciudadanos o el
imperialismo, leemos análisis agudos que nos hacen pensar más.
Cuando Tácito escribió ‘Crean un desierto y lo llaman paz’,
hablando del imperialismo romano, está señalando a unas cuestiones
incómodas y a deberes que hoy son
relevantes.
Entrevista
a Mary Beard por Ernest Alós, [El Periódico, 31 de mayo de 2016]
Hay
muchas maneras de hacer que una mujer se calle. Una es la directa,
cállate. Está la muy habitual de no cederle la palabra. O cedérsela
pero no escucharla. La más ruin de todas: ridiculizarla hasta
conseguir que se amedrente. Hay ocasiones en las que para callar a
una mujer se busca la complicidad del marido, “por favor, cállela1
usted”. Se diría que son prácticas anacrónicas, pero no. […]
Será
que ando introduciéndome en las prácticas del mindfulness,
que el músculo que he ejercitado más en vida es el de la
resistencia o que cuando
alguien ataca de manera tan grosera
una se refugia en las cosas que le gustan, pero el caso es que la
zafiedad
no se me contagia.
Anda
y que te ondulen, Elvira Lindo [El País, 20 de febrero de 2016]
Qué
violenta es la mala educación. Y qué íntimamente agitada se siente
una cuando es víctima de los malos modos.
Viajo en el AVE, movida por esos bolos a los que a menudo obliga el
oficio, y avanzo hacia mi asiento con la esperanza de pasar un rato
mirando el paisaje ovejunamente, dormitando o leyendo. Pero nada más
entrar en el vagón veo a un tío dando zancadas de un lado a otro,
coronado con unos enormes auriculares, hablando
a gritos
sobre un asunto comercial. Agita los brazos como si estuviera en un
despacho y le comunica a
voces
a su interlocutor el número de móvil. Le dan ganas a una de tomar
nota y hacerle una llamada perdida a las cinco de madrugada. Con
delicadeza le hago un gesto con las manos para que baje el volumen,
porque si la cosa empieza así me temo que me espera un viaje
espantoso, a mí y al resto de viajeros del vagón, aunque siempre
tengo la sensación de que en España la contaminación acústica no
le importa a casi nadie,
o que nadie considera que la tranquilidad sea un derecho cuando has
pagado un billete, no precisamente barato, de AVE.
El
tío me mira, extrañadísimo, como si en el
código de buena conducta que cada uno lleva interiorizado desde sus
años de formación no cupiera la circunstancia de que
alguien le pidiera, por favor, algo de consideración con el prójimo.
Cuando termina su llamada, le oigo increparme a mis espaldas:
— ¡Señora,
que sepa usté
que no es un vagón de silencio!
Y
es que así han entendido algunos viajeros la existencia de los
llamados vagones de silencio: si
Renfe ha establecido que hay un lugar donde no se puede hablar alto
ni molestar
con las insoportables musiquillas de los puñeteros móviles es
porque en el resto del tren los viajeros están autorizados a hacer
lo que les dé la real gana. Trato de respirar hondo y hacer unos de
esos stop
que recomiendan en los cursos de mindfulness
para contener el impulso de la reacción inmediata, pero no me
funciona. Me vuelvo, le miro a los ojos, e imbuida del espíritu
pedagógico de Juan de Mairena le contesto sin elevar el tono:
— Señor,
la educación no es exclusiva de un vagón
en particular.
Para
qué más. Acabo de ofender su sagrada sensibilidad y me amenaza:
— ¿Me
está usté
llamando a mí maleducado?
No
le contesto. Echo un vistazo al resto
de viajeros, que permanecen en silencio contemplando la escena.
Realmente, no consigo discernir si en este debate están con él o
conmigo.
—¡Usté
a mí no me llama maleducado! ¡A ver si cojo y me siento a su lado y
me paso hablando a gritos todo el viaje! […]
y,
algo todavía más irritante, presenciando ese
respeto reverencial que se le tiene en España a aquel que hace ruido
o ese miedo a llamar la atención a quien molesta.
Esto último no me extraña, porque en mitad del viaje, el tipo me
busca entre los asientos, se coloca de pie a mi lado y se está un
rato hablando. No mucho, lo suficiente para
que me quede claro quién manda en aquel espacio cerrado.
Y sí, desde luego, él es el jefe de la manada: el
más fuerte, el más agresivo, el más chulo y, además, yo no cuento
con nadie que me apoye.
El
vagón de los raros, Elvira Lindo [El País, 11 de junio de 2016]
En el primer artículo de Elvira Lindo Anda y que te ondulen ella responde a un periodista concreto que la está queriendo hacer callar. Lo interpreto según el artículo La voz pública de las mujeres de Mary Beard, es decir, está queriendo excluirla del debate público:
Nos enfrentamos más bien a una exclusión del debate público mucho más activa y malintencionada y, es importante señalarlo, una exclusión que tiene un impacto mucho mayor del que por lo regular reconocemos en nuestras tradiciones, convenciones y suposiciones sobre la voz de las mujeres. Me refiero a que el habla en público y la oratoria no eran solo cosas que las mujeres de la antigüedad no practicaran: eran costumbres y habilidades exclusivas que definían la masculinidad como género. Como hemos visto en el caso de Telémaco, convertirse en un hombre –y estamos hablando de un hombre de la élite– consistía en reclamar el derecho a hablar. El habla en público era un –si no el– atributo definitorio de la masculinidad. […] Lo que trato de subrayar aquí es que esto no es la ideología peculiar de una cultura distante. Tal vez solo distante en el tiempo. Es la tradición del habla en función del género –y la teorización del habla en función del género– de la que todavía somos, directa o con más frecuencia indirectamente, herederos.
Y lo hace de una manera zafia y grosera porque no sabe debatir y, en lugar de dar argumentos contra la opinión de una mujer, la insulta para desautorizarla:
¿Cómo
siente el haberse convertido en una heroína en la lucha
contra los abusadores de Internet?
Tuve mucha suerte de haber sido atacada cuando ya era bastante vieja
y resistente. He pasado muchos años enseñando y debatiendo,
y cuando
alguien dice algo con lo que no estoy acuerdo, le respondo, le digo
lo que pienso.
Y trato a los trolls
así.
Si alguien me insulta de una forma brutal, soy lo bastante mayor como
para lidiar con eso, pero también tenía el
valor suficiente
como para responderle, porque es
lo que hago cada día,
y
pedirle que borre ese tuit. Y, si no lo hace, lo retuiteo, que es una
forma de utilizar el poder de la gente contra él porque la mayoría
de las personas sensatas no está de acuerdo con
que se trate así a los demás.
Entrevista
a Mary Beard, Los romanos crearon el mundo globalizado por Guillermo
Altares [El País, 9 de junio de 2016]
Es un fenómeno curioso. Se trata de un asunto general de falta de tolerancia y de educación (falta de respeto hacia los demás) y un problema específico de machismo y de intentar excluir a la mujer del debate público. Una forma de indicarle: con usted ni siquiera voy a debatir porque está desautorizada. Limítese a comentar asuntos frívolos y superficiales [¿No escribe usted en la sección de Estilo?] y déjenos a los hombres discutir sobre política y asuntos serios. No se meta dónde no la llaman. Y si lo hace, sepa que va a recibir desconsideración por nuestra parte y que la vamos a someter al tercer grado.
¿Qué apoyo recibió Elvira Lindo por el ataque directo de Hermann Tersch? Parece que, públicamente2, el apoyo de su marido, el escritor Antonio Muñoz Molina. ¿Y el resto de compañeros periodistas, se posicionaron?
Pero unos tres meses y poco más tarde escribe un artículo enfocando el mismo asunto desde un punto de vista general y sin mencionar el tema latente del machismo, abordando un encontronazo muy parecido, sólo que esta vez con un personaje desconocido, y se convierte en trending topic3. Da que pensar. En este segundo caso, la mayoría se ha sentido identificada, sea hombre o mujer. ¿Quién soporta al pelma maleducado que va dando gritos en un vagón de tren? Se pasa por alto que está abusando de su condición masculina presentándose como el jefe de la manada, el más agresivo, el chulo amenazador.
Sí, sí, en España hay muy poca educación, muy malas formas, se molesta e incordia a los demás y se es desconsiderado con los que quieren tranquilidad y descanso. Parece que esa crítica la toleramos y todos vamos en el vagón de Elvira, sufridores de una minoría de groseros. Pero muy pocos levantan la voz, temerosos de que el chulo de turno les cierre la boca de un manotazo.
Pero si se aborda el asunto desde otra perspectiva, ¿somos machistas? ¿toleramos el machismo? Amigo, esto ya es otra cosa. Cada palo que aguante su vela.
Yo, por si acaso, ahí no me meto. Excepto algunos valientes.
0
retweets 0 me gusta
Lejos de pedir disculpas:
Me
negaba a creerlo pero si termina un artículo así es que es cierto:
Muñoz Molina es otro tonto contemporáneo.

- Retweets 13
- Me gusta 20
11:42
- 19 feb. 2016
1Elvira
fue a hablar con Rita Maestre, la portavoz del Ayuntamiento de
Madrid, cuando se acercaba la fecha del célebre juicio por “ofensas
a los sentimientos religiosos”. […] Al día siguiente, el
columnista Hermann Tersch, la obsequió con un tweet que dice
literalmente:
“Muñoz Molina siempre ha demostrado cierto
músculo moral. Estará asqueado ante la vergonzosa baba mentirosa
de Elvira Lindo sobre Rita Maestre”. Baba y músculo, AMM
2
Según
interpreto por lo siguiente: El resto de viajeros, que permanecen en
silencio contemplando la escena. Realmente, no consigo discernir si
en este debate están con él o conmigo. […] además, yo no cuento
con nadie que me apoye.
3
Un trending topic (recomendado en español,
tendencia, tema de
tendencia o tema del momento) es una de las
palabras o frases más repetidas en un momento concreto en una red
social.
Acuñada por primera vez por Twitter, quien en la
página de inicio muestra los diez más relevantes, pudiendo el
usuario escoger el ámbito geográfico que prefiera, mundial o
localizado, o personalizadas, en función además de a quién sigue
el propio usuario. La gran repercusión que están teniendo en la
prensa ha provocado que esta expresión sea utilizada también para
denominar un tema de gran interés, esté o no siendo comentado en
la red social. Elvira Lindo fue tendencia en Twitter por su artículo El vagón de los raros.

No hay comentarios:
Publicar un comentario