miércoles, 19 de diciembre de 2012

Un ejemplar de Dante


Marco Stanley Fogg. El narrador.
“Fue el verano en que el hombre pisó por primera vez la luna. Yo era muy joven entonces, pero no creía que hubiera futuro. Quería vivir peligrosamente, ir lo más lejos posible y luego ver qué me sucedía cuando llegara allí. Tal y como salieron las cosas, casi no lo consigo. Poco a poco, vi cómo mi dinero iba menguando hasta quedar reducido a cero; perdí el apartamento; acabé viviendo en las calles. De no haber sido por una chica que se llamaba Kitty Wu, probablemente me habría muerto de hambre. La había conocido por casualidad muy poco antes, pero con el tiempo llegué a considerar esa casualidad una forma de predisposición, un modo de salvarme por medio de la mente de otros. Esa fue la primera parte. A partir de entonces me ocurrieron cosas extrañas.”
“Llegué a Nueva York en el otoño de 1965. Tenía entonces dieciocho años, y durante los primeros nueve meses viví en un colegio universitario. En Columbia, a todos los estudiantes de primer año que no fueran de la ciudad se les exigía vivir en el campus, pero cuando terminé el curso me trasladé a un apartamento de la calle 112 Oeste. Allí fue donde viví durante los siguientes tres años, hasta el mismo momento en que toqué fondo.”
“Viví con mi madre hasta los once años, pero entonces ella murió en un accidente de tráfico, atropellada por un autobús que patinó y perdió el control en una calle nevada de Boston. Nunca hubo un padre en la película”
“Siempre es muy joven y guapa cuando la veo, y probablemente ese recuerdo es exacto, puesto que sólo tenía veintinueve años cuando murió.”
“a veces percibía que emanaba de ella una verdadera tristeza, una sensación de que estaba batallando con alguna vasta y eterna confusión.”
“Ese era un tema del que se negaba a hablar conmigo, y siempre que le preguntaba se mantenía inflexible.”
“A mi madre la enterraron junto a sus padres en el cementerio de Westlawn, y yo me fui a vivir con el tío Victor en el barrio de North Side de Chicago.”
“El hermano mayor de mi madre era un soltero de cuarenta y tres años, larguirucho y de nariz aguileña, que se ganaba la vida como clarinetista. Como todos los Fogg, tenía tendencia a la apatía y la ensoñación, a fugas repentinas y prolongados letargos. Después de un prometedor comienzo en la Orquesta de Cleveland, estos rasgos de su carácter acabaron por dominarle.”
“Cuando fui a vivir con él en febrero de 1958, daba clases de clarinete a principiantes”
“Como era de esa clase de personas que siempre están soñando con hacer otra cosa mientras están ocupadas”
“-Cada hombre es el autor de su propia vida –dijo-. El libro que estás escribiendo aún no está terminado.”
“Cuando conocí a Kitty Wu, ella me dio varios otros nombres, pero ésos eran de su exclusiva propiedad, por así decirlo, y también me alegré de recibirlos”
“Poco después de cumplir yo catorce años, la población de nuestra casa aumentó a tres. Dora Shamsky, de soltera Katz, era una fornida viuda de cuarenta y tantos años con una extravagante melena rubio platino y un trasero enfundado en una faja muy apretada.”
“Pronto aprendí que había dos Doras. La primera era toda animación y actividad, un personaje brusco y masculino que se movía por la casa con la eficacia de un sargento, un baluarte de quebradizo buen humor, una sabelotodo, una mandona. La segunda Dora era una borracha coqueta, una mujer sensual, llorosa y autocompasiva que se tambaleaba por la casa en albornoz rosa y vomitaba sus borracheras en el suelo del cuarto de estar.”
“Cuando tenía que enfrentarse a una elección entre el ahora y el luego, Victor siempre había elegido el ahora, y dado que toda su vida estaba ligada a la lógica de este impulso, era natural que optase por el ahora una vez más.”
“Las explicaciones de Victor respecto al divorcio eran bastante confusas, y nunca estuve seguro de lo que pasó en realidad. (…) mencionó a un hombre llamado George”
“Parecía más aliviado que apenado por estar solo otra vez. Victor había sobrevivido a las batallas matrimoniales, pero eso no significaba que no le hubieran dejado heridas. (…) Como no quería aumentar mi alarma, logré convencerme de que sus problemas tenían menos que ver con su cuerpo que con su estado anímico. (…) su cuerpo me hablaba en clave, y yo no tuve recursos o la inteligencia necesarios para descifrar el mensaje.”
“Nos hemos salido del circuito del pollo de goma y vamos a intentar ir a lo grande.”
“Pero me atrae la idea de esos espacios abiertos, la idea de tocar mi música bajo el cielo del desierto. ¿Quién sabe si no se me revelará allí una verdad nueva? (…) tengo que viajar ligero de equipaje. Tendré que desechar cosas, regalarlas, tirarlas a la basura. Como me duele pensar en perderlas para siempre, he decidido dártelas a ti.”
Me quedaré con un ejemplar de Dante, pero todos los demás son para ti.”
“Pero antes o después nos reuniremos de nuevo, estoy seguro. Al final todo sale bien, ¿comprendes?, todo conecta. Los nueve círculos. Los nueve planetas.”
“una mujer gorda a caballo en Cheyenne (…) Teniendo en cuenta las cosas que pasan en el mundo, dije, era muy posible que la mujer fuese la mismísima Dora.”
“conseguía mantenerme en contacto espiritual con él llevando su traje.”
“En momentos de tensión y tristeza, constituía para mí un consuelo sentirme arropado en el calor de la ropa de mi tío, y hubo veces en que imaginé que el traje me mantenía entero, que si no lo llevara puesto, mi cuerpo volaría en pedazos.”
“Yo era el intelectual sublime, el futuro genio arisco y obstinado, el rebelde inconformista que se mantiene apartado de la manada. (…) Era una grotesca amalgama de timidez y arrogancia”
“Más que nada, el traje era una divisa de mi identidad, el emblema de la forma en que yo deseaba que me vieran los demás.”
“Zimmer me agradaba bastante (de hecho, era mi mejor amigo), pero después de cuatro años de compañeros de cuarto y dormitorios escolares, no podía resistir la tentación de vivir solo.”
“Luego cumplí veinte años, y pocas semanas después recibí una larga carta del tío Victor, casi incomprensible, escrita a lápiz en la parte de atrás de unas hojas amarillas de pedido de la Enciclopedia Humboldt. Por lo que pude deducir, corrían tiempos duros para los Hombres de la Luna
“Según el informe preliminar del forense, la causa probable de la muerte era un ataque cardíaco.”
“Después de descomponerse en su habitación casi una semana, no se podía hacer mucho con él.”
“Victor fue enterrado junto a mi madre y el cielo nos obsequió con un diluvio mientras estábamos allí viendo desaparecer a nuestro amigo bajo la tierra.”
“Toda una cadena de fuerzas se había puesto en marcha y en un momento determinado empecé a bambolearme, a volar alrededor de mí mismo en círculos cada vez más grandes, hasta que finalmente me salí de órbita.”
“A partir de aquel momento, de hecho, no hice nada que me ayudara, me negué a mover un dedo. Dios sabe por qué me comporté así. Entonces me inventé incontables razones, pero, en último término, probablemente todo se reducía a la desesperación. (…) Esto era nihilismo elevado al nivel de una proposición estética. Convertiría mi vida en una obra de arte, sacrificándome en aras de tan exquisitas paradojas que cada respiración me enseñaría a saborear mi propia condena. (…) No haría nada por impedir que ocurriera lo inevitable, pero tampoco correría a su encuentro. (…) Simplemente, sabía lo que me esperaba, y tanto daba que sucediera hoy o mañana, porque sucedería de todas formas. Eclipse total.”
“Fue entonces cuando empecé a leer los libros del tío Victor. (…) Esa fue la forma que elegí de llorar la muerte del tío Victor.”
“Me consolaba pensar que estaba ocupando el mismo espacio mental que mi tío había ocupado antes, leyendo las mismas palabras, viviendo las mismas historias, quizá albergando los mismos pensamientos.”
“Podía seguir el proceso de mi propio descuartizamiento. Pedazo a pedazo, me veía desaparecer. Aquéllos eran tiempos difíciles para todos, desde luego. Los recuerdo como un tumulto de política y multitudes, de megáfonos, atrocidades y violencia. En la primavera de 1968, cada día parecía vomitar un nuevo cataclismo.”
“Poco después, ese mismo mes, el campus de Columbia se convirtió en un campo de batalla y cientos de estudiantes fueron arrestados, entre ellos algunos soñadores como Zimmer y yo. No tengo intención de comentar nada de eso aquí. (…) Mi propia historia se alza sobre los escombros de aquellos días, y a menos que se entienda así, nada de ella tendrá sentido.”
“Puesto que no quería que nadie supiera lo pobre que era, no veía otra alternativa para salir de estos apuros que mentir.”
“Así comenzó el verano de 1969. Parecía casi seguro que sería el último que pasaría en la tierra.”
“La casualidad quiso que le llevara los últimos a Chandler el mismo día que los astronautas aterrizaron en la luna.”
“Con voz solemne e inexpresiva declaró que aquél era el acontecimiento más importante desde la creación del hombre. (…) Pero, pese a lo absurdo del comentario, había una cosa que nadie podía discutir: desde el día en que fue expulsado del paraíso, Adán nunca había estado tan lejos de casa.”
“No puedo estar seguro de nada de ello, pero el hecho era que las palabras Palacio de la Luna empezaron a apoderarse de mi mente con todo el misterio y la fascinación de un oráculo. Todo estaba mezclado en ellas al mismo tiempo”
“-Es una coincidencia curiosa –siguió él, sin hacer caso de lo que yo había dicho-. A Kitty le va a encantar. Le encantan esas cosas. (…)
-Mirad todos –dijo sonriente mi anfitrión medio desnudo-. Es el hermano gemelo de Kitty.”
“A falta de algo mejor que hacer, examiné a mi hermana gemela, una muchacha china, menuda, de diecinueve o veinte años, con pulseras de plata en ambas muñecas y una cinta de cuentas estilo navajo alrededor de la cabeza. Me devolvió la mirada con sonrisa –una sonrisa excepcionalmente cordial, pensé, llena de humor y complicidad- y luego volví mi atención a la mesa”
“me sentí cada vez más consciente de lo agradable que era estar sentado al lado de mi gemela largo tiempo perdida. Por comentarios de la charla, deduje que era bailarina, y no había duda de que la camiseta de los Mets le sentaba mucho mejor a ella que a mí. Era difícil no sentirse impresionado, y mientras ella seguía charlando y riendo con los otros, yo le lanzaba miraditas de reojo.”
“Llené una mochila con unas cuantas cosas, me puse el estuche del clarinete debajo del brazo y salí por la puerta. Estábamos a finales de agosto de 1969. (…) No miré atrás ni una sola vez.”
“Puedo escribir las cosas que me sucedieron, pero por muy minuciosa y precisamente que lo haga, esas cosas nunca serán más que una parte de la historia que estoy tratando de contar.”
“-No acabo de entender por qué viniste –dije-. Sólo nos habíamos visto una vez y yo no podía importarte nada entonces. ¿Por qué ibas a tomarte tantas molestias por alguien que ni siquiera conocías? (…)
-Porque pensé que estabas en peligro –dijo-. Pensé que estabas en peligro y nunca me había dado nadie tanta pena en mi vida.”
“Así fue como finalmente me rescataron: porque los dos salieron a buscarme. En aquel momento yo lo ignoraba, claro está, pero, sabiendo lo que sé ahora, me es imposible recordar aquellos días sin sentir una oleada de nostalgia por mis amigos. En cierto sentido, eso altera la realidad de lo que experimenté. Yo había saltado desde el borde del acantilado y justo cuando estaba a punto de dar contra el fondo, ocurrió un hecho extraordinario: me enteré de que había gente que me quería. Que le quieran a uno de ese modo lo cambia todo. No disminuye el terror de la caída, pero te da una nueva perspectiva de lo que significa ese terror. Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante, algo me cogió en el aire. Ese algo es lo que defino como amor. Es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa lo bastante poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad.”
“Observen cómo el orgullo debilitaba mi resolución de mantenerme al margen de mi desgracia, el orgullo y una sensación de vergüenza. Una parte de mí estaba horrorizada por lo que había permitido que me sucediera y no quería correr el riesgo de encontrarme con alguien que conociera.”
“Si el tío Victor pudiera verme, pensé, se quedaría destrozado, enfermo en el alma. Me había convertido en una nada, un muerto que caía de cabeza al infierno. (…) Esto es lo que me merezco, me dije. Yo me he hecho mi nada y ahora tengo que vivir en ella.”
“Mi estado de ánimo saltaba temerariamente de un extremo al otro, haciéndome pasar de la alegría a la desesperación tan a menudo que mi mente salía maltrecha del viaje. (…) Me esforcé por recuperar cierto equilibrio interior, pero fue en vano. (…) Mi ensimismamiento era tan intenso que ya no podía ver las cosas tal y como eran: los objetos se convertían en pensamientos y cada pensamiento era parte del drama que estaba siendo interpretado en mi interior.
Una cosa había sido estar sentado en mi habitación esperando que el cielo se me cayera encima y otra bien distinta era verme arrojado a la calle.”
“Esto era Nueva York, pero no tenía nada que ver con el Nueva York que yo había conocido siempre. Carecía de asociaciones, era un lugar que podía haber estado en cualquier parte. Mientras le daba vueltas a esta idea, se me ocurrió de pronto que había sobrevivido a la primera noche.”
“no hacer nunca nada que perturbe el flujo del tráfico humano. Si respetas las reglas de este juego, la gente tiende a ignorarte. Hay una mirada vidriosa especial en los ojos de los neoyorquinos cuando van andando por las calles, una natural y quizá necesaria forma de indiferencia hacia los demás. El aspecto que tengas no importa, por ejemplo. (…) En cambio, el modo en que actúas dentro de tu ropa es de la máxima importancia. Los gestos raros de cualquier clase son automáticamente interpretados como una amenaza. “
“Siempre que caminaba entre la multitud, rápidamente me hacían avergonzarme y tomar conciencia de mí mismo. Me sentía una mancha, un vagabundo, una pústula de fracaso en la piel de la humanidad.”
“Si las calles me obligaban a verme como los demás me veían, el parque me daba la posibilidad de regresar a mi vida interior, de valorarme exclusivamente en términos de lo que estaba pasando dentro de mí. Descubrí que es posible sobrevivir sin un techo pero no se puede vivir sin establecer un equilibrio entre lo interno y lo externo. Eso es lo que me dio el parque. Tal vez no era lo que se dice un hogar, pero, a falta de otro refugio, se convirtió en algo muy parecido.”
“empecé a notar que las cosas buenas me sucedían sólo cuando dejaba de desearlas. (…) desear demasiado las cosas impedía que sucedieran. Esa era la consecuencia lógica de mi teoría. (…) En otras palabras, conseguía lo que quería sólo si no lo quería. (…) Si mis deseos únicamente podían ser satisfechos no pensando en ellos, entonces todo pensamiento acerca de mi situación era necesariamente contraproducente.”
“Yo era un instrumento de sabotaje, me decía, una pieza suelta en la maquinaria nacional, un inadaptado cuya función era paralizar los engranajes. Nadie podía mirarme sin sentir vergüenza o indignación o lástima. Yo era la demostración viviente de que el sistema había fallado, de que la engreída y sobrealimentada tierra de la abundancia se estaba agrietando.”
“cualquier cosa era posible en este mundo. Esa idea me proporcionaba consuelo. La causalidad ya no era el oculto demiurgo que gobernaba el universo: abajo era arriba, el último era el primero, el final era el principio. Heráclito había resucitado de su montón de estiércol y lo que tenía que enseñarnos era la más simple de las verdades: la realidad era un yo-yo, el cambio era la única constante.”
“Si mis dos amigos no me hubieran encontrado cuando lo hicieron, creo que no cabe duda de que me habría muerto. Había agotado mis reservas y ya no tenía nada con que defenderme.”
“Fue una de esas lluvias cataclísmicas: el cielo se abrió repentinamente en dos y el agua empezó a caer a cántaros, con una prodigiosa furia de sonido. Estaba empapado antes de despertarme, con todo el cuerpo acribillado, y las gotas rebotaban sobre mí como perdigones.”
“A nadie se le permite morir más de una vez.”
“Esto es la soledad humana, me dije. Esto es lo que significa no tener a nadie. Sin embargo, ya no estaba iracundo y pensé esas palabras con una especie de franqueza brutal, de absoluta objetividad.”
“Hace dos años, por razones tanto personales como filosóficas, decidí dejar de luchar. (…) pensé que, abandonándome al caos del mundo, quizá el mundo acabaría por revelarme alguna secreta armonía, alguna forma o esquema que me ayudaría a penetrar en mí mismo. La idea era aceptar las cosas tal y como son, dejarse llevar por la corriente del universo.”




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