Mirá, si han pasado siete semanas
y te siguen llamando y no ha ocurrido nada, lo más probable es que sea una
broma o simplemente ganas de joder. Cuando ocurre una cosa así, uno genera
un miedo real, pero también, y es lógico que así suceda, uno inventa otra
porción de miedo. Vos que siempre supiste de música: ¿conocés un tango de
Eladia Blásquez que habla de los miedos que inventamos? "Los miedos que
inventamos/nos acercan a todos". Ah, no estoy de acuerdo. Esos miedos que
inventamos son los más peligrosos. De ésos tenés que librarte, y con
urgencia, porque los miedos que inventamos son los únicos que nos pueden
enloquecer. Agustín, ha sido una suerte que te encontrara, o que me
encontraras, porque voy a sacarte del cepo.
Jules et Jim, Mario Benedetti

es el señor y dueño
de muchos miedos más,
voraces y pequeños,
en una angustia sorda
que brota sin razón,
y crece muchas veces
ahogando el corazón.
¡El miedo de vivir
es una valentía!
Queriéndose asumir
en cada nuevo día,
es tuyo y es tan mío
que sangra en el latir
igual que un desafío
el miedo de vivir.
Los miedos que inventamos
nos acercan a todos
porque en el miedo estamos
juntos, codo con codo...
Por temor que nos roben
el amor, la paciencia
y ese pan que ganamos
con sudor y a conciencia.
La soledad es miedo
que se teje callando,
el silencio es el miedo
que matamos hablando,
¡y es un miedo el coraje
de ponerse a pensar,
en el último viaje...
sin gemir ni temblar!
El miedo de vivir, 1973
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