martes, 12 de enero de 2016

Respirar por la herida

No revelé nada que hubiera que mantener oculto. Al contrario: mantuve oculto lo que debería haber revelado. Me negué a admitir su existencia. Sé que negar a alguien es un tipo más bien inofensivo de traición. Desde fuera no se aprecia si uno está negando a alguien o simplemente pretende ser discreto o considerado o sólo intenta evitar situaciones delicadas o molestas. Pero el que niega a otro sabe muy bien lo que hace. Y negar una relación es una manera de socavarla tan grave como otras formas de traición más espectaculares.
El lector, Bernhard Schlink. Traducido por Joan Parra Contreras


Tan unidas marcharon nuestras almas, con cariño tan ardiente se amaron y con afección tan intensa se descubrieron hasta lo más hondo de las entrañas, que no sólo conocía yo su alma como la mía, sino que mejor hubiera fiado en él que en mí mismo. […]
En conclusión: son éstos efectos que no puede imaginar el que no los ha experimentado, y que me hacen honrar sobremanera la respuesta que dio a Ciro un soldado joven, a quien el monarca preguntó qué precio quería por un caballo con el cual había ganado el premio de la carrera, añadiendo si lo cambiaría por un reino: «No en verdad, señor; pero lo daría de buen grado por adquirir un amigo, si yo encontrara un hombre digno de tal alianza.» No decía mal «si yo encontrara», pues se tropieza fácilmente con hombres propios para mantener una amistad superficial; pero en la otra en que nada se reserva ni nada se exceptúa, en que se obra con abandono completo, hay necesidad de que todos los resortes sean perfectamente nítidos y seguros.
De la amistad, Ensayos, Michel de Montaigne



Esas palabras que Montaigne dedica a La Boëtie para distinguir la verdadera amistad (más justa y mejor compartida) podría yo atribuírselas sin temor a mi padre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Chrome - Handwriting/>Chrome - Handwriting